Aun cuando en estos días se suceden las más diversas opiniones en torno a la necesidad de mantener o reformar la Constitución española de 1.978, la única opinión que se abre hueco en los medios de información del sistema sigue siendo la que parte de una valoración positiva de estos 35 años de vigencia de la misma.

Años que, en el guión por todos aceptado, se resumen como de avance democrático y social que ha permitido situar a España en igualdad de condiciones en el contexto internacional y que para el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) no han sido más que un largo periodo de adecuación de las estructuras económicas y políticas herederas del franquismo a las necesidades actuales del bloque oligárquico-burgués que domina el Estado y al que, como se demuestra permanentemente, se pliegan todas sus políticas. 35 años legitimando un Estado incapaz de resolver los derechos y aspiraciones más básicas de la clase trabajadora y los sectores populares y cuyo más fecundo resultado ha sido el otorgar carta de legalidad a una permanente cesión de soberanía del estado nación español a organismos internacionales que de facto le anulan la capacidad de regir su destino y que le han insertado de forma activa en estructuras imperialista como la Unión Europea (UE) y la OTAN. Un Estado heredero del fascismo al servicio de un puñado de oligarcas y monopolios que sitúa en la cumbre de su institucionalidad a una monarquía absolutamente parasitaria y cuya única función, como la del resto de organismos constitucionales, es legitimar ante el pueblo lo que los y las comunistas denominamos sin ningún tipo de rubor como dictadura del capital. Sí, dictadura es el ejercicio del poder y la dominación de una exigua minoría que posee la práctica totalidad de la riqueza sobre la inmensa mayoría que todo lo produce con su trabajo, y eso es lo que en este aniversario queremos denunciar como esencia y función de una Constitución que nunca fue nuestra y contra la que siempre nos hemos manifestado.

Para resolver los problemas reales de nuestro pueblo y su clase obrera no es solución la reforma de la Constitución. No hay salida positiva para nuestras necesidades dentro de ella, pues el problema es el sistema económico y social que defiende. El Capitalismo es el responsable de la situación de paro, precariedad, miseria, exclusión social y falta de futuro en el que vivimos los 6.000.000 de personas sin empleo, el 56% de jóvenes en paro, los millones de mujeres expulsadas de la actividad laboral1, los 452.000 trabajadores y trabajadoras afectados/as por un ERE el año pasado, los millones que ven bajar sus salarios o son forzados a trabajar como autónomos, el 1.807.000 hogares con todos sus miembros en paro, los 101.034 desahuciados en 2.012 y las 700.000 personas forzadas a emigrar desde 2.008 y, lógicamente, nada positivo podemos esperar de la palabrería y las mentiras de de unos políticos enredados en debates totalmente ajenos a nuestras necesidades reales.

La alternativa real es que los trabajadores y trabajadoras, asumamos que sólo en nuestras manos está cambiar el futuro y darle la vuelta al actual estado de las cosas. Armar la contraofensiva de la clase obrera para ponerle fin a esta espiral de pérdida de derechos y empezar a conquistar lo que es nuestro y que leyes como la actual Constitución siempre nos han negado.

Si todo lo producimos, todo lo queremos. En una sociedad de personas libres e iguales, nuestras serán las grandes empresas creadas con nuestro esfuerzo, nuestra será la cultura y el conocimiento y a nuestro servicio estará un ejército, una policía y una judicatura que sólo será del pueblo cuando mandemos sobre ella y hayamos depurado y metido en la cárcel a los torturadores que ayer y hoy no han dejado de sembrar de terror nuestros barrios y las luchas obreras y populares. Ese es el futuro por el que luchamos y, claro está, no tiene cabida ni en su Constitución, ni en los debate de salón y guante blanco que estos días protagoniza la izquierda reformista que, en su docilidad institucional, sigue defendiendo la bondad de este sistema y su Constitución y se limita a prometernos mejoras económicas y sociales a cambio de votos y que les dejemos hacer en nuestro nombre para volver a traicionarnos como siempre han hecho cada vez que han gobernado.

Aun es mucho el camino que nos queda por recorrer como clase y como pueblo para ganar la verdadera soberanía que sólo da el tener la capacidad de decidir sobre nuestro futuro sin las trabas legales e ideológicas que nos impone un sistema dispuesto a ejercer su poder con cada vez mayores cotas de violencia. Los cambios legislativos que están llevando a cabo (LOMCE, Ley de Seguridad, modificación del Código Penal, ley del Aborto, Reforma Laboral y de las pensiones…) van en ese sentido y están destinados a incrementar su dominación por encima de lo que hasta ahora han sido sus propias formalidades legales ante un previsible incremento de la lucha obrera y popular. Por ello nuestra opción es clara y está decididamente orientada a quebrar todos los consensos sociales que les permiten seguir ejerciendo su dominación y levantar la lucha de clases mediante la articulación de una amplia alianza social dirigida por la clase obrera unida, un Frente Obrero y Popular por el Socialismo capaz de proceder de forma inmediata a la salida de la Unión Europea, a la nacionalización de la banca, a la paralización de las privatizaciones y el rescate, sin ningún tipo de indemnización, de las empresas privatizadas, a la nacionalización y el control obrero de todos los sectores estratégicos de la economía, a la reducción radical de los gastos militares y la salida de la OTAN y eliminación de las bases militares extranjeras, a establecer un sistema educativo público, gratuito, laico y de calidad, a la incorporación masiva de la juventud al trabajo, a la erradicación de la dominación y la violencia machista, la opresión patriarcal y la consecución efectiva de la igualdad de géneros, a la derogación de las leyes de partidos, antiterrorista y de extranjería y al reconocimiento efectivo del derecho de autodeterminación de los pueblos y naciones que conforman el estado español


1 La actividad laboral entre las mujeres en España es de sólo el 53% y, de ellas, el 26.55% están en paro

Julio Díaz

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