Marruecos sufre no solo un gobierno títere lacayo del imperialismo, sino también una sangrienta dictadura del capital en forma de monarquía. No sorprende que la prensa burguesa no se haga eco de los conflictos obreros de este país, que siempre intenta hacer pasar como democrático. Afortunadamente, el país cuenta con una estructura de lucha obrera y popular muy solvente.

Vía Democrática, nuestro partido de referencia en Marruecos, comunica las atrocidades del gobierno marroquí contra los derechos humanos a través de sus medios de expresión. En primer lugar, la limitación de la libertad de expresión con el juicio a un grupo de miembros de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en Safí y a la bloguera Saida Al-Alami, acusada de insultar a un organismo oficial y a un empleado judicial, así como también de difamación. El próximo 8 de abril tendrá la primera vista en Casablanca. En segundo lugar, la represión al movimiento obrero, ejemplificado en juicios simulados contra profesoras y profesores que se manifestaron en defensa de su trabajo y de la escuela pública. El gobierno se niega a contratar a estos docentes, a pesar de que les correspondía por convenio. El Colegio de Abogados de Rabat ha establecido un comité de apoyo y defensa para estas trabajadoras y trabajadores, dándoles respaldo legal, sindical y político.

En la actualidad, los trabajadores de mantenimiento de OCP, el grupo que administra la mina de fosfato en Safí, están en lucha para preservar los derechos conquistados antes de que fuesen trasladados a una de las empresas de manipulación por la administración de la mina. Igualmente, las jubiladas y jubilados, así como también viudas y viudos, siguen luchando para no ver reducidos sus derechos tras los recortes de OCP.

Marruecos, lacayo del imperialismo, no puede mostrarse ante el mundo como lo que es: una sangrienta dictadura del capital.

Gabi

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