En su afán por aumentar beneficios el capitalismo no duda en esquilmar los recursos naturales, aún más en este contexto en el que la agudización de su crisis alcanza niveles que lo llevan a agonizar. Podemos afirmar que nos situamos ante un escenario en el que el saqueo del planeta se torna insostenible, irrecuperable en muchos casos. Ante ello no queda duda de que solo la ruptura con la dictadura del capital y el avance hacia el socialismo garantiza un futuro medioambientalmente equilibrado, un horizonte que sitúa un nuevo modelo de convivencia con la naturaleza forjado por del trabajo y la organización en los frentes de lucha. En este sentido, el PCPE asume el campo electoral como un frente más, un espacio en el que aportar y compartir con el pueblo trabajador propuestas transformadoras, alejadas de esos cantos de sirena que ofrece el entorno del reformismo y la socialdemocracia y que, en la práctica, no suponen más que el refuerzo a los fundamentos del llamado capitalismo verde. El PCPE, consciente de todo ello, incorpora en su programa electoral una serie de iniciativas que, aún sin ser definitivas, resultan determinantes para aplacar las consecuencias del deterioro medioambiental y avanzar hacia un futuro en el que el pueblo trabajador habite un planeta vivo y saludable.

Algunas de las propuestas más significativas ahondan en el problema de la escasez del agua. El afán por favorecer la agricultura intensiva, las macro granjas y las industrias que gastan y malgastan cantidades ingentes de agua, benefician el saqueo de los recursos hídricos y la contaminación del poco agua que nos queda. Es urgente avanzar hacia políticas que preserven y ordenen adecuadamente el uso de este bien universal e imprescindible para la vida.

A su vez, nuestras costas se están degradando al mismo ritmo que se potencia la especulación urbanística y los planes de turismo de masas. Todo ello arrastra un enorme problema económico y social para las zonas afectadas, así como para las trabajadoras y los trabajadores esclavos de las garras de las empresas del sector, pero también y no menos importante es el deterioro medioambiental que se origina en los terrenos y los ecosistemas afectados. La degradación de las zonas costeras conlleva, entre otros aspectos, la desaparición de la biodiversidad y, en consecuencia, la repercusión directa en la agricultura, la pesca, la calidad del aire, etc. de los lugares implicados. La solución pasa por implementar de inmediato planes de ordenación urbanística y medidas sobre la industria turística, así como acciones para la recuperación y mantenimiento de las costas, con la expropiación de los terrenos que estén afectando a la calidad de las mismas y la total recuperación de los espacios dañados.

Nuestros ríos sufren la agresión de industrias y desagües que vierten en ellos sus residuos, viéndose a su vez acribillados por miles de presas y canales para la explotación incontrolada de sus recursos, y todo ello sujeto a la mínima regulación. Legislar para la recuperación de la salud de las cuencas fluviales es una cuestión fundamental.

La gestión de la pesca y las piscifactorías, así como de la industria ganadera, no es solo un problema que afecta al bienestar animal, unido a ello implica sistemas de trabajo y explotación del medio que arrasan con los fondos marinos, que fomentan la deforestación de los terrenos en pro de cultivar cereales que sirvan de pienso en granjas y piscifactorías, que vierte residuos contaminantes a la tierra y filtran a los acuíferos, etc. Todo ello es sencillamente insostenible, solo una cambio radical en las políticas que lo gestionan podrá significar algún avance para atajar la situación.

Las grandes empresas energéticas, aprovechando discursos intencionados sobre la supuesta energía verde, aprovechan la permisiva legislación al respecto para destruir bosques, paisajes, tradiciones y vida a favor de enormes extensiones de paneles solares o molinos eólicos. El coste medioambiental, social y económico que ello conlleva para las zonas afectadas en absoluto se suple con la energía que generan, son consecuencia directa de la especulación y el afán de lucro. Reclamamos la recuperación de estos espacios naturales y avanzar en el desarrollo de sistemas de generación energética respetuosos con el entorno y consecuentes con las necesidades reales. No obstante, la generación alternativa de energía no puede pasar por las centrales nucleares, que arrastran un enorme riesgo de peligrosidad y generan residuos técnicamente imposibles de reciclar o eliminar, ni de centrales térmicas que conllevan la contaminación de enormes cantidades de agua, ni menos aún de métodos tremendamente agresivos, como es el fracking. La búsqueda de energías limpias y sostenibles solo podrá emerger de los análisis exhaustivos, científicos, sin ánimo de lucro y elaborados desde y por las instituciones públicas. Ese es el único camino.

Son innumerables los aspectos que recoge la lucha por el medio ambiente. A todo lo citado se suman infinidad de propuestas de actuación, como es la política de prevención de incendios forestales, foco de acción para la especulación y el aprovechamiento de las nefastas consecuencias del fuego; o las prácticas municipales de destrucción de los espacios verdes y lugares de esparcimiento, evitando la convivencia y entregando nuestros pueblos, barrios y ciudades al turismo de masas y al comercio. Como decimos, es mucho el trabajo y la lucha que queda por delante y el PCPE es consciente, siendo por ello que en su programa lo recoge y desarrolla como elemento fundamental entre las reivindicaciones del pueblo trabajador.

Por todo ello no tengas duda, el 28 de mayo vota consciente, vota comunista, VOTA PCPE.

Javier Martorell

uyl_logo40a.png