Me la recomendó el menor de mis hijos hace unos días. Contento me dijo: “Papá, seguro que esta peli sobre Cuba te va a gustar. El caso de los “Cinco cubanos” acusados de espionaje y encarcelados en Estados Unidos durante muchos años está tratado en sus justos términos”. Yo, acostumbrado por desgracia a tanta inmundicia vertida sobre Cuba y su Revolución, escuché el consejo de mi entusiasta benjamín con sorpresa y escepticismo pero igualmente con el firme propósito de ver la película a las primeras de cambio. Y así lo hice. La otra noche la vi por Netflix, ese medio de difusión cinematográfico que nos priva de las salas oscuras y de una visión colectiva, pero que al mismo tiempo, en épocas excepcionales como esta de la mortífera pandemia, evita alejarnos del 7º Arte.

Para quitar el hipo

El caso es que el filme del cineasta francés, Olivier Assayas (“Paris, je t’aime” (2006), “Carlos” (2010), me enganchó de principio a fin. Boquiabierto asistí durante dos horas de proyección  a algo inusitado: el cine comercial (en este caso una coproducción de 2019 entre Francia, España, Bélgica y Brasil), con la dinámica del thriller policiaco y con las lógicas licencias cinematográficas, abordaba el affaire de los cinco cubanos presos por espionaje en Estados Unidos como l@s comunistas del PCPE y l@s miembros de asociaciones de solidaridad con Cuba lo habíamos hecho durante muchos años. Primero sosteniendo el derecho de Cuba a defender su soberanía nacional y su Revolución, y después mostrando sin tapujos  la organización de atentados en la mayor de las Antillas por parte de mafiosos terroristas como Jorge Mas Canosa, Luis Posada Carriles y José Basulto. Subrayando asimismo el cobijo y apoyo financiero de EE.UU a “la gusanera cubana” afincada en Miami, y la lucha por la liberación de los “Cinco Héroes”: Antonio Guerrero, Fernando González, René González, Gerardo Hernández y Ramón Labañino. No creía lo que veía. Por fin alguien en la industria del cine occidental rompía una lanza por Cuba contando con estilo y dominio narrativo la historia de la infiltración en los años 1990 (“La Red Avispa”) de un grupo de agentes secretos cubanos en los medios contrarrevolucionarios de Florida para frustrar atentados en Cuba. Y el todo con el valor añadido de un elenco interpretativo de aúpa: Penélope Cruz, Edgar Ramírez, Wagner Moura, Gael García Bernal, Ana de Armas y Leonardo Sbaraglia. Como para quitar el hipo.

Se comprende, pues, que esta fructuosa adaptación de la novela “Los últimos soldados de la Guerra Fría” de Fernando Morais haya producido urticaria en l@s contrarrevolucionari@s cuban@s hasta querer impedir su difusión por Netflix, o que críticos exquisitos la ninguneen tratándola de “discreta”, “aburrida” o “plana como una tabla de planchar”. Pero ya saben: “Si los perros ladran, es señal que cabalgamos”

Rosebud

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