Los progresos sociales y los cambios de periodos se operan en razón directa del progreso de las mujeres hacia la libertad y las decadencias de orden social se operan en razón del decrecimiento de la libertad de las mujeres...Por eso es importante, en este momento de crisis estructural del sistema, ver las condiciones de vida, salud y laborales que tenemos las mujeres de las capas populares y de la clase obrera en el decrépito capitalismo.

La Federación Sindical Mundial saluda las mujeres trabajadoras del mundo y reafirma su compromiso con la lucha por la verdadera igualdad, contra la explotación y la barbarie capitalista. Una lucha que une trabajadores y trabajadoras bajo las banderas de los sindicatos de clase.

La ideología capitalista y patriarcal dominante justifica la discriminación laboral de la mujer en el ideal del “salario familiar”, planteando que si el sueldo del hombre equivale al necesario para toda la familia, el de la mujer es “complementario”. Esta desvalorización pretende justificar que los sueldos de las mujeres sean más bajos, incluso en el mismo puesto de trabajo y dificulta el acceso a puestos de “responsabilidad”.

Según la EPA, tres de cada cuatro personas que trabajan en España lo hacen en el sector servicios y más de la mitad son mujeres, el 53,6% de los 12,76 millones que había en el sector. Este sector exige una gran dedicación y/o una jornada laboral con una amplitud de horarios que en la práctica impide conciliación de la vida familiar y laboral, conciliación que es importante dado que en este sistema el mayor número de horas del trabajo de cuidados lo hacen las mujeres.

Desde la década de los noventa se han producido nuevos modelos migratorios, aumentando la inmigración femenina de carácter económico. Muchas de estas mujeres llegaron al estado español como pioneras del proceso migratorio desde los países empobrecidos más castigados por el capitalismo, en una estrategia de supervivencia familiar.

La violencia contra la mujer es un fenómeno que persiste   de un modo grave y generalizado  reviste la  más diversas formas. Hay violencia física, sexual o emocional  que se produce en la pareja, la más extendida,  donde  casi la mitad de las mujeres que mueren por feminicidio  en el mundo son asesinadas por sus maridos o exparejas, un porcentaje que se eleva al 70% en algunos países.

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