Enmarcada en una serie de reuniones que mantuve en Euskal Herria como Secretario General del PCPE, el pasado 8 de junio en la sede del sindicato en Iruñea tuvimos la ocasión de compartir durante algo más de 2 horas con el compañero Mikel Lakuntza, Secretario General de ELA. Un encuentro en el que compartiendo análisis de la realidad compleja que enfrenta el movimiento obrero, tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano la posición del que hoy ya es el principal sindicato de EH tanto por afiliación como por delegados y delegadas.

El viraje inverso de ELA

Nacido en 1911 de la mano del PNV para enfrentar la fuerza que iba cobrando el sindicalismo de clase en EH, su desarrollo viene marcado por la Guerra, el exilio y, fundamentalmente, por  el III Congreso de 1976 en el que se desvincula del PNV e inicia un camino de compromiso exclusivo con la defensa de los intereses y necesidades de la clase obrera, adoptando en la práctica la referencia de la lucha de clases como identidad inequívoca de un sindicato que camina decididamente a un modelo sindical de clase.

La decisión de constituir una Caja de Resistencia con el 25% de todas la cuotas de su afiliación fue solo el primer paso de un proceso que les llevó, primero a cambiar su estrategia de unidad sindical fundamentándola en el rechazo al pacto social y, posteriormente, decidir en 2006 abandonar todos los órganos de participación institucional en el que aún estaban y situar prioritariamente su estrategia para la negociación colectiva en la fuerza colectiva que como clase nos da la HUELGA.

Un proceso que califican de irreversible y que demuestra que, frente a la claudicación y naturalización del pacto social y las políticas de conciliación de clases que hoy abrazan la mayoría de sindicatos –fundamentalmente los a sí mismos llamados agentes sociales-, es posible desarrollar una acción sindical fundamentada en la fuerza de los trabajadores y trabajadoras y no en la dependencia del estado.

Las victorias llegan y es posible

Afirmaba el compañero tras expresarle la importancia que para el movimiento obrero del Estado español tienen las luchas desarrolladas por ELA y, sobre todo, las victorias alcanzadas en los últimos años. Necesitamos referencias triunfantes y, en ese sentido, le comentábamos que ELA nos reforzaba con cada una de las huelgas que venía convocando con una voluntad inequívoca de resistencia hasta la Victoria.

Sin duda la Caja de Resistencia juega su papel, pero también la formación de cuadros sindicales que, desde la misma base de la empresa, son formados como sindicalistas con una clara vocación de “contrapoder”.  Una experiencia que expresa que sí hay espacio y futuro para un sindicalismo de confrontación que, vinculado a la realidad material de los trabajadores y trabajadoras, defiende sus derechos laborales y se compromete en una creciente intervención sociopolítica. Un sindicalismo que, en una acción unitaria y usando los recursos sindicales del conjunto de la organización, interviene también entre los sectores más precarizados con la voluntad de organizarlos e incorporarlos a la lucha por sus derechos.

De su experiencia en Iparralde desarrollando todo un proyecto de intervención social vinculado a la organización de los sectores más precarizados y empobrecidos, tomamos nota para seguir profundizando en el conocimiento de una experiencia totalmente puntera que abre un espacio de trabajo no desarrollado por el sindicalismo de clase en la actualidad.

Finalizamos señalando el reconocimiento que el propio compañero Lakuntza realizaba de su presencia en la CES donde, con la excepción de la CGTP, se sienten una isla en medio de un océano de sindicalismo de claudicación y pacto.

Sin duda, una experiencia importantísima para el futuro del movimiento obrero que seguiremos muy de cerca por todo lo positivo que representa.

Julio Díaz

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