Son como los perros de presa: una vez que les hemos dejado morder las pensiones, no las quieren soltar hasta que estén a gusto de la UE, la banca y la patronal. Cuando hablamos de que “son”, nos referimos a todos aquellos que en lugar de defender un sistema equitativo y solidario, nos venden la necesidad de “retocar”, por no decir recortar, las pensiones para que éstas sean sostenibles.

O les quitamos las pensiones de la boca, o nos quedamos sin ellas, metiendo nuestros ahorros en planes privados que harán ganar dinero a la patronal, pero descapitalizarán a la clase obrera.

Vamos a intentar acabar con algunos de los mitos que se usan insistentemente para justificar la prolongación de la vida laboral, el computo de años necesarios para poderse jubilar o el incremento de la pensión si prolongas más allá de la edad de jubilación.

1.- El gobierno, la oposición, los sindicatos y la patronal, todos saben que la esperanza de vida no es igual según qué profesiones; de hecho, y sin realizar ningún estudio en University of Colorado, podemos asegurar que un albañil, una limpiadora, un camionero no llegan a la edad de jubilación con el mismo estado físico que un abogado o juez, un senador, un profesor universitario o un policía local (aunque estos últimos pueden jubilarse a los 59 años).  Es decir, dependiendo de la profesión tendrás una calidad de vida y por tanto una esperanza de vida.

Según el INE (que para Ayuso debe de ser un nido de comunistas) la esperanza de vida crece porque disminuye la mortalidad infantil, y como esto es una media, cada niño/a que no muere o joven que no se accidenta, hace incrementar la esperanza de vida, aunque nos muramos a la misma edad. Es como lo de la cena donde está el Gobierno, la patronal, los sindicatos y el obrero. Sacan dos 2 pollos: el gobierno se come uno, la patronal y los sindicatos se comen otro y el obrero se queda sin cenar, pero la estadística dirá que nos hemos comido medio pollo cada uno.

En definitiva, usar el argumento de la esperanza de vida para prolongar los años de trabajo es una falacia que, no por muchas veces repetida por Cuca Gamarra o Escrivá, debe ser asumida como verdad absoluta. Aquellas profesiones que cotizan y ganan por encima de la pensión máxima de 2.819,20 euros, no quieren jubilarse porque pierden dinero y normalmente su trabajo les permite seguir en activo. A estos les suben un 4% anual si prolongan su vida laboral.

La pensión media del sistema asciende en 2022 a 1.092,18 euros mensuales. Esta cuantía comprende las distintas clases de pensión (jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en favor de familiares). Estas personas, que además tienen una esperanza de vida menor, quieren jubilarse hoy porque ayer no pudieron. No piensan en prolongar sino en anticipar.

2.- Con los datos del Banco de España (otro nido de rojos, como todos saben), la ampliación del cómputo de 25 a 35 últimos años cotizados, que es otro de los debates futuros en la reforma de las pensiones, sin introducir ninguna variable supondría un recorte para las futuras pensiones del 8,2%. Si introducen que se pueda eliminar algún año donde la cotización haya sido muy baja, el recorte en las pensiones mínimas sería menor, ya que las máximas seguirán estando garantizadas.

Es decir, mientras se habla de eliminar el límite a la pensión máxima, para que sea según lo que se haya aportado, aumentando la pensión máxima (el sistema de jubilación no es un sistema de ahorro sino de solidaridad intergeneracional y de clase); aquellas personas que han tenido una vida laboral tranquila pueden ampliar su edad de jubilación con un aumento del 4% anual, mientras que a quienes han padecido las penurias de un trabajo precario o duro se les dificulta la jubilación anticipada.

Como dice una amiga limpiadora: los que deciden sobre nuestras pensiones están en los sillones y no en los callejones. En definitiva, todavía no nos han aplicado la segunda fase de la reforma de las pensiones, que será antes de fin de año; pero los “perros” ya están pensando en cómo seguir comiéndose nuestras conquistas.  Y esto solo se para con dos principios: 1.- Con movilizaciones donde se impliquen los trabajadores y trabajadoras en activo, con sus comités de empresa, la juventud que está estudiando y no piensa en pensiones, porque no se las creen, y por supuesto, los pensionistas. 2.- Con organización, y esta pata es fundamental, porque movilizaciones pueden incluso hacer los sindicatos que luego nos venden. Es necesaria la organización, con aquellas organizaciones que no tengan pelos en la lengua para defender las pensiones públicas, la edad de jubilación a los 60 años, pensión mínima de 1.200 euros, así como romper la brecha de género y la reducción en las pensiones de viudedad. Es decir, con organización en el PCPE, claro está.

Vicent Alcaraz

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