La denuncia de la existencia de una célula nazi en diferentes unidades militares de la Región de Murcia, ha sido denunciado recientemente por una plataforma de militares en activo ante la propia ministra de Defensa, quién en lugar de declarar ante los medios que se procedería a llevar a cabo una investigación ha dado la callada por respuesta, mientras que cuando no pudo continuar en silencio al ser interpelada por los medios de comunicación, ante el escándalo de colectivos de altos mandos militares progolpistas en chats y a través de cartas al rey y manifiestos animando a un nuevo golpe de estado, solo se le ocurrió declarar que “las FAS están al servicio de la Constitución y que sus miembros son respetuosos con el mandato que la misma impone”

El negacionismo practicado por Margarita Robles sobre el hecho constatado de la existencia de un magma ideológico profascista entre amplios sectores de las FAS, especialmente preocupante entre los que fueron mandos de las grandes unidades, que solo precisaron que transcurriesen 24 horas desde su pase de la reserva a la situación de retirado para lanzarse a firman manifiestos ultramontanos, contrasta con la enérgica actuación de la canciller alemana Angela Merkel, nada sospechosa de ser una progre reactiva, que procedió a disolver una unidad especial de combate, expulsar a algunos de sus componentes y a la dispersión del resto, en cuanto tuvo noticia de que entre los mismos se habían colado elementos de ideología nazi.

Afirma Robles que los militares españoles mantienen una “respetuosa neutralidad política” como si el hecho de que más de mil almirantes, generales, coroneles y una larga cohorte de jefes y oficiales, en situación de retiro –unos- y en la reserva otros, suscribiesen un manifiesto de adhesión a la memoria histórica del general Franco, no fuese una elocuente demostración de la sociología ideológica predominante en los cuarteles y bases españolas.

Cree la ministra (y la mayor parte del gobierno progresista del que forma parte) que es suficiente la “neutralidad” de los militares respecto de las corrientes políticas e ideológicas que se debaten entre la sociedad española en el tiempo presente, como si se pudiese ser “neutral” ante concepciones como las de VOX, representado por varios generales en las instituciones parlamentarias, que remiten a concepciones totalitarias del estado y que propugnan una involución para situarnos en las duras esencias del franquismo, régimen al que dedican su nostálgico respeto y al que no dudan en declarar como bueno para España. En su último libro “El ejército de VOX” el ex teniente del Ejército Luís Gonzalo Segura, denuncia con pruebas evidentes hasta donde llega la “neutralidad” de los estados mayores de las FAS, dejando en evidencia la complicidad del actual gobierno en el mantenimiento de esta situación, pese a tener constancia a través de los servicios de inteligencia de la situación real.

Todas las FAS de los países de la órbita occidental mantienen por su historia, doctrina, tradiciones y por su propio ordenamiento interno, una naturaleza conservadora. No cabe sospechar que exista el más leve deslizamiento hacia las ideas progresistas representadas por la izquierda. Sin embargo, en las FAS de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Portugal, Países Bajos o Austria, por citar a algunos, no ha trascendido –desde el final de la IIGM- que jamás hayan existido ni antes ni ahora, núcleos de altos mandos militares nostálgicos de los regímenes nazifascistas contra los que sus países combatieron, o cuya ocupación tuvieron que soportar, porque los militares europeos podrán ser conservadores, pero no fascistas.

A lo largo de mi vida militar he convivido esporádicamente con militares de países europeos y constatado que siendo de ideas bastante conservadoras, nunca se declararon simpatizantes de movimientos o ideas extremistas. ¿Saben por qué? Porque aún situándose en el ámbito ideológico de la derecha, no son fascistas, porque el militar –como el paisano- que no es fascista es siempre antifascista.

Entre todas las profesiones existentes en nuestro país, hay una, únicamente una, en la que es imprescindible que sus miembros no sean “neutrales” ante lo que representan las ideas extremistas y totalitarias: la profesión de militar. Tome nota Margarita Robles, para que no eleve a la categoría de mérito lo que no es si no permitir con la “neutralidad” que pregona, que la impronta fascista siga instalándose en las filas de las Fuerzas Armadas española.

Lorca, 10 de abril 2021

Floren Dimas

Oficial del Ejército del Aire (R)

Miembro de ANEMOI y de ACMYR

Investigador histórico de historia militar y de la represión franquista.

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