Una bandera española al revés, en el podio donde estaba sentado el presidente del Gobierno y anfitrión de la Cumbre de la OTAN, Pedro Sánchez, pudiera haber sido una nota discordante, aunque huele más a humillación hacia los anfitriones. Al parecer se enteraron del hecho cuando el propio Secretario General de la Alianza «pidió disculpas».

 

Foto: BBC

Otra lectura pudiera ser «para qué y por qué dar importancia a la bandera, si eso ha sucedido otras veces y en circunstancias similares». Por ejemplo, durante el encuentro de Pedro Sánchez con el rey de Marruecos, Mohamed VI, el pasado abril, se colocó al revés la bandera de España que acompañó la cena.

De vuelta a lo que sucede en la Cumbre de la guerra, lo más importante ya estaba dicho y, además, «cocinado» por quienes mandan –o mejor decirlo en singular, por quien manda–, es decir Joe Biden, el verdadero jefe de la Alianza.

«Hoy anuncio que EE. UU. mejorará la posición de sus fuerzas en Europa, y responderá al cambiante entorno de seguridad, además de reforzar nuestra seguridad colectiva. A principios de este año hemos enviado 20 000 tropas estadounidenses adicionales a Europa para reforzar a nuestros aliados, en respuesta a la agresiva actuación de Rusia, tras lo que nuestras fuerzas en Europa ascienden a 100 000. Vamos a seguir ajustando la postura de nuestras fuerzas», añadió.

Explicó que, como medidas para conseguir este objetivo, aumentarán los destructores con base en España, de cuatro a seis; establecerán la sede permanente del Quinto Cuerpo del Ejército de EEee. UU. en Polonia; y mantendrán una brigada adicional en rotación de 3 000 militares, además de un personal de 2 000 miembros en Rumanía. Igualmente, mejorarán los despliegues rotacionales en los Estados bálticos, enviarán dos escuadrones adicionales de cazas F-35 al Reino Unido y defensa aérea adicional y otros recursos para Alemania e Italia.

No se incluye en la lista bélica de Biden quién o quiénes pagarán todo el armamento y la estancia de los militares en suelo europeo; pero se sabe que serán los contribuyentes de cada país, a los que exprimirán para pagar las armas que venderá el Complejo Militar estadounidense, mientras son los gobiernos del Viejo Continente los que agradecerán la «ayudita» y posarán sonrientes junto a Biden, aunque en la foto no aparezca Jens Stoltenberg, el secretario general de la Alianza –al menos en papeles–.

En las sesiones de la Cumbre de la otan, el primer día, ya se aprobó la «nueva estrategia» que acusa a China de «desafiar los intereses de seguridad de la OTAN», y a Rusia de «amenaza significativa directa».

El bloque militar sostuvo que las políticas y ambiciones de China «desafían nuestros intereses, seguridad y valores». «Las operaciones maliciosas híbridas y cibernéticas de la República Popular China y su retórica confrontacional y de desinformación tienen como blanco a los aliados y dañan la seguridad de la Alianza».

Rusia ha respondido a las amenazas de la otan con un mensaje muy claro: «Haremos todo lo posible para que nuestra seguridad y la de nuestros aliados esté garantizada en cualquier circunstancia, independientemente de la onda expansiva, y de cualquier acuerdo que se haya alcanzado en la preparación de la cumbre de Madrid… lo que es lamentable».

Mientras, en las calles de la capital española el pueblo expresa un NO a la OTAN y pide emplear ese dinero en resolver los problemas económicos y sociales.

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