Se despidió Toni Cantó jurándole a Ayuso que su paso por la Oficina del Español fue para él una experiencia inolvidable que le llenó de orgullo. Para nosotros también, digamos que para nosotros más que una experiencia fue un experimento corto pero duro, como el dolor del viudo...

Desde luego, no se qué haríamos sin la existencia de este simpático y sufrido hombre, capaz de entrar en pactos, entendimientos y conciertos para ir cambiando de partido a partido con una celeridad abracadabrante, sin que nadie viera en sus mutaciones ningún atisbo de malas artes o de acto reprochable, más bien todo lo contrario, cuando la certeza del rumor tomaba cuerpo, celebraban su marcha deseándole una bendita y fugaz estancia con la nueva camarilla.

Toni Cantó no es que sea un tránsfuga, ni un desertor cualquiera, es más bien un golondrino, un trotapartidos, un hombre movedizo, un ser titubeante y agitado que todavía no ha encontrado su rinconcito en la sociedad.

En la desasosegada y continua búsqueda de su “yo trascendental”, el muy granuja renuncia al puesto que le habíamos creado a capricho y por si no tuvíéramos bastantes preocupaciones nos deja el español “empantanao”. ¿Quién timoneará ahora nuestra lengua? ¿Quién defenderá a nuestro idioma de los ataques del griego, el inglés o el turco? ¿Dónde queda el epítome gramatical que nos tenía prometido? ¿Quién velará ahora por la potencialidad y el buen uso del español? ¿Qué otra ciudad estará en capacidad de ser capital del español en el mundo si no es la Madrid de las cañitas?, ¿qué pasará ahora con el Festival de la Hispanidad? ¿Quién glosará las proezas de Cristobal Colón?.

Toni se va a la tele. No sabemos si sus empleadores le habrán exigido certificado de empadronamiento para acometer su etapa televisiva, tampoco sabemos si la oferta superará los 75.000 euracos anuales que percibía por conjugar el subjuntivo en la oficinita que le montamos en la calle Alcalá, ni sabemos si el flamante contrato contempla la fugacidad en el cargo, lo que sí sabemos es que Toni tiene un pasado cinematográfico despachurrante. La de él ha sido una vida dura y difícil, no todo ha sido hacer estropicios en los partidos que le cobijaron, que él tenga un déficit de estabilidad no significa que no le quieran las cámaras y los focos.

La 7NN, una cadena de televisión de alcance “nazional” ¡cágate lorito! Movida por los buenos antecedentes del lumbreras del español, ha decidido poner ante los hocicos de su clientela, las noches de los sábados, la agudeza, el talento y la ilustración de Toni Cantó.

“La vocación de la 7NN es la de convertirse en una network de contenidos sindicados en toda la Iberosfera”. Nos faltaba esta definición para entenderlo todo. Toni ha dejado la oficina de Madrid porque, como era de esperar, sus aptitudes trascienden lo estrictamente peninsular, su naturaleza le conduce a ultramar, su predisposición ecuménica no le permite permanecer encapsulado en esta España tan estrecha y raquítica, Toni quiere, a través de las ondas, llegar a la Iberosfera para que gocen de su balsámico español los cinco continentes.

Nosotros, que nos alegramos tanto de las glorias y los triunfos ajenos, lamentamos no acompañarle en esta nueva aventura porque hemos elegido como primera lengua el arameo.

Telva Mieres

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