Apenas el día 1 de junio del 2020, se dio el banderazo de la obra insignia del gobierno de López Obrador el llamado “Tren Maya”. Dicho proyecto transitará mediante 15 estaciones en 5 estados del sureste mexicano: Chiapas, Campeche, Yucatán, Tabasco y Quintana Roo con una extensión de vía de 1,440 kms y con una inversión de 139 mil millones de pesos, unos 6 mil 43 millones de dólares, de los cuales 90% de esta inversión será privada y sólo 10% pública. Según el proyecto presentado por el Gobierno Federal, se considera que salgan 1 millón de personas de la pobreza, generando 80 mil empleos en la construcción del mismo, movilizando a cerca de 3 millones de pasajeros al año.

El 1 de abril escribimos un artículo titulado “El coronavirus destapa la olla” y en nuestro primer párrafo decíamos: “Pocos acontecimientos en el mundo han sido difundidos tan profusamente y han sido escuchados por casi la totalidad de la población mundial. Las noticias sobre la pandemia del coronavirus, covid-19, se han convertido en la telenovela de la especie humana”.

Varios eran los títulos candidatos a encabezar este artículo: Privatizar la sanidad con anestesia o, por ejemplo, el célebre Silencio, se privatiza que aparecía en muchas movilizaciones y carteles contra la privatización sanitaria hace ya 10 años. Entonces se hacía una pregunta retórica sobre si éramos conscientes de que nuestra Sanidad Pública estaba sufriendo un intenso grado de privatización desde hacia más de una década. Probablemente la respuesta, excepto en pequeños grupos que venían denunciando la situación, era un NO rotundo. Hoy, tal vez, la respuesta tras el doloroso aprendizaje social sea distinta. Pero hoy ya no es suficiente con saber que las privatizaciones sanitarias matan sino que hoy, si no queremos ser sacrificados y sacrificadas cuando enfermemos, toca luchar a brazo partido y organizadamente por revertir todo lo privatizado y lograr una sanidad pública gratuita (sin copagos), de calidad y universal al servicio del pueblo trabajador y las capas populares.

 

Iniciamos la difusión digital del Unidad y Lucha nº 384, correspondiente al mes de junio 2020, con la separata nº1.

La pandemia ha hecho más visible el choque entre el modelo capitalista neoliberal, su entramado de dogmas, símbolos y paradigmas, y otras alternativas de concebir la sociedad, la economía, la política y la idea misma del progreso y la felicidad.

El neoliberalismo se legitimó siempre a través de la industria cultural. Ha sido muy útil el estereotipo del paladín yanqui capaz de salir victorioso de las emboscadas de sus enemigos, de aniquilarlos y llevarse consigo el botín y la más bella muchacha.

Nuevo asesinato racista a manos de un perro del Estado. Nuevo negro despreciado en el país de las maravillas. Nueva atrocidad.

El pasado 25 de mayo un policía asesinaba a sangre fría a George Floyd, ciudadano afroamericano de EEUU. El video que grabó el despiadado suceso no deja duda ni indiferencia. No solo es terrible la cara de George, ahogado hasta la muerte, sino que la cara del policía, disfrutando al ver como agonizaba es verdaderamente repulsiva y no puede hacer otra cosa que despertar la rabia que, desde luego, ha despertado.

La confrontación entre diferentes sectores de la burguesía española está en la base del intento de golpe de estado institucional que se está desarrollando en estos momentos, impulsado por su sector más reaccionario y decadente social y económicamente. Su modelo de golpe ya no es el del 23F; el suyo es el perpetrado en Brasil contra el PT que llevó a la cárcel a Lula y a la destitución de la Presidenta Rousseef, elevando a la presidencia al ultraderechista Bolsonaro. Un golpe palaciego orquestado desde altas instancias del poder económico, que capilariza su accionar en un amplio espectro social e institucional transversal a la sociedad que, usando todos los medios a su alcance –incluida la guarimba violenta del barrio de Salamanca- va desde la judicatura al lumpen, y del generalato a los clásicos tenderos cabreados que nombrara Brecht para señalar a los fascistas.

Para sostener y ampliar sus modos de explotación después de la crisis del 2008 el sistema capitalista ha necesitado de una alianza con el (neo)fascismo y con los fundamentalismos religiosos. La ofensiva del capitalismo comparte con la extrema derecha la tarea de reordenar la re-producción social en términos capitalistas. El feminismo de clase interviene justo en esta línea de unión entre neoliberalismo y fascismo.

Podríamos comenzar recordando algún capítulo de la serie cómica: Big Bang Theory, pero no hay nada gracioso aquí. La declaración del secretario general del PCA es para llorar, se ve que tantos años de desgobierno del PSOE de Susana y del actual Trifachito han decantado hacia el ridículo a todo un secretario general del sector más numeroso del PCE.

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