Finales de julio en la Región murciana. Por fin, después de un mes de exámenes, calor y ansiedad se publican los nombres de las 798 personas que, después de años de inestabilidad laboral, por fin consiguen su plaza.
Plazas que llegan con esas supuestas medidas de estabilización del personal interino, un proceso que tras extraer a estas 798 personas incorpora a más de 2 000 nuevos interinos a sus listas.
Finales de agosto, con unas cuantas olas de calor y alguna que otra DANA a sus espaldas, las y los interinos murcianos no han podido deshacerse de la ansiedad con la que comenzaban el verano.
Los contratos empiezan en septiembre, pero los actos de adjudicación que marcarán el destino de miles de docentes murcianos para el curso 2024-2025 no salen hasta la última semana de agosto.
Cientos de vacantes que año tras año quedan sin cubrir por personal fijo será de nuevo cubierto por personal interino, que sabrá en el último momento si finalmente trabajará este año cerca de casa o le tocará pasar el curso alargando su jornada laboral tres horas en la carretera.
Mientras, los centros que los recibirán con los brazos abiertos aún no saben quién será o si finalmente se cubrirán esas vacantes que siempre quedan vacías al llegar el verano. Centros que se fueron de vacaciones sin haber podido determinar y cerrar los tutores de muchos de sus grupos de alumnos. Mientras la normativa indica que debe haber estabilidad en las tutorías de los ciclos, nos encontramos niños que cada año cambian de docente, pues dependen de plazas que la Consejería de Educación decide que no le sale rentable ofertar y que sea cubierta por personal definitivo.En cambio, deciden que sean los interinos los que se encarguen de estos niños que no tendrán tiempo de conocer realmente.
Estos procesos de “estabilización del personal interino” que se vienen sucediendo de la mano de Europa no son más que propaganda engañosa. Se sigue dependiendo de una plantilla temporal y favoreciendo la inestabilidad de maestros y profesores en la Región de Murcia y si bien este cuerpo sufre la precariedad de su situación, la más perjudicada es la escuela pública.
Una escuela que, año tras año, inicia curso con falta de personal. Un personal que, con suerte, estará “completo” en octubre y aún así será insuficiente. Una escuela que conforme avance el curso y se presente ausencias y bajas de los docentes verá cómo estas repercutirán en su organización escolar al quedarse sin cubrir en muchas ocasiones, sufriendo en mayor medida la atención a la diversidad. Pues no serán pocos los centros que tendrán que recurrir a los especialistas de esta área, ya de por sí insuficientes, para cubrir las bajas de las tutorías que se vayan sucediendo en un curso.
Un equipo docente, que entre recreo y recreo comenta cómo cada vez más aumenta su carga burocrática, mientras la consejería se centra en cargar de papeles y más papeles a docentes en lugar de escucharlos, proporcionar los recursos materiales y personales que llevan años solicitando, mejorando la calidad educativa. Prefieren centrarse en enmascarar las cada vez peores estadísticas que esta situación acaba provocando en los resultados de nuestro alumnado, el mayor perjudicado de estos ataques continuos a su educación y mayor testigo de esta progresiva muerte anunciada de la escuela pública.
Inés