Curiosamente la Unión Europea ha exhibido unidad a la hora de imponer sanciones  y cambiar sus normas para financiar el envío de armas a un país en guerra, con la única excepción de la ultraderechista Hungría. Desde que comenzó la guerra, España, junto con otros países, anunció un aumento significativo de su presupuesto militar. Las naciones europeas anunciaron aumentos de 200.000 millones de euros en sus presupuestos de Defensa durante los tres primeros meses del conflicto y la UE ha utilizado más de 2.500 millones de euros para financiar el envío de armas a Ucrania a través del “Fondo Europeo de Apoyo a la paz” (no os parece cuando menos curioso el nombrecito), fondo que -según la misma UE- fue creado para “reforzar su capacidad de prevenir conflictos, consolidar la paz y reforzar la seguridad internacional”. ¡Es encantador cómo se repiten los mantras a lo largo de la historia! También en los años previos a la Primera Guerra Mundial los países que luego se enzarzaron en esa matanza se armaron hasta los dientes “en nombre de la paz”.

Por otro lado, ahora no existe el Bloque Soviético para el que presuntamente se creó la OTAN y observamos que dicha coalición se arroga la misión de intervenir en cualquier lugar del mundo y aumenta la incorporación de países. Ahora están llamados Suecia, Finlandia y Dinamarca para integrarse. Y se aceleran los planes para poner fin a la dependencia energética (de Rusia, que las otras no importan) y se relanza la industria europea de defensa.

Que nadie piense que España contribuye a la guerra solo regalando municiones, minas, baterías antimisiles y tanques, entrenando en suelo español a las tripulaciones ucranianas que van a manejar los tanques Leopard gustosamente entregados. No se olvide que España ha abrazado definitivamente la integración militar en la Alianza Atlántica, comprometiéndose en la cumbre de Madrid ha elevar al 2% del PIB el gasto militar y llegar a un total de 300.000 soldados (multiplicando por ocho la cifra actual). Un rearme inédito en las últimas cinco décadas.

Dentro de la misión Enhanced Forward Presence se ha reforzado la presencia en Letonia que contaba con 450 efectivos, aumentados este año en un 40% hasta alcanzar los 650, con 129 carros de combate Leopardo 2E (el último grito) y los vehículos de combate de Infantería (VCI) 'Pizarro', el transporte oruga acorazado (TOA) M-113, morteros pesados, vehículos de combate de zapadores (VCZ), misiles contra carro 'Spike' y una batería de misiles de defensa tierra-aire NASAMS desplegados en la base aérea de Lielvardes. Es la primera vez que el Ejército Español despliega tal capacidad militar en el exterior: ¡el patrón estará contento!

También para participar en misiones de vigilancia y control del espacio aéreo en el área del Mar Negro aporta cuatro Eurofighters en Bulgaria, ocho F-18 en Lituania, pertenecientes, respectivamente, a las alas ubicadas en Sevilla y Albacete con unos 130 militares. Además contribuye con otros aviones de combate entre los meses de abril a septiembre con el 'Destacamento Vilkas' en misiones de vigilancia y control del espacio aéreo de Estonia, Letonia y Lituania. Y ha desplegado un radar en Rumanía del Grupo Móvil de Control Aéreo (GRUMOCA) con alrededor de 40 militares encargados de mantener la actividad del equipo.

Y para terminar con las tropas españolas en las cercanías de las fronteras rusas podemos señalar los 149 militares de asesoramiento en Irak y la batería de misiles Patriot en Turquía, junto a la participación en los Standing NATO Maritime Groups donde se integran tres buques de la Armada.

¡Menos mal que nuestro gobierno es el más pacifista del mundo mundial!

Marcos M. Rodríguez Pestana

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