¡Qué grande es la Justicia! Pero la preocupación por la corrupción sube 5 puntos según el CIS. El robo legal es cosa natural, de ése no se habla. El ilegal a veces interesa que preocupe, se atiza el fuego de esa preocupación, de forma calculada, como y cuando conviene, desde el aparato mediático del sistema. De ese fuego se levanta una espesa cortina de humo.

El capitalismo se engendra en el robo, nace ya despojando a los campesinos de sus tierras para criar ovejas y proletarios destinados a la producción textil capitalista y basa su acumulación primitiva en riquezas robadas, arrancadas a la tierra americana explotando a esclavos africanos. De ahí en más la historia del capitalismo ha sido siempre la historia del robo legal e ilegal. El capital se alimenta y reproduce a sí mismo vampirizando la fuerza de trabajo viva, robando al trabajador millones de horas de trabajo y de vida.

Comparada con el saqueo que acompañó y acompaña al capitalismo en cada una de las etapas de su desarrollo, la cantidad contenida en los "sobres" es poco más que calderilla. Pero conviene alimentar la ilusión de que otros más honrados podrán administrar el capitalismo con transparencia y decoro, sujetar la explotación a un "código ético". O crear el deseo teledirigido de "que venga alguien y ponga orden". En un documento publicado a finales de mayo, el Banco de Inversión estadounidense JP Morgan Chase reclama la derogación de las constituciones democrático-burguesas, que se establecieron en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y el establecimiento en su lugar de regímenes autoritarios.

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