Hemos analizado en otras ocasiones la situación de extrema vulnerabilidad que colocan los conflictos bélicos a las mujeres y de cómo pueden sufrir todo tipo de violencias en ese marco. Por así decirlo, como las mujeres son víctimas especialmente afectadas al ser también “terreno de conquista”, queremos abordar en este breve espacio también el papel de las mujeres como victimarias, como ocasionadoras de violencia en su entorno como es el caso de las milicianas nazis en Ucrania o las militares incorporadas a los ejércitos y misiones de la OTAN.
Un caso referencial también desde el apartado diplomático es el de Madeleine Albrigth fallecida recientemente y que en diversas ocasiones hizo llamados desde su posición de poder, fue embajadora de EE.UU ante la ONU y la primera mujer en llegar a ser Secretaria de Estado de ese país. Para que el ejército interviniera, bombardeara, en diferentes conflictos, llegó a afirmar que sentía muchos remordimientos por no haberlo hecho en Ruanda, como forma de evitar el genocidio, pero nunca culpa por impulsar la intervención en Yugoslavia y en unas declaraciones de 1996 afirmó que “aunque las sanciones contra Saddam Hussein hubieran matado a medio millón de niños, merece la pena.”
Destacan sus obituarios que probablemente su logro más trascendente fue uno que es de rabiosa actualidad: la ampliación de la OTAN a los países de la antigua órbita soviética…
“Desde mi cargo pude ayudar a los nuevos países democráticos de Europa Central y del Este, incluyendo mi tierra natal de Checoslovaquia, a convertirse en miembros de pleno derecho del mundo libre”. Pues de esos polvos, estos barros.
Tampoco podemos ver acríticamente dentro del clima “belicista” que atraviesan los medios de comunicación, como se presentan en el relato de “la resistencia” Ucraniana a mujeres que se alistan masivamente y que “dan la vida por su país”. El número en el Ejército ucraniano no para de crecer, ya son más de 57.000, casi una cuarta parte del total y vemos como desde medios del sistema se reivindica su papel, y el 8M se las pone como ejemplo y “se reivindica el papel de las mujeres en escenarios bélicos como el actual, que no debe limitarse a las labores de cuidados”.
Defendiendo como defendemos la incorporación de las mujeres a todas las esferas sociales y el gran valor de representación que tiene para las niñas ver a mujeres en puestos de poder no nos dejamos engañar con que esos hechos en sí mismos sean un referente feminista ya que la situación de las mujeres en los conflictos también viene atravesada por las distintas opresiones, fundamentalmente la de clase, por el bando en que se sitúen y por el papel que asuman. El empoderamiento feminista no deviene del ejercicio de la violencia en el marco del capital, deviene de la lucha denodada contra cualquier tipo de explotación y opresión, incluida la de las armas.
Tatiana Delgado Plasencia