El pasado día 27 de febrero fue puesto en libertad Fernando González que cumplía su larga condena en EE UU. Directamente fue llevado a un avión y trasladado a su isla natal, sin tan siquiera retirarle las esposas durante el viaje.

Las palabras de Fernando al llegar al aeropuerto de La Habana fueron:

Yo creo que en medio de estos momentos que son realmente bien emocionantes para mí, se impone decir algunas palabras y agradecer a varias personas. Hay tres personas que no están aquí y son las primeras a las que le quiero agradecer, que son mis hermanos Gerardo, Ramón y Tony. Cuando no existía movimiento de solidaridad todavía verlos a ellos y compartir con ellos los momentos difíciles fueron siempre una fuente de energía para nosotros en la lucha, y por lo tanto mi primer agradecimiento es para ellos que no me están escuchando, no me van a escuchar, no me van a ver, pero me van a leer y yo quiero hacerles llegar el mensaje de agradecimiento. Porque es un tema del cual ni siquiera hablamos entre nosotros cuando tuvimos la oportunidad de vernos juntos, pero no saben ellos ni siquiera cuánta fuerza y cuánta energía nosotros obtuvimos en aquellos momentos de verlos a ellos, de ver la actitud de ellos, de ver la manera en que ellos enfrentaron las situaciones y después de conocer, durante los años en prisión, cómo ellos enfrentaban las situaciones individuales en las que se encontraban. Por lo tanto mi primer agradecimiento es para mis tres hermanos y eso incluye también a René que está aquí porque fuimos parte todos de aquel momento. (Tomado de Cubadebate).

La firmeza de Fernando, al igual que sus otros cuatro compañeros, constituye toda un ejemplo de altura moral y convicciones revolucionarias. Todo un ejemplo de la forma en que hay que luchar por nuestras ideas, sin límite alguno en el compromiso personal en la lucha contra el capitalismo.

Su compañero, Gerardo Hernández -quien sufre la más larga condena- le dirigió a Fernando una carta con motivo de su liberación, de la cual extractamos el siguiente párrafo:

“Cuando nos arrestaron, Fernando tenía razones extra para sentir angustia, dolor, frustración… En términos del béisbol que tanto le gusta: él lanzaba también juegos completos, pero su misión en Miami aquella vez, era de relevo corto. Debía regresar a Cuba pronto. Su boda estaba casi lista. La novia, esa Rosa guerrera que por él sacrificó todo en la vida, quedó casi vestida. Aun así, del gigante jamás escuchamos un lamento.

Presencié cuando su abogado del juicio, Joaquín Méndez, le advirtió con toda razón profesional que, dada la menor gravedad de los cargos que a él se le imputaban, cualquier defensor de respeto optaría por separarlo de los demás como estrategia. La respuesta de Fernando, como la de René ante similar sugerencia, fue tajante e inequívoca.”

La lucha por la libertad de los Cinco seguirá hasta tanto todos ellos se encuentren de nuevo en la patria. La solidaridad internacional no puede cejar en su lucha continuada por este objetivo irrenunciable.

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