Que duda cabe que el capitalismo busca a lo largo de su relativamente corta historia quebrar el sino que supone la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. En un sistema condenado a la caducidad por mor de sus propias contradicciones, que nació para ser transitorio en la historia de la humanidad, la búsqueda desesperada del Santo Grial que le otorgue la vida eterna, se ha convertido en obsesión de quienes se aferran a la riqueza y al patrimonio que el proceso intrínseco de acumulación capitalista les permite, para seguir siendo una minoría privilegiada.

La guerra que se nos hace nos obliga a mirarnos mejor, y a auscultar nuestras debilidades e insuficiencias. Pero no será posible que comprendamos a cabalidad lo que pasa en nuestras ciudades, sin entender lo que sucede en el mundo, y la peculiar relación de nuestro país con los centros mundiales de poder. Para entender el 11 de julio, habrá que hablar primero de otras muchas cosas sin relación aparente. Habrá que mencionar una circunstancia histórica determinante: Cuba instauraba su República en Armas, machete en mano, y daba el impulso definitivo a la conformación de su nación, en el instante en que a 90 millas de sus costas, nacía y se desarrollaba el imperialismo. La radicalidad del pensamiento de Martí y la de Fidel responden, como explicaba el primero en su última carta, a ese hecho. El obstáculo externo que enfrenta la independencia cubana no se reduce a la confrontación de intereses con uno o dos o muchos gobiernos norteamericanos; quiero decir, no se trata solo de un conflicto bilateral entre el gobierno estadounidense y el gobierno cubano, aún cuando el principal obstáculo para nuestro desarrollo sea el extraterritorial bloqueo comercial, económico y financiero de los Estados Unidos. El enfrentamiento de base es con el capitalismo trasnacional —ese es el enemigo estructural—, porque el camino que elegimos es el de la soberanía nacional y la justicia social. No habrá paz. Es una guerra que no conoce normas éticas y en la cual no existen comportamientos o soluciones de convivencia que no se sustenten en la fuerza o la conveniencia.

“El enfrentamiento de base es con el capitalismo trasnacional —ese es el enemigo estructural—, porque el camino que elegimos es el de la soberanía nacional y la justicia social”. Foto: Tomada de CubaSí

Este mes de agosto hemos vivido las olimpiadas de Tokio, donde lo importante no es participar, sino conseguir medallas. Salvo algunas honrosas excepciones como el salto de altura donde los dos finalistas decidieron no realizar el último salto y compartir medalla. También es cierto que en el deporte de élite te llevas alguna sorpresa como cuando el corredor español Iván Fernández ante la equivocación de un corredor Senegalés, en lugar de pasarle y ganar, le indicó a su competidor el camino del triunfo. Al ser preguntado por el hecho, dijo que que pensaría su madre si hubiese ganado así. Pero estos gestos no son habituales en el deporte de élite, donde ganar está por encima de las cualidades del deporte, compañerismo, solidaridad…

 

El Partit Comunista del Poble de Catalunya es un partido de clase y nacional que aspira a la República Socialista de carácter confederal. Proyecto estratégico para abolir la explotación, la opresión y solucionar la cuestión nacional, (conflicto sempiterno no resuelto por la ausencia de libertades en siglos de dominación monárquica absolutista). En Catalunya el desarrollo histórico irá determinando una subjetividad colectiva entorno a los límites territoriales reconocibles. El idioma y los rasgos culturales identitarios serán la base para asentar la comunidad nacional que se afianzará hasta nuestros días.

Para la militancia del PCPE, y de nuestra Juventud Comunista (JCPE), es todo un honor presentar nuestro Órgano Central, coincidiendo además con el 45º aniversario de Avante y el 100º aniversario del PCP. Así como de disponer por primera vez de un espacio propio en la zona de las organizaciones internacionales invitadas, animando a todos y todas a acudir a conocer nuestros materiales y propuestas revolucionarias.

En el fuerte contexto de guerra ideológica, más agudizada por la propia crisis del capital, traducida en viejas, pero también nuevas, formas de agresión del imperialismo (control de redes sociales, tergiversación de la realidad, bloqueos,..) trabajamos con el objetivo de convertir Unidad y Lucha en el órgano de prensa revolucionaria referente para la clase obrera y sectores populares del estado español. Para ello avanzamos en su distribución en centros de trabajo, y en barrios donde el capital golpea con más fuerza, a través del paro, desahucios, hambre,… Mejoramos también nuestro UyL digital.

Fruto de diversas interpretaciones fundamentadas en la complejidad de los análisis realizados bajo el prisma científico del materialismo histórico, podemos debatir sobre la fecha de inicio del profundo ciclo de la crisis del capitalismo en el que estamos instalados, e incluso, sobre la capacidad del sistema para, en estas condiciones, iniciar o no un nuevo ciclo de reproducción ampliada del capital, pero sobre lo que las evidencias no permiten duda es sobre el carácter estructural y general de la crisis capitalista que afecta a nuestro país.

Afirmación que sustentamos en la incapacidad sistémica para superar ninguna de las contradicciones económicas, sociales y medioambientales que su propia existencia genera. Más allá de la realidad española, en su última fase de desarrollo, el capitalismo, pareciera llamado a exacerbar absolutamente todas y cada una de las colisiones provocadas con su existencia para propiciar en su contra la confrontación de clase más radical. La necesidad estructural del sistema de incrementar la tasa de explotación de la clase trabajadora, situando la desvalorización de la fuerza de trabajo hasta niveles en los que el salario no llega a alcanzar su capacidad de reproducción y generaliza la existencia de trabajadores pobres, muy especialmente entre la juventud y las mujeres trabajadoras, se suma al desarrollo sin límite de, en medio de una intensa confrontación interimperialista, las más variadas y multifacéticas estrategias para el dominio de los recursos naturales y las vías para su comercio. Una crisis de sobreproducción determinada por la caída tendencial de la tasa de ganancia que no tiene vuelta atrás y marca decididamente la necesidad del poder obrero y el Socialismo como única vía de superación de este escenario de Barbarie.

 

La lucha de clases marca el desarrollo de la Historia y cualquier crisis siempre la acelera inclinando la realidad social a favor de alguna de las clases antagónicas en disputa. No existen los tiempos muertos en la confrontación clasista, nunca ha sido así y, menos aun, lo es en este mundo globalizado e interdependiente en el que todo se precipita sin tiempo para la pausa, y en el que nada queda al margen de la gravísima crisis estructural del sistema capitalista.

Siendo esta una realidad inapelable a la que nada, ni nadie, podemos sustraernos, resulta inexplicable, en el momento que vivimos, la ausencia de iniciativa política de las organizaciones revolucionarias.

Asumamos, con lo que ello supone, que cualquier espacio o tiempo en el que se renuncia a intervenir, es terreno perdido a favor nuestro enemigo de clase.

Mirando la realidad material de la clase trabajadora y su empobrecimiento creciente, directamente relacionado con la acelerada desvalorización de la fuerza de trabajo, nada justifica abandonar la confrontación permanente con las políticas del Capital.

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