DESTACADO

Son muchas las ediciones del Unidad y Lucha donde se expresa que la crisis económica  actual está llevando al sistema a una serie de problemas graves para su perpetuación. Uno de los problemas más patentes es la deslegitimación del sistema político vigente desde la transición; sin duda, una de las patas sobre la que se sustenta la dominación de la burguesía.  Si hace 20 años, gracias a la rendición de banderas del histórico PCE, esta pata era de sólido mármol, hoy es una madera carcomida llena de termitas. Urge, para el sistema una reparación, un lavado de cara, cambiarlo todo para que nada cambie. 

 

La crisis golpeó con toda su virulencia y a nadie se le escapó el hecho que, aparte de ciertas diferencias en los derechos civiles (aborto, matrimonio homosexual, etc), el PSOE remaba junto al PP en la dirección de defensa de la patronal, y en contra de los intereses de la clase obrera. Para la operación antes mencionada el sistema necesita volver a erigir la falsa esperanza socialdemócrata; si puede ser en el PSOE bien, pero si no, en otro partido. Desde el "ala izquierda" del sistema se lanzó, pues, una gran ofensiva ideológica que ha ido progresivamente penetrando en la sociedad,  teniendo claramente su punto de inflexión en el movimiento 15M. La consigna que se lanza es clara: el problema no es el proyecto socialdemócrata o keynesiano, si no en la “manera de hacer política”. Es por ello que se dice que el PSOE “ha dejado de ser de izquierda”, requiriendo que vuelva al proyecto socialdemócrata, haciendo una limpieza de cara y de líderes que hayan estado implicados en ese supuesto PSOE desnaturalizado. Cambiando la manera de hacer política se reinicia el ciclo de confianza, todo  se recompone, y la burguesía ha superado el bache a costa de nuestros intereses.

La "otra manera de hacer política" se traduce en reclamar que cualquier partido político tenga listas abiertas, primarias “a toda la ciudadanía” para elegir a sus candidatos, libertad de voto, etc. Todos los partidos de “izquierdas” están ahora enfrascados en una carrera demencial para ver quién es el más abierto y el que más recoge las aspiraciones de ciertos movimientos sociales, eso sí, sin representarlos. En definitiva, todos corren para ver quién mejor se adapta a las demandas de la burguesía para ocupar el trono socialdemócrata. Sin duda un nuevo alumno aventajado, PODEMOS, va en cabeza en esta carrera. Esta organización llega al límite de no tener militancia clara (cualquiera puede ser hoy mismo de PODEMOS uniéndose a un grupo de facebook desde su ordenador) o tener las actas abiertas a toda la ciudadanía. 

Ciertas voces, que no entienden que PODEMOS ha recogido 5 eurodiputados precisamente por ser quien más fielmente se ha adaptado a los preceptos organizativos que la burguesía decidió poner de moda, se preguntan por qué los comunistas no seguimos las formulaciones de PODEMOS para triunfar como lo han hecho ellos. Y es justamente aquí cuando hay que tener totalmente clara la idea de que el Partido Comunista no está para mendigar un trozo del pastel parlamentario o para ocupar el espacio socialdemócrata, si no que está aquí para organizar la revolución, destruyendo totalmente las bases de esta sociedad y sobre todo los intereses de las personas más poderosas que están instalados en ella. Este objetivo es el que determina la forma de organización que tomamos, que nada tiene que ver con algo abierto a toda la ciudadanía, si no abierta a la clase obrera y sus aliados, pero hermética a la burguesía y a sus aparatos. Ya más quisiera la oligarquía, el CNI y los medios de comunicación burgueses, poder tener voz y voto en quien es el Secretario General o el candidato electoral del partido que tienen enfrente y que tiene por objetivo derrocarles. Ya más quisieran los burgueses del mundo entero poder asistir a los congresos de los partidos comunistas a decidir su línea política estratégica, con todo de “ciudadanos” cibernéticos pagados, salidos de la nada. Ya más hubieran querido el Zar y los terratenientes rusos haber conocido todas las actas del partido bolchevique en vísperas de la revolución de octubre. Y es que no hay que olvidar que al igual que el objetivo estratégico determina las formas organizativas, las formas organizativas de un partido delatan sus objetivos.

Tanto IU como PODEMOS, así como una multitud de siglas que pugnan por el trono socialdemócrata, han entendido el mensaje de la burguesía: formas más laxas de organización y discurso más rebajado te comportan mayores éxitos electorales, llegando antes al trono. Mientras pactan, discuten, se apuñalan entre ellos; en resumen, mientras chapotean en el barro del pantano sin aportar nada a la acumulación de fuerzas en un sentido revolucionario, tratan de poner al PCPE la miel de los éxitos fáciles y rápidos en los labios. Pero los comunistas hemos escogido otro camino muy lejos del pantano, más lento y difícil, pero que los avances y retrocesos que damos no dependen de la voluntad de nuestro enemigo de clase.

 

A. Camarasa

uyl_logo40a.png