Los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO siguen tendiendo la mano a la patronal en la búsqueda de un acuerdo para la subida del SMI. Unas centrales sindicales sin ninguna ambición de movilización y lucha obrera desde hace 40 años que solo buscan pactar cuatro migajas engañando al conjunto de la clase obrera y que no surjan explosiones de lucha en la calle. En una nueva vuelta de tuerca más para el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras, estos sindicatos - en los marcos de negociación del salario mínimo y en vistas a alcanzar un acuerdo en el V Acuerdo de Empleo y Negociación Colectiva (AENC) – plantean a la patronal que dicha subida se produzca en una forma de “salario diferido”, es decir, que ésta se traduzca en complemento para los planes de pensiones de empleo (PPE), planes que abren la puerta a la privatización del sistema público de pensiones. Esto supone que entidades gestoras (como bancos, sociedades, fundaciones, también sindicatos) gestionen el dinero de la clase obrera directamente a su parecer. Vendido como fondos intocables para el futuro trabajador o trabajadora pensionista, lo que supone en la práctica es que bancos, fondos de inversiones, etc de los que son partícipes en sociedades o fundaciones, dispongan de un nuevo fondo dinerario cuantioso.

Esta nueva propuesta se apoya en el recientemente aprobado convenio de la construcción, en el cual, con el amparo de dichos sindicatos se introdujo éste nuevo elemento como es el que las próximas subidas de salario sean sustituidas por aportaciones a los planes de pensiones de empleo. Esta medida le encanta a una patronal a la que en cuenta de subir directamente el salario a los trabajadores y trabajadoras, mete dicho dinero a un fondo del que subsidiariamente también disponen para lo que quieran ya que son los gestores del mismo. Además eliminan la “presión” (por así decirlo) de tener que revisar los salarios al alza cada determinado periodo de tiempo, ya que introduciendo esta nueva práctica en la negociación de los convenios, en cada uno se negociaría un tipo de subida, acrecentando todavía más la desigualdad entre la clase obrera.

Para hacernos una idea de lo que supone, tomaremos de ejemplo el convenio de la construcción, el cual se vende como un éxito total que se acordase una subida del 10 % del salario en tres años (4 % en 2022, 3 % en 2023 y 3 % en 2024). Vamos a desglosar dicha cifra:

  • Ese 10 % no es la subida real del salario ya que de ahí, un 3,75% va a parar al plan de pensiones.
  • Por tanto, repartido en años queda de la siguiente manera:
    • 2022: subida salarial de un 2,5 % y un 1,5 % para el plan de pensiones.
    • 2023: subida salarial de un 2 % y un 1 % para el plan de pensiones.
    • 2024: subida salarial de un 1,75 % y un 1,25 % para el plan de pensiones.

Podemos desdibujar entonces que realmente la subida que se producirá, es decir, lo que se percibirá en la nómina será un 6,25 % en tres años, frente a un 3,75 % de aportación total a los planes de pensiones. Por tanto, y teniendo en cuenta que nos situamos en un IPC en torno al 6,8 % en el mes de noviembre, ni en tres años se recupera poder adquisitivo de los salarios (tomando como ejemplo éste convenio). 

Nos encontramos ante otra artimaña más de la burguesía para hincar el diente al jugoso sistema público de pensiones y los cuantiosos beneficios que les supondría controlarlos mediante los planes de pensiones. Permitiendo esto estamos regalando a la burguesía todavía más beneficios y vidas lujosas a costa de hipotecar nuestro futuro.

Ya basta de pactos y de falsas promesas por quien dice defender a los trabajadores, la clase obrera no podemos esperar nada de ningún pacto, nunca nos han regalado nada, sino que lo hemos ganado luchando en la calle a costa de mucho sufrimiento, no permitamos que nos lo quiten.

Arturo M.

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