Estanterías de supermercados vacías, esta vez no de papel higiénico, pero sí de aceite de girasol porque se producía en Ucrania y en Rusia, pero es que España también lo produce y es excedentaria (vamos que exporta más de lo que consume) porque donde vaya el aceite de oliva, que se quite el resto.

Pero nos manejan a su gusto, la acumulación de capital se acelera en este sprint final del capitalismo. En su fase imperialista la clase obrera sufrirá aún más los efectos de las crisis.

La guerra de Ucrania, que más bien parecen las Cruzadas, por cómo se están comportando los que gobiernan España, afecta a la clase obrera.

No hubo reforma laboral ni se derogó la ley mordaza, la sanidad se sigue privatizando y la educación va por el mismo camino. Las pensiones ya tienen un anteproyecto por el que se comienza su privatización. Y todo esto lo hace el “gobierno más progresista de la historia”.

Incluso dentro de los países capitalistas hay diferencias y si la clase obrera española se creyó europea ya puede despertar de su sueño. Da igual que estemos en la Unión Europea o en la OTAN, seguimos siendo los camareros de Europa, pese a que tengamos a generaciones de jóvenes cada vez más preparados. Es la labor que nos ha encomendado el gran capital europeo, además de ser mano de obra barata y lugar de vacaciones, también seremos los soldados que van al frente a luchar contra Rusia.

La electricidad lleva años subiendo de forma descarada, siempre hay una excusa, ahora es Rusia, antes Marruecos, después la UE o el COVID. Los carburantes a precio de diamantes y esto sin poder pagar el precio del alquiler y con una inflación galopante que, curiosamente, tampoco la producen los salarios.

La clase obrera va a pagar otra vez las consecuencias de la crisis capitalista. Nos suben el combustible con el que tenemos que ir a trabajar, nos suben la luz, el gas y los carburantes con los que calentamos nuestras casas, cocinamos nuestra comida que también sube. Mientras se ríen en nuestra cara y nos dicen que bajemos la calefacción a 17 grados para joder a Putin, como si nuestras casas tuvieran termostatos, que compremos coches eléctricos, como si la electricidad fuera barata y la inversión una ganga, pero nuestros coches funcionan con gasoil en el mejor de los casos y ya lo pagamos a 2€ litro.

Mientras todo esto ocurre, los Reyes de España presidirán el Congreso Internacional: “Ganarse la vida”, organizado por el Ayuntamiento de Pampaneira en Granada, y la OTAN, afilando sus uñas celebrará en Madrid su cumbre este veranito.

Los de Vox mientras tanto calladitos, algunos de sus militantes se han ido a combatir a Ucrania, cruz gamada en mano y gritando “Heil Hitler” van a matar rusos, que aún no les han perdonado que fueran la Unión Soviética. Y pidiendo un aumento del gasto de defensa y acoger a niños rubitos ucranianos, que ahora no los llaman MENAS. Lo más curioso es que el gobierno les hace caso y gasta más dinero cada año, y además, manda armas gratis a Ucrania.

Después no habrá dinero para bajas laborales, ni para desempleo, ni para planes de empleo, ni, por supuesto, para las pensiones que durante toda una vida de trabajo te has ganado.

Basta de hipocresía. La clase obrera no va a pagar más crisis, reales o inventadas, todo el poder para el pueblo, todo para el que todo lo produce. Y que los diputados, la monarquía y los Amancio Ortega, Rafas nadales y demás se vayan a la santa cruzada de Ucrania.

Solo el pueblo organizado salva al pueblo

Juan Luis Corbacho

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