Caminaba el otro día por las calles de mi ciudad, después de una temporada fuera, y llamó mi atención los balcones de cada barrio de ésta, llenas de banderas españolas –más como una declaración de dominancia que como una muestra de “patriotismo” - y un balcón en concreto, en el centro de un barrio obrero, enarbolando la bandera franquista con total impunidad. Esto pasa en mi ciudad, pero estoy seguro de que al lector/a le resulta familiar, puesto que es una nueva regla social que se ha instalado en todos los municipios españoles de bien. Hoy, esta nueva realidad de normalización de lo que sutilmente llaman “preconstitucionalismo”, es decir, el régimen fascista de toda la vida, se ha extendido hasta el punto de que somos bombardeados con noticias del avance de la extrema derecha en España y no produce ningún tipo de preocupación en la sociedad. El fascismo no ha cambiado su esencia, pero sí ha sabido adaptarse para avanzar en un país cuya esencia ya estaba manchada por ideologías fascistas que se quedaron en un segundo plano para sobrevivir y que hoy resurgen públicamente sin ningún tipo de pudor.

Hablar del avance del fascismo y de la extrema derecha en el estado español es hablar de la crónica de una muerte anunciada. El grado de normalización y de legitimidad con la que el fascismo enarbola sus símbolos en este país no es casual ni tampoco una cuestión de “nostálgicos”. Es simple y llanamente, la expresión tangible de la historia de la lucha de clases en el Estado español.

El avance de VOX, de la extrema derecha y del fascismo puede verse desde dos perspectivas diferentes:

- para la socialdemocracia y el liberalismo, se trata de algo excepcional y circunstancial a momentos de crisis económicas, y prácticamente, algo con lo que hay que lidiar dentro del juego de la democracia ya que todas las opiniones son respetables.

Lucha de clase, organización y participación hasta acabar con el capitalismo

Solo han pasado tres semanas de las elecciones que ganó con mayoría absoluta el PP en Andalucía y parecería una frivolidad detenerse a analizar su significado.
El  acelerado ritmo de los acontecimientos, impone la superficialidad de la inmediatez y la tiranía de la respuesta automática a la última noticia, como la única forma de intervención política acorde a los tiempos y a las exigencias de unos medios en los que, desde hace años, se viene gestando un discurso que, poco o nada, tiene que ver con la realidad de la sociedad y sí mucho con los intereses de los grupos oligopólicos que son sus propietarios.

Pese a ello, y aún lo intrascendente del resultado para los intereses objetivos del pueblo trabajador andaluz, por lo que suponen de continuidad con las políticas desarrolladas durante muchos años por gobierno del PSOE y del PP, situamos un párrafo sobre esa victoria de Juanma Moreno.

Si durante décadas un Partido llamado de izquierdas como el PSOE, hace una gestión de gobierno  despótica, fundamentada en el clientelismo y propiciando valores económicos y culturales de corte liberal y profundamente conservadores, es solo cuestión de tiempo que en la alternancia parlamentaria propia de este sistema, se imponga el legítimo representante de esos valores que, por lo demás, con su gestión de gobierno ha demostrado que no hace las cosas muy diferentes a como las hacían sus predecesores. 

Va a hacer un año, exactamente el 13 de julio, que los ministros de Economía y Hacienda de la UE aprobaron el primer lote de los planes nacionales de recuperación y resiliencia.

Doce países de la Unión Europea, entre ellos, Alemania, Francia, Italia y España, recibieron el OK para usar los fondos con el objetivo claro e inequívoco de impulsar la economía y recuperarse de las consecuencias de la COVID-19.

Ni desde las derechas, ni desde las izquierdas reformistas ha habido un análisis realista y profundo de lo que la pandemia ha supuesto para la economía mundial. Ninguno de ellos ha puesto en relación esta cuestión con los problemas que el capitalismo mundial viene arrastrando desde el fin de su edad de oro con la crisis del petróleo de los 70, la etapa neoliberal de los 80 o la gran recesión de 2008.

Casi todos los pronunciamientos son sesgados y atribuyen a la pandemia y sus consecuencias inmediatas: “paralización de la producción y el comercio”, subconsumo”, “rotura de la cadena de suministros…” la situación de dificultad del capitalismo actual para recomponer la reproducción a escala ampliada. Sólo desde un marxismo convencido se apunta a la obviedad de la cada vez más pronunciada caída tendencial de la tasa de ganancia. Desde un marxismo convencido y desde la gestión estratégica de los propios monopolios que son quienes sufren directamente esa realidad de forma palpable. La búsqueda de la rentabilidad se está convirtiendo cada vez más en un laberinto difícil de recorrer.

En este sentido, y conscientes de ello, los estados miembro de la Unión orquestaron los planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Todos con unos objetivos explícitos: acción por el clima, transición digital, respeto al medio ambiente de las inversiones y prevenir el fraude, la corrupción y los conflictos de intereses.

El edificio Tabaiba (Granadilla de Abona, Tenerife) estaba construido sin terminar sobre un suelo sin licencia de obra propiedad del ayuntamiento, este autorizó de palabra a familias vulnerables para que las habitaran hace aproximadamente algo más de diez años a condición de que no se enganchasen a los sistemas de red eléctrica y agua.

Los vecinos acceden, poco a poco se instalan bidones de agua y motores de luz, placas fotovoltaicas más adelante etc. y van aportando sus recursos y trabajo en darle habitabilidad al edificio hasta ser una comunidad de 140 personas entre los que se cuentan 44 menores hasta la fecha.
Lo que hemos presenciado estas últimas semanas es el efecto de que este terreno fuera irregularmente vendido a un extranjero europeo (presumiblemente a buen precio) y este pretendido propietario fuera quien encargase al fascista Daniel Estévez para que su empresa Desokupa agreda, amenace, intimide y sabotee suministros a estas familias trabajadoras con ayuda de la Guardia Civil y así forzar su salida, todo esto en medio de un proceso judicial que finalmente se resolvió en favor del pueblo entre otras cosas por las turbiedades de la adquisición y lo demostrable que es la residencia por parte de los vecinos en el edificio en cuestión.

Fue a través del Sindicato de Inquilinas de Tenerife (SIT) como las vecinas del Tabaiba corren la voz de lo sucedido, se toman algunas precauciones para asegurar el edificio, se despliega una acampada de apoyo a la que acude gente de toda la isla para aportar y se lleva la defensa jurídica de las vecinas.

19 de junio: Andalucía celebró elecciones autonómicas, y el PCPA presentó sus candidaturas en 7 de las 8 provincias. Una oportunidad más para dar la batalla en pro de los derechos de la clase obrera, aunque en condiciones de total desigualdad de fuerzas.

“Fiesta democrática” con pocos invitados.

De nuevo, los partidos del sistema, contando con suculentos fondos y el monopolio mediático, han acaparado el voto, esta vez escorado a la derecha.

Eso sí, la abstención es la opción mayoritaria de los y las andaluzas; no es una “abstención consciente”, pero sí que denota un desprestigio del sistema parlamentario actual. El apoliticismo (útil para la reacción), el cansancio ante unas instituciones muy alejada de los problemas reales, etc. Explican el dato.

Socialdemocracia suicida.

La campaña de las distintas fuerzas socialdemócratas, y ha apostado por dar visibilidad a Vox (otra vez) para intentar sin éxito (otra vez) detraer suficientes votos al PP como para impedirle gobernar. Además de ser una táctica que desde 2018 alimenta a la bestia fascista, ha reforzado la imagen “moderada” que el PP de Núñez Feijóo quiere trasmitir. Juanma Moreno ha logrado mostrarse “centrado” frente al histrionismo fascista, aglutinando “voto útil” para que la extrema derecha no entrara en el Gobierno.

El pasado día 9 de junio se presentó en lo que, embadurnados de pomposa desvergüenza, algunos denominan “templo de la voluntad del pueblo” un Proyecto de Ley para el Impulso de los Planes de pensiones de empleo colectivos, siendo aprobado por 172 votos a favor (PSOE, Unidas Podemos, Cs, PdeCat, PNV y NuevaCanarias), contra 164 votos (ERC, Mas País, Junts, CUP, Compromís, BNG,PP y Vox), y seis abstenciones (EH Bildu, y Coalición Canaria).

Es un paso más en el proyecto del capital de situar el sistema público de pensiones en algo meramente asistencial o, yendo más allá, de pura beneficencia e instalar el sistema de pensiones privadas y de capitalización, apoderándose así de gran parte del enorme y creciente volumen económico que supone el salario diferido de la clase trabajadora. Pues su objetivo es introducir planes privados para la banca y fondos financieros y no proponer planes complementarios de pensiones; más propiamente pueden ser llamados planes sustitutivos de las pensiones públicas.

Es fácil: si la democracia si no expresa la voluntad social informada suficientemente, debatida y consensuada desde las bases; si no transparenta su financiamiento y sus procedimientos organizativos; si no consulta abiertamente y crea autocrítica y auditorías permanentes; si no cuenta con revocación de mandato, efectiva, en todos los niveles… se parece mucho al fardo de aparatos controladores que el capitalismo inventó para descarrilar la voluntad emancipadora de los pueblos. Por más votos con que se llenen las urnas electorales es democracia burguesa. La misma que nos tiene hartos, en plena lucha de clases.

Dicen algunos “sentidos comunes” que “los pueblos están hartos de los partidos políticos”, que la gente busca “fórmulas nuevas” y “rostros distintos”, que los pueblos quieren justicia y que las organizaciones políticas no garantizan cambio alguno. Que se desconfía de los partidos por los partidos mismos. Muy pocos agregan que se trata de un hartazgo ante los modelos hegemónicos y sus metodologías viciadas, plagadas por latifundistas del burocratismo. Muy pocos profundizan hacia una autopsia de la democracia burguesa, que exhiba claramente sus órganos en descomposición acelerada, su desinformación tóxica inducida, sus ensaladas ideológicas y sus pragmatismos mafiosos. Su comercio con los votos.

Hace unos días se publicaban los datos del INE del año 2021, arrojando unas cifras de pobreza y de riesgo de exclusión social de por sí alarmantes, pero absolutamente indignantes después de ver los lujos y los más de 50 de millones de euros que el estado ha gastado para recibir a la Cumbre de la OTAN o Cumbre de asesinos, como se venía cantando estos días por las calles de muchas ciudades y pueblos del estado.

Algunos de los datos que muestran la cruda realidad en la que viven miles de familias obreras en el estado español son éstos: el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social ha crecido un 0,8% en tasa interanual hasta el 27,8% en 2021, es decir, un tercio de la población; el 33,4% de los y las menores de 16 años se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social infantil (más de 2,7 millones de menores); y el 58,6% de los parados estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2021, el 17,9% de las y los ocupados y el 16,2% de las y los jubilados. La desbocada e incontrolada inflación, que no ofrece posibilidades de contención en los próximos meses, incorporará a más familias a esta macabra situación.

Todo parece indicar que muchas familias obreras no sólo “se han quedado atrás”, sino que incluso no disponen de ningún recurso que les garantice la supervivencia. Estas infames condiciones de vida llevarán a muchos miembros de estas familias a somatizar ese sufrimiento en diferentes enfermedades físicas y trastornos mentales, llegando incluso al suicidio o la muerte por éstos padecimientos a los que es imposible encontrar salida dentro de este sistema. Aseguramos que el INE ocultará estas siniestras consecuencias del capitalismo.

Una bandera española al revés, en el podio donde estaba sentado el presidente del Gobierno y anfitrión de la Cumbre de la OTAN, Pedro Sánchez, pudiera haber sido una nota discordante, aunque huele más a humillación hacia los anfitriones. Al parecer se enteraron del hecho cuando el propio Secretario General de la Alianza «pidió disculpas».

 

Foto: BBC

Otra lectura pudiera ser «para qué y por qué dar importancia a la bandera, si eso ha sucedido otras veces y en circunstancias similares». Por ejemplo, durante el encuentro de Pedro Sánchez con el rey de Marruecos, Mohamed VI, el pasado abril, se colocó al revés la bandera de España que acompañó la cena.

De vuelta a lo que sucede en la Cumbre de la guerra, lo más importante ya estaba dicho y, además, «cocinado» por quienes mandan –o mejor decirlo en singular, por quien manda–, es decir Joe Biden, el verdadero jefe de la Alianza.

«Hoy anuncio que EE. UU. mejorará la posición de sus fuerzas en Europa, y responderá al cambiante entorno de seguridad, además de reforzar nuestra seguridad colectiva. A principios de este año hemos enviado 20 000 tropas estadounidenses adicionales a Europa para reforzar a nuestros aliados, en respuesta a la agresiva actuación de Rusia, tras lo que nuestras fuerzas en Europa ascienden a 100 000. Vamos a seguir ajustando la postura de nuestras fuerzas», añadió.

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