Pretendiendo abordar con rigor el análisis de la realidad de la formación social española, es común encontrarse a diario con los más diversos análisis que se limitan a presentar fotografías parciales de una realidad inabarcable sin el prisma totalizador de una interpretación fundamentada en el rigor científico del materialismo histórico. Aportan datos y elaboraciones teóricas de más o menos calidad, pero sin extraer conclusiones prácticas posibles para la transformación de la realidad, o sin vincular los efectos con las causas que las provocan. Estadística pura y dura e idealismo caritativo o disfrazado de barricada 2.0, pero en cualquier caso intrascendente y estéril para la transformación hacia un modelo más justo, equitativo y solidario de esta sociedad que algunos dicen denunciar.

Ni mucho menos pretenden estas escasas 1500 palabras cubrir ese vacío, pero sí, al menos, buscan sistematizar determinadas conclusiones que ya forman parte del acervo teórico del PCPE, y combinarlas con algunos datos de la realidad socioeconómica española que los confirman. Ello nos permitirá extraer conclusiones que nos ayuden a perfilar lo más acertadamente posible la táctica que, al servicio del objetivo final socialista, socaven las bases materiales e ideológicas/superestructurales del sistema de dominación capitalista.

LO EVIDENTE

  1. La crisis general que padecemos tiene un aspecto sanitario que ha evidenciado las carencias de un sistema sanitario público falto de presupuesto y con graves carencias dotacionales por culpa de su progresiva privatización. Desde la Ley 15/97 todos los gobiernos centrales y autonómicos son responsables de este hecho que ha provocado miles de muertos adicionales. Ni los partidos socialdemócratas, ni los sindicatos mayoritarios reclaman la derogación de esa ley que abrió las puertas de la sanidad pública a las empresas privadas
  2. La sociedad española carece de las más mínimas capacidades organizativas sociales y la gestión de la pandemia se le entregó desde el primer momento al Ejército y a los cuerpos represivos. El gobierno convirtió una crisis sanitaria en un problema de orden público, demostrando con ello su incapacidad para propiciar un impulso social que, usando los recursos de vecindad y de Inteligencia Artificial que hoy están disponibles, hubiera podido convertir al pueblo en protagonista central de su salvación. Los límites del capitalismo español han quedado más que evidenciados, sobre todo, si se sitúan frente a otros modelos más sociales de gestión de la pandemia.
  3. La economía española es absolutamente dependiente del monocultivo del turismo y del sector servicios. Tras más de tres décadas de pertenencia a la UE queda patente que la terciarización de la economía española lo convierte en un país subordinado a los intereses del gran capital europeo y sin soberanía monetaria. Ningún partido del arco parlamentario, ni los protagonistas de las reiteradas fotos del “diálogo social” dicen nada sobre este hecho que, al margen de la crisis de la Covid19 que lo ha acelerado todo, nos condena a ser un país de camareros y cotos de caza.
  4. Sumado a esto, el capitalismo español padece una crisis clásica de sobreproducción, marcada a su vez por la inevitable caída tendencial de la tasa de ganancia determinada por su cada vez mayor composición orgánica. Este hecho le sitúa a la burguesía sus dos únicas salidas: destrucción de fuerzas productivas y reducción de salarios

Con este cóctel las consecuencias no solo son fáciles de predecir, sino que las padecemos con extrema gravedad desde el inicio de este ciclo de la crisis allá por 2008.

DATOS INDISCUTIBLES

  1. Según el Banco de España, la economía española cerrará 2020 con una caída del PIB del 12.6%. Cabe recordar que en el peor año desde que se tienen datos fue 2009 y hubo una caída del 2.9%. ¡Estamos hablando de una caída del PIB cuatro veces superior a la del peor año!
  2. La tasa actual de desempleo es del 16.2% y del 43.9% entre menores de 25 años. Datos en una clara tendencia negativa.
  3. Según Caritas el porcentaje de trabajadores/as que viven bajo el umbral de la pobreza es del 13%, casi 2.5 millones de familias.

Datos del INE de 2018 informan que la tasa de pobreza en España es del 21.5% de la población. Hoy este dato no para de aumentar y sitúa al 60% de la población en riesgo de pobreza al vivir con ingresos inferiores al 60% de la renta media.

  1. 23 españoles más ricos han aumentado sus ingresos un 16% y han ganado desde marzo más de 14.000 millones de €.
  2. La reciente fusión bancaria de CaixaBank y Bankia crea el primer banco español por volumen de activos y anula la posibilidad de recuperar más de 60.000 millones de € del rescate público de Bankia. A eso se le llama saneamiento del sector bancario, pero realmente es una estafa.

CUANDO SE HACE NECESARIO EXPLICAR LO EVIDENTE.

Frente a todos estos datos que demuestran el dominio absoluto del estado por parte de una oligarquía que lo pone al servicio único de sus intereses, nos encontramos con una clase obrera absolutamente desorientada que nada entre las aguas del reformismo y el fascismo sin encontrar la referencia de clase que le posicione en defensa exclusiva de sus necesidades.

Más allá de declaraciones grandilocuentes sobre el carácter social del gobierno, las patas cortas de la socialdemocracia y el reformismo en tiempos de crisis se evidenciarán cuando el gran capital acabe de quedarse con la mayor parte de la lluvia de millones que han sacado al mercado y se cierre el grifo. Entonces ya no quedarán ni las migajas que mantienen el pago de los ERTE y las diversas prestaciones sociales y de inserción laboral–incluido el IMV- que se han activado durante estos últimos meses aliviando el día a día de millones de personas.

Avanzamos hacia un panorama desolador de pobreza generalizada en un país condenado a ello por la división internacional del trabajo impuesta por la UE y con una administración incapaz al servicio exclusivo del gran capital.

Hoy, en la fase actual de desarrollo del capitalismo, la burguesía –la clase dominante- no tiene capacidad para administrar un futuro diferente para la gran mayoría del pueblo trabajador. Si quieren sobrevivir en el marco de su propia crisis necesitan incrementar la tasa de explotación de la clase trabajadora con sueldos de miseria que no llegan a cubrir el coste de reproducción de la fuerza de trabajo. No olvidemos nunca que su único límite son las cadenas.

¿VAMOS A PERMITIRLO?

Salvo que cambien mucho las cosas es muy probable que, al menos en una primera etapa sí.

  1. Mientras una parte no pequeña de nuestra clase siga desnortada y envuelta en trapos rojigualdos buscando refugio en los argumentos de su pretendida superioridad nacional sobre quienes siempre encontrará más débiles que ella por encontrarse en peores condiciones; seguro que sí.
  2. Mientras no se vea más allá de los límites del pensamiento que delimitan el campo de intervención del reformismo y acepte el capitalismo como el único modelo social posible porque las trabajadoras y trabajadores nunca podremos llegar a ser la clase dirigente; seguro que sí.

SIN EMBARGO SÍ HAY UNA ALTERNATIVA…Y DEPENDE DE NOSOTRAS Y NOSOTROS

  1. De tomar conciencia del papel central e insustituible de la clase trabajadora en la sociedad y empezar a ser protagonistas del cambio social que nos exige la realidad
  2. De, a través de la experiencia de lucha colectiva de quienes por dignidad de clase dicen BASTA a la espiral de pérdida de derechos laborales, sociales y civiles en la que estamos inmersos, avanzar colectivamente en la toma de conciencia y en la determinación de que siendo mayoría podemos quitarle el poder a la minoría que lo ostenta para explotarnos.
  3. De la capacidad del Partido Comunista y su militancia de ejercer el papel de dirección política de masas que le corresponde y transmitir a través de la práctica la ideología revolucionaria a las masas obreras y populares

No es fácil, el enemigo está herido de muerte y no solo es extremadamente violento como demuestra cada día, sino que aún conserva el poder y mantiene la dominación cultural e ideológica de las masas, pero la batalla merece la pena darla porque, como dice el lema, solo organizando la lucha conquistaremos victorias.

Ese es el compromiso que Partido y Juventud hemos adquirido en el XI Congreso al decidir seguir avanzando en

CONSTRUIR EL PARTIDO PARA EL PODER OBRERO Y LA REVOLUCIÓN

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