Los acontecimientos apocalípticos contextuales, generados por el Imperialismo otánico para la preservación de su hegemonía planetaria, se intensifican con más guerras híbridas y genocidas. Son condición sine qua non para someter al conjunto de la población mundial, al interés depredador de los fondos de inversión capitalistas como BlackRock, Vanguard, UBS Grup, estos, dirigen los Estados tiranos o títeres, (satrapias del Imperio) organizando grupos de presión para intervenir manipulando los organismos internacionales como Naciones Unidas, todos ellos creados, para la “convivencia” en un mundo devastado por la II Guerra Mundial.

Nos hallamos en un contexto determinado por la disputa hegemónica planetaria de dos bloques capitalistas representados por la OTAN y los BRICS, ambos con contradicciones internas en su desarrollo histórico. La impronta de esta sociedad es la barbarie, la humanidad se estremece ante el criminal genocidio perpetrado al Pueblo Palestino por el Estado Sionista de Israel, de igual manera que asistimos al acoso sistemático a la Federación Rusa. El Imperialismo otánico, atiza las guerras locales por el control de las materias primas, los recursos naturales y las rutas comerciales de Eurasia y Oriente Medio, aplica su catálogo maquiavélico de nuevo, sirviéndose una vez más de la ingenuidad de los pueblos.

Ucrania, esclavizada por el Régimen Fascista de Zelenski, está entregando a BlackRock, (por el acuerdo para la creación del Fondo de Desarrollo de Ucrania firmado en mayo 2023) sus tierras negras, sus redes eléctricas, los fondos de ayuda internacional, y todos los recursos que generan beneficios. Todo para las multinacionales que se enriquecen una y mil veces con la guerra, en la que centenares de miles de jóvenes pierden sus vidas para el interés de una minoría execrable. Sin embargo; las potencias imperiales OTANAZIS, sufren reveses humillantes pese al ingente armamento de última generación que entregan pronto pago a sus lacayos fascistas. Estos son barridos, aplastados de nuevo, bajo el símbolo heroico de la bandera roja del Regimiento Inmortal.

La exigencia por unir fuerzas y desarrollar alianzas, no es fruto de una posición idealista, ni de un voluntarismo acrítico, es un imperativo condicionado por la crisis sistémica capitalista y los sujetos que operan en ella, en lo local y en lo universal. Enfrentaremos con urgencia, el abominable reto con amenaza nuclear incluida impuesto por el Imperialismo otánico a los pueblos y al proletariado mundial. El primer paso es ir a lo esencial, al papel que está llamada a desempeñar la Clase Obrera en la construcción del Estado Socialista.

El proletariado es la fuerza mayoritaria de la sociedad capitalista, motor de los cambios estructurales cuando toma conciencia de clase y revolucionaria en la fase superior de la lucha. En esta fase de agudización, su vanguardia El Partido, debe ganar la hegemonía ideológica y organizativa frente al oportunismo, la socialdemocracia o los idealismos nacionalistas que combaten las consideraciones empíricas de la Revolución Industrial y su contradicción fundamental.

La Clase Obrera como Sujeto Revolucionario y el Partido, interactúan abordando las condiciones objetivas y subjetivas en los frentes de masas para organizar el Poder Popular. Es el contrapoder político de las masas, acrisolado por la clase obrera y sus aliados las capas populares para la ruptura, para el fin, de las condiciones de explotación. Estas fuerzas, unidas por un programa superador de los agravios burgueses, interviene en la contradicción trabajo capital dotada ahora de una conciencia de clase superior, con modelos organizativos participativos más elaborados, producto de la experiencia en el proceso dialéctico de la lucha de clases. El contrapoder obrero y popular será la alternativa revolucionaria a la dictadura burguesa, en todo sus ámbitos institucionales disputando el poder a la clase dominante.

Una vez expuesta la caracterización Marxista-Leninista, sobre el papel que sustenta el Proletariado como sujeto revolucionario y su vanguardia como organizador colectivo para la toma del poder y la construcción socialista, será necesario considerar los objetivos tácticos necesarios en el proceso dialéctico de la lucha de clases, para intervenir en ella y ganar hegemonía entre las masas sujetas a las contradicciones inherentes del sistema de explotación burgués. Los agravios que sufren los explotados, son las banderas, referentes para impulsar la lucha de masas, estas luchas, deben confluir en un programa unitario de clase, superador de la división que existe hoy en los movimientos y organizaciones populares, sumidas en una autarquía impostada que impide un proyecto estratégico superador del capitalismo.

La acaparación financiera, las nuevas tecnologías introducidas en el mundo de la producción y la devastación de los recursos naturales del Planeta por los Lobbies Capitalistas en esta fase caótica de la revolución científico técnica, llevan a las Burguesías periféricas (por temor a verse proletarizadas) a refugiarse en el Estado Fascista, estado autoritario y criminal que estamos exigidos a combatir. La lucha de clases nos apremia a concretar alianzas para un proyecto político de masas, táctico y estratégico en lo local y universal.

En lo local, guiados por el materialismo científico, teorizamos el FOPS, (Frente Obrero y Popular al Socialismo) como un medio organizativo para la racionalización del universo asociativo obrero y popular y su unidad de acción. Un mecanismo para dotar de conciencia de clase y revolucionaria a sindicatos, asociaciones de vecinos, asambleas, comités populares, mareas sociales, gremios, etc., organismos en conflicto con la ideología dominante, concretando un programa teórico y práctico revolucionario, en el cual, el Partido intervenga desde una posición de prestigio, consecuencia de su entrega y posición en la correlación de fuerzas que exista en el momento álgido del conflicto de clases.

Las condiciones objetivas operan en el grado de desarrollo de los conflictos sociales, donde intervendremos desde nuestra subjetividad revolucionaria, situando los elementos tácticos y estratégicos para derrotar la alienación sobre el proletariado y su división. Las corrientes socialdemócratas o reaccionarias muestran sus coincidencias cuando se trata de someter a las masas explotadas al statu quo imperante burgués. 

Es el tiempo para la vanguardia revolucionaria leninista, por eso es necesario que las alianzas se amplíen a la unidad de acción con otros destacamentos que se reclaman del comunismo, estos, están más rezagados, no encuentran en esta compleja y laberíntica etapa de agudización de la lucha de clases, el análisis, ni los mecanismos organizativos complejos para intervenir en el tejido social con posiciones de vanguardia. El Partido es faro para unir los destacamentos desnortados, por su experiencia, capacidad numérica y teórica, pero sobre todo por su vocación unitaria, que históricamente tiende a promover espacios de encuentro con todos los comunistas honestos.

Debemos ser conscientes, de que la síntesis para la acción política unitaria de los comunistas es resultado de un debate específico, organizado en un ente participativo más elevado del que ofrece el espacio asambleario. Hay que confluir en el Centralismo Democrático. Pertrecharse intelectual y organizativamente para la lucha de ideas y de contrarios que nos lleva a confrontar con las posiciones oportunistas y revisionistas de los izquierdistas amparados en el “anticapitalismo”

La embestida de represión y explotación que se engendra por los sectores más duros de la Burguesía, hay que combatirlas ganando la batalla en asambleas populares que ya van apareciendo mientras se conculcan nuestros derechos en las pensiones, en la defensa de lo público o en los centros de trabajo donde es mayor el alcance político, ya que se expresa con claridad la contradicción trabajo-capital. En definitiva, un Partido que dispone de todos sus cuadros inmersos en la lucha de clases.

Enric Lloret 

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