Cualquier militante comunista que ha empezado a organizarse y adquirir conciencia revolucionaria durante su juventud ha escuchado alguna vez un comentario del estilo: “Yo de joven era de izquierdas, pero con el tiempo maduré”. Sin embargo, parece que, en los últimos tiempos, ser joven y de izquierdas ya no está tan de “moda”.
Las últimas elecciones al Parlamento Europeo han lanzado algunos datos sobre el porcentaje de voto juvenil1 que ha votado a la extrema derecha y al fascismo, unos porcentajes que han hecho saltar las alarmas.
Es una cuestión compleja y con múltiples factores, pero atendiendo a un análisis materialista y dialéctico, lo que queda claro es que es incorrecto e injusto culpar a la juventud del avance de las posiciones reaccionarias en su seno.
La crisis general del capitalismo nos aboca a un futuro bastante negro: tambores de guerra y genocidios en directo, ritmos de trabajo frenéticos, un planeta dando señalas cada vez más claras de su agotamiento, imposibilidad de acceder a una vivienda digna, la salud mental en jaque, salarios que no llegan ni si quiera para reponer la fuerza de trabajo y un largo etcétera.
Hay un pensamiento instalado en esta sociedad, y es que las generaciones venideras tendrán peores condiciones de vida que las de nuestras madres y padres. Ese ascensor social que vendía el capitalismo a través del estado del bienestar está quedando retratado generación tras generación, la falsa meritocracia burguesa y las salidas individuales a las crisis del capital entran en la batalla de ideas que las y los revolucionarios debemos combatir.
La burguesía necesita crear enemigos dentro de la propia clase obrera y el fascismo juega un papel muy efectivo mediante el ataque a cualquier forma de organización colectiva, la defensa a ultranza del nacional catolicismo, el belicismo, culpando a las migrantes por la falta de trabajo y a las mujeres por los avances del feminismo y por poner en peligro al “hombre blanco heterosexual”.
En todo esto, la socialdemocracia ha jugado un papel importante, paralizando las luchas obreras y populares y evitando que los espacios de participación popular tuviesen un carácter de masas, donde la juventud pudiera tener sus primeras experiencias reivindicativas y organizarse en la lucha por sus intereses objetivos como hijas e hijos de la clase obrera.
¡El fascismo avanza si no se le combate!
La juventud tiene que Tomar Partido: ¡Organízate en el PCPE y la JCPE!
Javi Ortega
1 El 15,3% de los hombres entre 18 y 24 años y el 16,54% de entre 25 y 34 años votó a VOX en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo; mientras que los mayores indicadores de voto al partido “Se Acabó La Fiesta” se produjeron en las franjas de edad entre los 18 y los 24 años (9,8%) y los 25 y 35 años (9,5%).