Casi un mes después de las elecciones generales del pasado 23 de julio, escribimos este artículo para la Fiesta de Avante sin saber aún si se formará gobierno en las próximas semanas, o habrá nuevas votaciones en el mes de diciembre. 

Una situación compleja que evidencia las dificultades que aún tiene la oligarquía para recomponer la aritmética del bloque de poder, pero que más allá de este hecho, sin duda trascendental, determinado por la incapacidad de normalizar la realidad institucional de los partidos burgueses catalanes, pone en la cuerda floja la estabilidad y la solidez del próximo gobierno. 

Un hecho que condiciona el desarrollo de la agenda de recortes sociales y medidas antiobreras que necesariamente tendrá que desarrollar el nuevo ejecutivo. En un contexto determinado en lo esencial por el carácter estructural de la crisis general del capitalismo, un escenario marcado por la elevadísima deuda pública, subida de los tipos de interés, carestía de la vida, burbuja inmobiliaria y la devolución de los Fondos de Recuperación de la UE, solo tiene un claro pagador/perdedor en la lógica dialéctica de la lucha de clases: el pueblo trabajador. 

El gran capital y los monopolios se han repartido el dinero que pagaremos el resto

Más recortes y privatizaciones en sanidad y educación, precariedad laboral, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, progresivo desmantelamiento del Sistema Público de Pensiones... es la lista de tareas dictadas por la Comisión Europea al nuevo gestor político del capitalismo español.

Un mandato que se complementa con el compromiso con la OTAN, la guerra contra Rusia en Ucrania y un permanente incremento del gasto militar que, como ejemplo de lo que afirmamos, en los Presupuestos Generales del Estado de 2023 elaborados por el gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, alcanzó la cifra récord de 48.800 millones de €.

 

El 3 de febrero de 2021, el diputado del PP, Alberto Casero “erraba” en el proceso de votación de la Reforma Laboral y se aprobaba en España una nueva normativa para regular el trabajo por cuenta ajena. Se convalidaba uno de los condicionantes que permitían recibir los fondos de recuperación europeos, consiguiendo así, la homologación de Bruselas.

Ante la posibilidad de formar gobierno, Alberto Núñez Feijoo anunció que no modificaría esta reforma a pesar de la bronca que causó, por su contenido y por su proceso de aprobación. La calificó de ser “sustancialmente buena”. La duda que podíamos tener sobre la intención de voto de Casero, se desvaneció, confirmando lo que ya sospechábamos: todo el proceso de debate y votación de la No-Reforma (avalada por sindicatos y patronal), fue fruto de la tragicomedia que se escenifica, día tras día, en la política institucional española.

Esta cuestión pone de manifiesto una vez más que los debates políticos son solo postureo, escenificaciones centradas en descalificaciones personales, consignas sin contenido, pero emotivamente ideologizadas y sin propuestas materiales de calado. Obvio, los centros de poder y toma de decisiones hace tiempo que se desplazaron de Madrid a Bruselas. Algo similar le ocurre al resto de territorios sometidos a los dictados de la UE. 

Durante 2022, el Congreso de los Diputados y el Senado de España aprobaron un total de 73 leyes. De ellas, 42 regulan aspectos que obedecen al mandato directo de la Unión Europea. Esto supone que el 57 % de nuestra nueva legislación se está aplicando careciendo del poder de decisión de “nuestros representantes políticos”. Todas ellas, en áreas tan importantes como la formación profesional, la política agraria, las hipotecas, la política de igualdad, medio ambiente, salud, energía, fiscalidad, ...

 

Desde la derrota temporal de la URSS y el campo socialista europeo, cuando se proclamó el fin de la historia por parte de los adalides del neoliberalismo, la hegemonía del imperialismo de EEUU y la entidad sionista de Israel en todo el planeta ha sido incontestable.

Una larga serie de intervenciones militares, bombardeo con drones, ocupación y anexión de tierras, sanciones y bloqueos unilaterales, golpes de estado, robo de recursos naturales y depósitos de bienes a terceros países (petróleo, oro,...), asesinatos de dirigentes políticos, dominación absoluta de su propaganda mediática, hackeo de sistemas informáticos, golpes blandos e impeachments, y todo tipo de guerras multidimensionales, al servicio de la acumulación privada de la ganancia de los grandes monopolios internacionales y la dominación del denominado Occidente Colectivo, el bloque imperialista occidental (EEUU, Israel, UE y sus socios internacionales).

Han bastado únicamente 20 años para que la crisis general capitalista, debido a su carácter estructural, evidencie el agotamiento de este orden capitalista internacional. Agotamiento que supuso el desplazamiento de EEUU por parte de China como primera potencia mundial comercial hace algunos años ya. Y que hoy podemos ver reflejado tras los importantísimos cambios geopolíticos que se están dando en África, con las movilizaciones contra el poder del neocolonialismo occidental, así como con los recientes acercamientos entre países de Asia occidental, anteriormente enfrentados.

El PCPE  está presente en la edición 2023 de la Fiesta Avante. 

Junto con la delegación política encabezada por el Secretario General del Partido, Julio Díaz, se realizarán tareas de difusión en el stand internacional de la fiesta. Para esta ocasión, además de los libros de la editorial Unidad y Lucha, como es habitual desde años anteriores, contaremos con una edición en portugués del periódico y con la presencia del director de Unidad y Lucha, Fran Valverde. 

Reproducimos en las entradas siguientes la versión castellana de los contenidos que desde hoy mismo están siendo difundidos a nivel internacional en Avante. 

Redacción UyL


 

 

 

Una de las caras de ese nuevo fascismo es el movimiento Tradwive, «amas de casa de nuestra generación que están felices de someterse, cuidar su hogar y malcriar a su esposo como si fuera 1959»

Banalizar el fascismo, normalizarlo, aceptar su presencia entre nosotros, en el trabajo, en la escuela, en las calles, sentarse en su mesa y escuchar sus discursos de odio, como si no hubiese existido la historia, con su larga lista de atrocidades, desde los campos de exterminio nazis a los vuelos de la muerte argentinos, desde la masacre de Badajoz o la Desbandá, a la matanza de Babi Yar, es el mejor caldo de cultivo para que el fascismo, el de uniforme con esvástica, con el yugo y las flechas o con traje de Adolfo Domínguez, vuelva a ocupar un lugar prominente en nuestra sociedad, desde donde imponer su doctrina totalitaria, xenofoba, patriarcal y profundamente capitalista.

Esta normalización del fascismo, que ha hecho salir del armario de la derecha a legiones de fachas de todo pelaje y condición en todo el planeta, pero muy especialmente en ese territorio OTAN, que ahora está en guerra contra los bárbaros, en una nueva cruzada -la anterior fue contra el infiel, a lo largo de todo el mundo árabe-, y que ya forma parte del gobierno de varios países europeos, está también hacer reflexionar a muchos creadores sobre la necesidad de alertar sobre ese virus que ya está aquí.

Una de las caras de ese nuevo fascismo es el movimiento Tradwive, «amas de casa de nuestra generación que están felices de someterse, cuidar su hogar y malcriar a su esposo como si fuera 1959», como lo define Alena Kate Pettitt, una de sus rostros más conocidos. Este movimiento inspiró a la realizadora Beth de Araújo para realizar su primer largometraje: «Lo que más me ha sorprendió es lo organizadas que están. Tenemos la idea preconcebida de que los supremacistas son paletos fanáticos, pero están organizados y tienen mucho dinero. Esas mujeres son fundamentales para la extrema derecha, y son mujeres muy educadas, con mucho dinero, apoyo y recursos que tienen decenas de miles de seguidores».

En el sistema capitalista las condiciones de vida de la clase trabajadora se encuentran sometidas a un constante proceso de depauperación. Pese a que, en determinados momentos históricos, se puedan dar situaciones de mejora momentánea de sus condiciones, bajo el capitalismo de manera paulatina a los trabajadores y trabajadoras se les hace cada vez más difícil conseguir los bienes necesarios para su subsistencia. Uno de estos bienes fundamentales es la vivienda y, al igual que el resto de productos del trabajo humano que aseguran la reproducción de la especie, en el sistema capitalista su consecución por parte de la clase trabajadora se hace de manera progresiva cada vez más complicada.

Como todas las necesidades que ha de satisfacer el ser humano para asegurar su existencia, la satisfacción de la necesidad de la vivienda se encuentra en estrecha relación con el nivel de desarrollo técnico. Desde los inicios de su existencia sobre la tierra, el ser humano ha tenido la necesidad de asegurarse un lugar donde vivir. Inicialmente lo hacia de la manera más sencilla, y conforme el desarrollo científico y técnico lo hizo posible, fué satisfaciendo está necesidad de manera más sofisticada. De la misma manera que la satisfacción de las diversas necesidades humanas depende del nivel de desarrollo técnico, lo que es vivido como necesidad también varía históricamente en función de este desarrollo técnico que permite producir lo necesario para satisfacer las necesidades humanas. Lo que en un determinado estadio de desarrollo técnico no es vivido como una necesidad, con el desarrollo de la técnica y, por lo tanto, de la capacidad productiva de la sociedad humana, puede pasar a ser vivido como una necesidad básica.

 

Sólo le faltó volverse a “agarrar los cojones” cuando terminó su discurso, envalentonado, jaleado por grupo de descerebrados que aplaudieron con énfasis sus repetidos - ¡No dimito, no dimito, no dimito …!-

Rubiales pronuncia un discurso de machista supremacista al que no le faltó ningún detalle y con el enfanga aún más, si cabe, el recorrido deportivo de la Selección Femenina de España y su histórica victoria en el Mundial de Fútbol.

Un discurso, en el que trata de mostrarse como la víctima de un complot, como si su sólo gesto en el palco no mereciera ya su dimisión, echándole la culpa a la prensa, al gobierno, a los partidos políticos, a los clubes, al feminismo, a las mujeres y a quién haga falta por legitimar su deleznable conducta.

El gesto solo fue el principio de su gesta, hizo suya la celebración, como si él solo hubiera ganado el mundial, sin tener en cuenta a las jugadoras que estaban en el campo y a las que ha dejado por el camino, y desatado de patriarcado las cosifica, las vapulea, las sube a hombros, las abraza, las aprieta, las besuquea, como un señor medieval, hasta que llega Jennifer Hermoso, a la que ve como su gran trofeo y le da un beso en la boca, un beso no consentido, un beso violento, un beso unilateral, propio de un acosador, sin embargo, en su discurso nos dice que en un ambiente de jolgorio, ella se le acerca, le dice que es un crack, está disfrutando del momento, le incita a darle ese beso, dice que le pregunta si puede darle un pico, y ella le contesta que sí, ¿le preguntó también si podía meterle la lengua? ¿no les recuerda el discurso del juez que instruyó el caso de la manada? 

 

64 años después que en “Una Vida Violenta”, la aguda y radicalmente crítica pluma de Pier Paolo Passolini, describiera con extrema crudeza y maestría, la realidad material de la pobreza en la Roma de la postguerra y sus consecuencias morales entre los condenados que la padecían, su texto vuelve a sernos especialmente útil. Era una Italia que, poco a poco, abandonaba el fraternal espíritu partisano y se entregaba de bruces al capitalismo y los valores del consumismo. Un país donde la referencia organizativa del pueblo trabajador era el “Partido”, pero el paradigma de lucha ya había dejado de ser el Socialismo con todas las consecuencias que ello conllevaba.

Pero no, no vamos a hacer una crítica de esta apasionante novela que tanto os recomendamos. Solo la hemos situado porque nos va como anillo al dedo, para situar una consideración sobre las 54.5861 personas que, al finalizar 2022, tenían privada su libertad de movimiento2 y pasaban sus largas 24 horas de cada día encerrados en una de las 92 cárceles que hay en el Reino de España.

Una realidad, la de estas cárceles, que como muros cada vez más alejados de las ciudades, tratan de ocultar las miserias de esta sociedad descompuesta y a una parte importante de sus víctimas.

 

Angustia mental, malestar psíquico son términos que se utilizan para mencionar una sensación, un sentimiento o un sufrimiento que se entiende… colectivamente. Cuando me refiero a malestar no hablo de enfermedad, pero tampoco hablo de un estado de salud plena. Y aunque no podamos dar una definición clara y consensuada ni se encuadre dentro de un diagnóstico, sí es algo que podemos contar a cualquier persona y que te comprenda.

Con una perspectiva a futuro vemos el bombardeo continuo en la sociedad de la supuesta inviabilidad del sistema sanitario, de las pensiones públicas o del deterioro del planeta, todo esto genera una incertidumbre que puede crear ese malestar. Al igual que el agotamiento físico y mental producido por una vida que nos exprime laboralmente haciendo que tengamos que vender todo nuestro tiempo para poder (sobre)vivir o el padecimiento que supone que no te llegue “el mes al final del sueldo” porque suben constantemente los precios y no los salarios.

Esto se enmarca en una sociedad individualista, en la que el propio sistema capitalista causante del malestar que afecta a la clase trabajadora, es el mismo que nos hace responsables únicos del malestar que sufrimos. Y no solo eso, además lo rentabiliza mediante la industria farmacéutica. 

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