Mal que le pese a la patronal del comercio y a la beatería que sigue creyendo en la capacidad de un palomo para fecundar a una mujer, este 1º de Mayo no es el Día de la Madre.

Mal que le pese también al reformismo sindical y político que desfila en silencio ese día, la manifestación del 1º de Mayo tampoco es ninguna procesión.

Y no lo es en ninguno de los dos casos, porque siguen siendo muchas las razones para levantar la voz en contra de la explotación y las injusticiasque, de forma creciente, cruzan esta sociedad de lado a lado golpeando al conjunto de la clase trabajadora, pero muy especialmente a la juventud y las mujeres que padecen altísimas tasas de paro, de contratación a tiempo parcial (aunque realmente lo único parcial sea el salario y no las horas) y, en general, la clase obrera llega a este 1 de Mayo con los porcentajes de pobreza en escalada libre, casi tanto como los precios de los servicios básicos y la carestía de la vida.

Enfrentamos un sistema incapaz de satisfacer las necesidades de la mayoría social trabajadora y un Gobierno a su servicio que nada ofrece, salvo su manido discurso del mal menor, la conciliación y el miedo a la derecha.

¿Qué derecha? La que pacta con la patronal las contrarreformas laborales, la que incrementa el gasto en armamento, quienes usan el CNI para espiar, los que permiten el expolio de las eléctricas, los que blanquean el fascismo y le entregan armas en Ucrania, quienes garantizan con las pensiones los 140.000 millones de los Fondos de Recuperación que ya se está repartiendo la gran patronal… Todo eso ya lo hace el Gobierno PSOE-UP.

A las cosas por su nombre, hablando claro y para que no sigan engañando con lo que es y representa el que llamándose pomposamente el gobierno más progresista de nuestra historia, no es más que un dócil gestor al servicio de las grandes fortunas y monopolios que dominan el Estado, cuya principal misión es mantener adocenada y desmovilizada a la clase obrera. Ese ha sido el papel histórico de la socialdemocracia y sigue siéndolo en la actualidad.

Por ello, y por toda la compleja historia de lucha que convirtió el 1º de Mayo en el día Internacional de la Clase Obrera, historia a la que nunca renunciaremos, es más necesario que nunca concebir internacionalmente este día como una Jornada de movilización y referencia inequívoca de la defensa exclusiva de los intereses y necesidades de los trabajadores y trabajadoras del mundo. Levantando la bandera de lucha y reivindicación frente al enemigo de clase que nos saca la sangre en los tajos y frente a sus gestores gubernamentales que le facilitan nuestra explotación extenuante y el robo y expolio al pueblo trabajador.

Ese es nuestro compromiso y nuestra responsabilidad en un día de Lucha Obrera en el que se impone la necesidad de levantar bien altas las banderas del Internacionalismo y la Paz y seguir clamando en contra del Pacto Social y las políticas de conciliación de clases que nos ponen a los pies de una Patronal insaciable y cruel, sin límite en su compromiso por desvalorizar la fuerza de trabajo y aumentar las tasas de explotación.

Guerra y Pobreza son las dos grandes amenazas que se ciernen sobre la clase obrera y, consecuentemente, los dos grandes retos que enfrentar.

La clase trabajadora necesita hacerlo desde posiciones que expresen su independencia de clase; requiere analizar la realidad desde los parámetros exclusivos de sus intereses y quitarse de encima la dependencia ideológica de la burguesía que, a través de los más diversos medios, la coloca ante la pérdida constante de derechos con la vergonzosa gestión del llamado mal menor.

Seguir errando en el análisis, equivocando el diagnóstico y manteniendo un amplio consenso social es la paz de los cementerios para nuestra clase.

En consecuencia, corresponde empezar a hacer las cosas de manera diferente para invertir la tendencia de pérdida constante de derechos laborales, colectivos y de empeoramiento de nuestras condiciones de salud y de vida que padecemos.

Objetivicemos con claridad la causa y sus responsables y, desde ahí, desde esa realidad difícilmente refutable que se vive todos los días en cualquier centro de trabajo y en cada uno de los hogares de la clase trabajadora, vayamos generando un proceso de toma de conciencia y organización fundamentado en la propia experiencia e inquietudes de nuestra clase.

Pobreza, la carestía de la vida, la deuda pública, la corrupción sistémica, la decadente monarquía que lo roba todo, el creciente gasto militar, los recortes sociales y las privatizaciones, el desmantelamiento de la atención primaria y el expolio de la sanidad pública , el abandono de los barrios obreros, la desvalorización de la fuerza de trabajo, las pensiones de miseria, los salarios que no alcanzan para casi nada, la doble esclavitud de las mujeres trabajadoras, el cambio climático, la destrucción del entorno natural y el territorio…., todo ello tiene una razón y unos responsables. No existen las maldiciones divinas.

El capitalismo es el responsable de todo ello. La existencia de una sociedad dividida en clases, que ya es incapaz de contener en su seno la contradicción creciente entre el carácter social de la producción y la propiedad privada de los medios de producción, es la causa de esta realidad que amenaza a la Humanidad.

La pobreza de un mundo en el que crece la explotación para que monopolios y oligarcas, cada día más concentrados, incrementen su riqueza a niveles inasumibles para el futuro de la Humanidad, requiere de una respuesta coordinada de los pueblos del mundo enfrentando a las instituciones que, como el FMI, el Banco Mundia, la UE o la OMC, definen sus estrategias de dominación y pretenden legitimarlas a través de sus instrumentos de dominación ideológica y de propaganda. Trabajamos por un amplio Frente Mundial Antiimperialista que, desde la unidad en la diversidad que expresa la pluralidad de realidades políticas e ideológicas que enfrentan el Imperialismo, permita avanzar hacia un Mundo en Paz con Justicia Social…, en definitiva, hacia el Poder Obrero y el Socialismo.

Igualmente, reiteramos nuestro compromiso con la Federación Sindical Mundial (FSM) y la realidad sindical de clase coherente y comprometida en exclusiva con los intereses de la clase obrera internacional que representa.

La pobreza y la muerte en un mundo en el que la guerra sigue siendo el recurso de los poderosos para el control de los recursos naturales y el comercio y la OTAN es su instrumento más desarrollado y criminal. No a la Guerra Imperialista, no a la OTAN y no a la firma del Tratado con los EE.UU para la renovación de las bases de Rota y Morón. El Gobierno de coalición PSOE/UP con la firma de este Tratado, el incremento del gasto militar y el envío de armas a Ucrania, reafirma su compromiso con la guerra imperialista. Nada más que decir; los hechos son suficientes.

Por todo ello, porque no es posible seguir conviviendo con las colas del hambre y los beneficios millonarios de las eléctricas y la banca que nos roban a diario, hay que poner muchas cosas patas para arriba, acabar con todo lo que se ha venido haciendo mal hasta ahora y colocar en su sitio a quienes en nuestro nombre llevan décadas firmando pacto social tras pacto social y de conciliación de clases, en contra de nuestros intereses inmediatos.

Este 1º de Mayo, también seguimos exigiendo la derogación de las Reformas Laborales del PSOE y PP y denunciamos las mentiras de un Gobierno que prometió una cosa para, de la mano de la Patronal y CCOO y UGT, acabar haciendo la contraria sin ningún rubor. Nada más que decir de quienes ya hace mucho tiempo usan la mentira como herramienta política.

Levantemos pues una alternativa propia de organización. Unamos nuestras fuerzas en lo que compartimos y propiciemos espacios de participación que dejen posos de organización para seguir luchando y haciendo crecer la conciencia de clase.

VIVA LA LUCHA DE CLASES.

VIVA EL 1º DE MAYO

Julio Díaz. SG del PCPE

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