Desde el mes de julio hasta hora, entre las páginas de los periódicos se ha ido documentando la evolución de un conflicto que pese a no ocupar portadas, resulta de vital importancia y más en el contexto mundial en el que vivimos.

Este no es otro que las protestas de los MIR (Médico Interno Residente), jóvenes, en su mayoría que estaban en proceso de formación, fueron llamados a primera línea durante los peores momentos de la pandemia arriesgando entre muchas cosas su salud. Estos han visto como sobre ellos y ellas recaía una carga de trabajo muy por encima de sus posibilidades, y pese a ello, siempre demostrando una gran implicación y entrega con sus pacientes.

Estos médicos quienes junto al resto de profesionales que estuvieron y están al frente de la lucha contra el virus, a los que se les aplaudía y que desde todos los medios se les definía, y justamente, como héroes, son los mismos a los que se les impone unas condiciones laborales y de vida lamentables.

Un MIR, tras años de formación, cobra de base 1.045 euros de base y 10,85 euros cada hora de guardia –que no se cotiza- trabajando jornadas interminables de más de 230 horas mensuales, siendo el máximo legal de 160, llegando en muchos casos a encontrarnos gente con 10 años de formación que todavía dependen de las guardias para subsistir. A esto, sumar, que no se respetan los descansos de 36 horas ininterrumpidas y que no perciben dietas durante las guardias. Por otro lado, el colectivo se queja del abandono en cuanto a formación se refiere, la cual brilla por su ausencia, debido a que son tratados más como mano de obra barata que como estudiantes en período de formación.

Así pues, por estas cuestiones y más, el colectivo MIR llevan desde julio en protesta por unas mejores condiciones laborales, alrededor del estado, y especialmente en Valencia. El tratamiento por parte de las autoridades sanitarias autonómicas ha sido de ceder en algunas cuestiones como es el caso de Madrid o, por el contrario, como en el caso de Valencia encontrarse con que la consellera de sanitat Ana Barceló rehuya y haga caso omiso al colectivo sanitario, propiciando que no cedan en sus reivindicaciones.

Por lo tanto, en solidaridad y apoyo a la totalidad de MIR alrededor del estado español desde el PCPE y la JCPE reclamamos que se cumplan todas las reivindicaciones y derechos por los que luchan, y mostramos nuestra mayor repulsión a las autoridades sanitarias que han hecho caso omiso del colectivo MIR, llenándose la boca de alabanzas al personal médico mientras por otro lado les clavan un puñal por la espalda.

En especial, criticar la posición de la consellera de sanitat Ana Barceló y del presidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig, demostrando una vez más que la socialdemocracia no sirve a los intereses de la clase trabajadora, abandonando de esta manera a nuestros médicos a la precariedad, mientras el sistema público sanitario no da abasto, en parte debido a la falta de inversión por parte de la administración y a las privatizaciones del sector.

De nuevo y ahora en medio de una de las peores crisis sanitarias de nuestro tiempo, el sistema vuelve a poner el interés económico sobre el humano, demostrando lo poco que le importa la clase trabajadora. Pero si algo nos ha demostrado la pandemia es la importancia de la sanidad, así como la necesidad de luchar por un sistema sanitario público, de calidad, enteramente gratuito y que proporcione una vida digna a todos los trabajadores y trabajadoras de la comunidad sanitaria.

¡Que los aplausos se vuelvan en derechos laborales!

Javier Cayuela

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