Cuando el capitalismo monopolista mundial  empezó a disminuir su tasa de beneficios en los sectores clásicos –agricultura, industria, servicios básicos– empezó a diseñar y a poner en práctica un proyecto a nivel global eufemísticamente denominado “neoliberalismo”, mediante el cual aquellos sectores que hasta entonces habían estado regidos, tutelados o dirigidos por los estados-nación y que no habían sido objeto de su codicia hasta entonces por mor de la crisis de beneficios de este capital monopolista, se convierten en claro objeto de deseo, comenzando  una privatización  salvaje, brutal, despiadada de sectores como la sanidad, la educación, servicios sociales que ya en el santa-santorum del capitalismo USA se venían ensayando, con resultados altamente satisfactorios en cuanto a beneficios, pero altamente criminales en cuanto a resultados sociales y humanos.

Este modelo USA  se traslada a la UE a partir de 1991 coincidiendo con la caída del bloque socialista europeo y libre el capital monopolista europeo de cualquier dependencia consensual.

La Unión Europea empieza a crear instrumentos financieros como el euro, el Banco Central Europeo e instituciones complementarias financieras, pero descubre que para ser una potencia capitalista importante  a nivel  mundial necesita, además de los instrumentos antes enunciados, un gran mercado de capitales “libres” y de gran tamaño, y que ese mercado financiero de carácter mundial solo lo puede conseguir detrayendo las enormes masas monetarias destinadas a pagar pensiones y jubilaciones. Comienza el gran robo, los ladrones  entienden, con buen criterio, que la base de ese proyecto va a estar en la privatización de las pensiones públicas, objetivo que se alcanzará mediante la paulatina o rápida bajada de pensiones y las medidas fiscales tendentes a facilitar las pensiones privadas por parte de personas individuales o por parte de las empresas, esperando que en un breve o medio periodo de tiempo las pensiones públicas estén devaluadas  y que las privadas adquieran la masa crítica necesaria para poder ser la alternativa, legislando la imposibilidad de pensiones públicas para el futuro, tanto por el número de años necesarios para poder optar a ella, como por las condiciones y la cuantía.

No hay día, semana o mes en que no aparezcan en los distintos medios de propaganda de la burguesía mundial el tema de las pensiones y las jubilaciones, donde el capitalismo expresa en su lógica la necesidad de modificar las ya escasas pensiones y las ya draconianas condiciones para acceder  a una misérrima pensión.

No obstante  y a pesar del control de los medios, de las fuerzas represivas y de la apatía social, están surgiendo  en los últimos tiempos multitud de acciones  en todos los países del mundo tendentes a denunciar la operación económico-política de la aducción de las escasas pensiones por parte de las grandes entidades financieras nacionales e internacionales ligadas al capital financiero monopolista. Gran cantidad de colectivos de todo tipo y color vienen denunciando cada vez  con más fuerza las medidas legislativas y económicas que los gobiernos de la dictadura del capital están implementando en los distintos países del mundo para conseguir remontar la tan ansiada tasa de beneficios.

Para dar una respuesta organizativa, política y económica a los millones de pensionistas del mundo creemos necesario recordar  que los días 4, 5 y 6 de febrero la Federación Sindical Mundial va a celebrar su 1º Congreso en Barcelona, con la voluntad política, sindical y social de dotar a los pensionistas y jubilados de un instrumento para poder defender adecuadamente sus intereses. El cada vez mayor número de pensionistas a nivel mundial va a tener un instrumento clasista muy útil para la clase obrera en su conjunto y para ellos en especial.

J.M.

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