Quedan pocos días de campaña electoral y las diferentes fuerzas políticas que concurren a las elecciones del próximo 25 de Mayo van dejando claro su proyecto. De un lado se sitúa una multitud de candidaturas, encabezadas por el PP y el PSOE, que comparten el proyecto de la Unión Europea. De otro se sitúa la única candidatura que se presenta ante el pueblo con los símbolos del trabajo: con la hoz y el martillo. La única candidatura que se enfrenta a la UE, ofreciendo a los trabajadores y trabajadoras un proyecto acorde a sus intereses de clase, la candidatura del PCPE.

El tramposo discurso del fin del bipartidismo.

Los últimos sondeos coinciden en vaticinar una caída del voto al PP y al PSOE superior a los 17 puntos, aunque concentren aún cerca del 64 % de los votos. Estas cifras han servido para que unos y otros se lancen a un interesado debate sobre el llamado fin del bipartidismo, del que se beneficiarían especialmente Izquierda Unida, recogiendo los votos perdidos por el PSOE, y UpyD, a donde irían a parar lo votos perdidos por el PP.

El llamado bipartidismo consiste básicamente en la existencia de dos grandes partidos que, compartiendo la defensa del capitalismo, discuten entre sí la forma de gestionar este sistema de explotación y miseria. Así, el voto dirigido a PSOE o PP termina siendo por igual un voto que legitima y perpetúa el poder de las clases dominantes.

Las luchas libradas por la clase obrera y los sectores populares, tras el estallido de la crisis capitalista, han debilitado la forma bipartidista de gestión del poder en España, sin que ello suponga –por ahora- que se haya debilitado ese poder, el poder de los monopolios. La vieja consigna de “que todo cambie, para que todo siga igual”, vuelve con fuerza renovada y nos da un nuevo ejemplo de la tremenda flexibilidad del capitalismo a la hora de preservar su dominación.

Los votos perdidos por el PP irán a parar a UpyD y los votos perdidos por el PSOE irán a parar a Izquierda Unida. El modelo bipartidista se mantiene, pero se profundiza su carácter imperfecto, en la medida en que, proyectados los actuales sondeos a las elecciones autonómicas, municipales o generales, serían necesarios todo tipo de pactos de gobierno.

Las no tan nuevas fuerzas de refresco del bipartidismo imperfecto.

Pero las posibilidades de continuidad de la dominación capitalista no se quedan ahí. Por si fallase o se debilitase en extremo el sistema de bipartidismo imperfecto que se va configurando, los monopolios mediáticos prestan su apoyo a nuevas candidaturas que disputan el voto al eje de centroderecha (PP –UpyD) y al eje de centroizquierda (PSOE – IU): Ciudadanos en un extremo y PODEMOS en el otro, siguiendo un símil futbolístico, ya calientan en la banda por si el entrenador necesitase de sus servicios llegado el momento, por si los titulares de alguno de los dos equipos se agotasen en pleno partido y la afición pidiese su retirada del terreno de juego.

Así, en función del grado de cabreo que a cada cual le genere la miseria creciente en que se sumerge nuestro pueblo, siempre podrá acudir al supermercado del voto y elegir entre diferentes y llamativos envases políticos que, en su interior, contienen un mismo producto: la defensa del capitalismo español y su inserción en el bloque imperialista europeo.

Dos formas de gestión de un mismo proyecto imperialista.

En resumidas cuentas, las posibilidades de voto publicitadas por esas grandes empresas capitalistas que son los medios de comunicación se resumen en dos: el modelo de gestión de la derecha (PP), de la nueva derecha (UpyD) o de la novísima derecha (Ciudadanos) y el modelo de gestión socialdemócrata (PSOE), de la nueva socialdemocracia (IU) o de la novísima socialdemocracia (PODEMOS).

Lo que en ningún caso se ofrece desde el poder es la opción de debatir y decidir sobre los dos proyectos que realmente confrontan en una batalla tremendamente desigual: el apoyo a la alianza entre estados imperialistas que es la Unión Europea o lucha contra esa alianza y contra el capitalismo imperialista. Y sin embargo, esa lucha existe, se desarrolla y finalmente se convertirá en la contradicción a resolver.

En los centros de trabajo y estudio, en los campos, en los barrios de nuestras ciudades y pueblos, una inmensa y poderosa masa obrero y popular está librando una batalla sin cuartel por sus condiciones de vida y trabajo, por su futuro y por el de sus hijos e hijas. Sus intereses objetivos están enfrentados a los intereses de los poderosos, de los propietarios de las grandes empresas y de las grandes extensiones de tierras. Esas luchas, a las que el poder no ofrece publicidad alguna -como sí sucede en otros casos-, entran en contradicción creciente con los monopolios, con el estado capitalista y con la Unión Europea. Esa inmensa fuerza social, que apropiándose de los medios de producción y de las tierras estaría en condiciones de satisfacer las necesidades de nuestro pueblo, es la fuerza del trabajo, la fuerza que el poder pretende neutralizar en el supermercado del voto para que no levante su propio proyecto político.

Nuestra salida: el poder obrero y popular.

El PCPE representa ese proyecto político, el de los obreros y obreras, el de los trabajadores y trabajadoras del campo, el del estudiantado de extracción popular, el del profesional arruinado, el de los millones de parados y paradas, el de las mujeres trabajadoras, el de la juventud popular. Un proyecto de sociedad diferente, construida sobre la propiedad social de los grandes medios de producción creados con nuestra fuerza de trabajo; asentada en el poder democrático de los trabajadores y trabajadoras bajo el principio de que quien todo lo produce todo lo decide, una sociedad que se contruye proclamando su solidaridad con todos los pueblos del mundo y defendiendo con intrasigecia la paz mundial

Esa sociedad, la sociedad socialista – comunista, basada en una economía al servicio del pueblo y no de los monopolios, en ningún caso cabe en el marco de la Unión Europea. Por eso LUCHAMOS POR LA SALIDA DEL EURO, DE LA UE Y LA OTAN y, al mismo tiempo, llamamos a la lucha POR EL PODER OBRERO Y POPULAR. Porque en realidad, en estas elecciones, confrontan sólo dos proyectos genuinos: de un lado el supermercado del voto que defiende el capitalismo y la alianza imperialista que es la UE, de otro quienes luchamos por el poder obrero y popular y por la ruptura con toda alianza imperialista, incluida la UE.

Por eso, en estas elecciones las candidaturas del supermercado del voto se presentan envueltas en “atractivos” recipientes de moda y enfrentadas a la única candidatura que se mantiene firme, la única que luce con orgullo los símbolos del trabajo, la candidatura de la hoz y el martillo, de la bandera roja, la candidatura del Partido Comunista.

R.M.T.

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