La lucha por la paz y contra la guerra ha sido un poderoso motor en la organización y articulación del movimiento de masas de mujeres. Esa es también la urgencia de hoy, levantar un amplio movimiento contra la guerra imperialista abierta en varios frentes, y contra la OTAN.

Como mujeres y antiimperialistas tenemos que mencionar en primer lugar a las mujeres palestinas, ellas que han tejido resistencias y junto a la lucha por la igualdad han unido la lucha por los derechos de su pueblo y contra la ocupación sionista. Hoy que la entidad sionista se ceba en ellas con múltiples formas de violencia incluida la violencia sexual, con su eliminación física, la de sus hijas e hijos dentro del plan de exterminio y limpieza étnica que se está ejecutando por el régimen sionista, levantar la bandera contra la guerra y armar un movimiento de respuesta a la OTAN es la mejor y cabal manera que como feministas y comunistas podemos aportar a la resistencia y en apoyo de las mujeres palestinas.

En el estado español, al igual que en los restantes países de la UE que estamos viviendo la crisis estructural del capitalismo, vemos y sufrimos como en su intento desesperado por continuar con su hegemonía, nos llevan hacia la guerra. Se incrementan los presupuestos en gastos militares, se arma hasta los dientes al gobierno nazi ucraniano, se entrenan a sus militares en nuestro territorio, se invierte en tecnología militar del estado sionista de Israel, se mantienen las bases norteamericanas en nuestro suelo, se paga a la monarquía marroquí para que ejerza de frontera sur de la Unión Europea y se mantienen las leyes represivas por el autodenominado gobierno progresista de PSOE &Sumar para castigar la movilización y respuesta. Además, mientras crecen las inversiones en armamentos o en el avión europeo de combate, se disminuyen y esquilman por privatización (ahora llamada colaboración público-privada) la sanidad pública universal, la educación pública en todos sus niveles (infantil, primaria, secundaria y superior), los servicios sociales, las casas de acogida, las residencias de tercera edad…todo un largo etcétera. Y a consecuencia de ello recaerá sobre las espaldas de las mujeres trabajadoras toda esa ingente cantidad de trabajo de cuidados socialmente necesarios.

La guerra es la meta del sistema en crisis para intentar levantar un nuevo ciclo de acumulación y la posibilidad real y cierta de una guerra generalizada crece exponencialmente a medida que el sistema se descompone.

La guerra a lo externo, pero también se ejerce violencia en lo interno y las mujeres somos las principales afectadas de algunas de esas violencias. Al dictado de los mandatos de la UE. nos están convirtiendo en una especie de “ejército invisible de reserva” que garantiza la supervivencia de las familias frente a la dramática caída de los salarios, tenemos trabajos cada vez más precarios, temporales o a tiempo parcial y nosotras además tenemos que soportar la influencia misógina de la religión católica, la religión de las clases dominantes y por tanto la ideología dominante y la del reino de España, que nos mandata ser sumisas, obedientes. Y no es únicamente desde posiciones reaccionarias desde donde se cuestiona la necesidad de la lucha de las mujeres, olvidando deliberadamente que las luchas contra todas las opresiones forman parte de la lucha general contra el capitalismo.

Las trabajadoras vemos cómo se agravan las ya difíciles y precarias condiciones materiales de vida, golpeadas crisis tras crisis y guerra tras guerra. Las mujeres del pueblo trabajador no necesitamos que nadie hable por nosotras. Nos queda la palabra y nos queda la acción. NO VIVIMOS en UNA BURBUJA DE PRIVILEGIOS. Lo cotidiano es la desigualdad laboral y con el insoportable encarecimiento del coste de la vida sufrimos mayor vulnerabilidad social.

Por otro lado, los conflictos impactan directamente y de un modo particular sobre nuestras vidas, de un lado son hijos e hijas de la clase obrera quienes terminan, por las circunstancias apremiantes, siendo la carne de cañón que va a morir y a matar a los hijos e hijas de la clase trabajadora de los países a los que las potencias imperialistas van a robar su soberanía y recursos, de otro el cuerpo de las mujeres es un campo de batalla para someter al enemigo y la violación masiva de mujeres se ha convertido en una arma de guerra.

Nosotras como feministas de clase reivindicamos la asamblea, la calle y la manifestación como espacio de lucha y organización para ahondar en la concienciación sobre la desigualdad estructural que sufrimos las mujeres como clase y como género. Y entendemos que ser feminista requiere ser antiimperialista y enfrentar la guerra desatada contra los pueblos por el imperialismo.

Secretaria Feminista

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