Se agrava la crisis general (estructural) del capitalismo y se agudiza la agresividad del imperialismo.

El nuevo ciclo de la crisis capitalista, que ya se estaba iniciando desde hace más de un año, se ha acelerado con el estallido de la pandemia de la Covid-19. El escenario mundial es de caída generalizada de los principales indicadores económicos, aumento desmesurado del paro y el empobrecimiento de amplios sectores de la clase obrera. Todos los indicadores se sitúan a la baja, si bien el capital financiero (Black Rock y otros fondos buitres, así como monopolios transnacionales como Amazon, Google, Microsoft, etc.), aprovechan el momento para adueñarse de nuevos sectores económicos, que se encuentran más debilitados en esta situación, y aumentan de forma importante su poder y su control sobre sectores cada vez más amplios de la economía.

La economía global capitalista ha entrado en una nueva recesión, de grandes dimensiones, y de desarrollo nada fácil de prever. Estas dificultades, para establecer una estimación de su desarrollo, vienen de factores ligados al gigantesco grado de concentración del capital y a las duras pugnas interimperialistas que acompañan a este proceso monopolístico-oligárquico. Las grandes potencias imperialistas, como herramientas del capital monopolista transnacional, en su desesperación por tratar de mantener una posición de ventaja, tienen la determinación de recurrir a cualquier tipo de artimaña y/o violencia con tal de mantener la posición más destacada en todos los campos principales del poder económico y político. Se puede tomar como ejemplo el fraude masivo en el control de la contaminación de los vehículos Volkswagen, y también otras marcas, o la muy arriesgada carrera de armamentos actual, donde se está produciendo un tipo de armamento de altísima letalidad, y que sitúa en pocas manos la decisión de destruir la vida de una forma masiva, con el uso de las tecnologías más avanzadas. Esta situación también aumenta los riesgos de accidentes fortuitos de consecuencias dramáticas.

Hoy las grandes potencias capitalistas están destruyendo todo el sistema político internacional construido después de la 2GM, que posibilitó grados de convivencia entre países y sistemas políticos diversos, sobre la base del reconocimiento de la soberanía nacional y el derecho de cada país a sus propias decisiones. El bloqueo a Cuba, la guerra contra Vietnam, los golpes de Estado organizados y apoyados por las grandes potencias imperialistas en África, América Latina y otros, son actos contra esas normas que se presentan hoy como los inicios de la actual acción desesperada del imperialismo yanki, y otras potencias menores, que les lleva a intervenir en cualquier lugar del planeta con tal de favorecer sus interés propios. Como ejemplo más cercano, el Estado Español es cómplice de la dictadura marroquí en sus agresiones sin límites contra el pueblo saharaui, o la cada vez mayor intervención militar en Mali de fuerzas mercenarias que actúan en secreto y con total impunidad. Todas las potencias de la cadena imperialista se rigen por las mismas prácticas de crimen, saqueo y expolio, en sus relaciones internacionales.

La coordinación internacional revolucionaria es la gran ausente en este escenario mundial de la lucha de clases. El Movimiento Comunista Internacional tiene un dramático retraso con respecto a las actuales exigencias de la lucha de clases.

La amplia política de alianzas que define a nuestra propuesta de Frente Mundial Antiimperialista es una necesidad apremiante, para ayudar a abrir camino a una acción mundial de masas contra las expresiones más agresivas de la dominación imperialista mundial. Esta propuesta responde a una concepción táctica, que tiene como objetivo la necesaria articulación de un amplio bloque social que dé soporte a la superior coordinación internacional revolucionaria, y a la lucha por la revolución socialista.

La pandemia es consecuencia, entre otros factores, de la forma en que la actividad del capitalismo está forzando todos los límites en su intervención sobre la naturaleza, que pone en riesgo las mismas condiciones de vida de la población mundial. Hoy está siendo el SARS-CoV2, pero mañana puede aparecer cualquier otro factor que igualmente genere efectos devastadores sobre la vida en el planeta, y sobre la situación política general.

Estos acontecimientos evidencian la manifiesta superioridad de las sociedades que se construyen en modo socialista. Destacan Cuba, China, RP Corea, Vietnam. Han demostrado su capacidad superior para preservar la vida del pueblo, así como para gestionar las consecuencias económicas de la pandemia. También quienes avanzan sobre proyectos sociales de soberanía nacional, cómo es el caso de Venezuela, consiguen unos resultados mejores para su pueblo. En este último caso la comparación con su vecina Colombia es contundente. Venezuela 29 millones de habitantes, 10.010 casos de Covid-19, Colombia 50 millones de habitantes 154.277 casos de Covid-19. Si EE UU hubiera gestionado la pandemia con los criterios sociales de China, en vez de 3.431.574 infectados tendría tan solo 18.749 casos, aplicando la proporcionalidad entre la población de los dos países. (Datos de 15 de julio)

Las grandes potencias imperialistas pugnan de forma desesperada entre ellas para tratar de limitar los daños, y también para aprovechar la situación para ganar posiciones en la competencia mundial. La clase obrera es la víctima de esta situación. Sufren la enfermedad, y mueren, quienes tienen que seguir vendiendo su fuerza de trabajo, y porque la dictadura del capital les obliga a continuar en sus puestos de trabajo. Los pueblos indígenas también sufren las consecuencias de la enfermedad como un episodio más de su exterminio histórico.

La deuda mundial, que antes de la pandemia estaba en 255 billones de dólares, que supone el 322 % del PIB mundial, aumentará ahora de forma significativa con las políticas que las principales potencias imperialistas desarrollan para tratar de salvar a sus grandes monopolios. Es una deuda que parasita toda la producción de valor mundial, y se convierte en una deuda impagable que no tiene otro futuro que aumentar cada día más hasta su colapso total.

Aumentan también los gastos militares, continúan las maniobras militares en distintos escenarios, con mayor agresividad si cabe. Y, ni una sola guerra se ha parado, no ha habido ni un solo alto al fuego. No han sido puestos en libertad cientos de miles de presos y presas que se les mantiene en prisiones con todo tipo de carencias sanitarias. Ningún bloqueo impuesto por el imperialismo ha sido desactivado.

La barbarie del imperialismo se manifiesta en toda su crudeza.

Los riesgos de guerra se incrementan, porque cuando el capital no encuentra solución a sus dificultades en el terreno de la explotación de la fuerza de trabajo, en el saqueo diario y en el expolio, su último recurso es la guerra. La acción violenta directa, la destrucción de los países competidores, la ocupación para facilitar el expolio, la destrucción de infraestructuras para revertir los desarrollos alcanzados por las antiguas colonias, son actuaciones que se corresponden con un capitalismo situado en su última fase histórica, que no tiene capacidad para reconvertirse, que va perdiendo sus habilidades tácticas para adaptarse a las dificultades del presente, y donde el capital altamente concentrado aumenta de forma permanente sus exigencias para tratar de mantener su ciclo de reproducción ampliada que, para darle continuidad, necesita consumir recursos gigantescos, tanto humanos como materiales, en una suicida dinámica depredadora. Lo que hoy se está reconociendo como una nueva era geológica, con el nombre de Antropoceno.

El uso de las nuevas tecnologías para fines militares incrementa también los riesgos de guerra de una forma especial. Armamentos hipersónicos, o la tecnología 5G aplicada a la guerra con enjambres de drones, dibujan nuevos escenarios que dejan obsoletas los “grandes armamentos” del siglo pasado como los portaaviones, o las bases militares de grandes dimensiones. Nuevas exigencias de esta antisocial estrategia de poder requieren de gigantescas inversiones económicas que se detraen de las necesidades sociales.

Queda en primer plano el deterioro de las condiciones para la vida en el planeta, por la alteración grave de los ecosistemas imprescindibles para la vida bajo la presión del proceso de acumulación de capital. El beneficio económico justifica esta barbarie ecológica.

Esta situación, aquí descrita, hay que interpretarla, desde las posiciones del marxismo-leninismo, en su correcta y científica caracterización histórica.

Nuevos problemas al sistema dominante y contradicciones fruto del alto desarrollo de las fuerzas productivas.

La Humanidad está sometida a las brutales consecuencias del desarrollo exponencial del sistema capitalista mundial. El capitalismo está obligado hoy a forzar todos los mecanismos sociales, económicos, ambientales, militares, para tratar de mantener la ganancia capitalista. Promueve e implanta todo tipo de necesidades artificiales en la sociedad con tal de mantener sus ganancias, aunque esas necesidades nada tengan que ver con el desarrollo social y el bienestar de las personas1.

El consumismo, la destrucción de la naturaleza, la destrucción de las tierras fértiles por la agroindustria intensiva, el agotamiento de los recursos pesqueros por su sobreexplotación, la contaminación de los mares, la destrucción de las fuentes de producción de oxígeno, el aumento de la temperatura, la contaminación de los acuíferos por el uso del uranio empobrecido en las guerras imperialistas, etc. Una lógica irracional de destrucción de las condiciones de vida en el planeta, solamente justificada por la obtención de la ganancia capitalista.

Si la vanguardia revolucionaria no aprecia esta dimensión histórica del agotamiento de la formación capitalista, y la incapacidad de este sistema para actuar de otra forma, no alcanzará a comprender las exigencias que tiene que enfrentar en su lucha diaria, y su línea política tendrá un recorrido errático sin capacidad para acertar con las necesidades actuales de las masas, y sin acertar en los contenidos del programa político revolucionario que es necesario hoy.

Para la lucha revolucionaria es la aguda contradicción entre el altísimo desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción (carácter social de la producción y carácter privado de apropiación de la ganancia) el factor estructural que lo determina todo.

Estas fuerzas productivas, altamente desarrolladas, están exigiendo ya una nueva superestructura que se corresponda con su fuerte carácter social2. Mientras estas fuerzas productivas sigan bajo la dominación de la burguesía, y su dictadura del capital, no serán fuerzas productivas de progreso sino fuerzas, que usadas en condiciones capitalistas, son fuerzas utilizadas para la destrucción de las condiciones de la vida humana en el planeta porque están sometidas al interés superior capitalista de la obtención de la ganancia.

Cuando esas fuerzas productivas, como consecuencia del imparable cambio social revolucionario, se conviertan en propiedad de todo el pueblo, se habrán creado las condiciones históricas que harán posible su pleno desarrollo y su aplicación social, en correspondencia con una nueva superestructura que, conducida por la dictadura del proletariado, tendrán la capacidad de dar satisfacción a las necesidades de esta sociedad mundial de más de siete mil millones de habitantes, creando una sociedad nueva, con unas condiciones de vida nunca antes conocidas.

Unión Europea, proyecto que avanza a la subordinación de los países en la cadena imperialista.

La UE ha sido incapaz de desarrollar la más mínima política de solidaridad interna ante la pandemia. Cada país ha tenido que buscarse su defensa por sus propios medios. Los resultados de la misma han sido muy desiguales, con una especial incidencia en Países Bajos, España e Italia. En el centro del continente Suiza también ha sufrido un fuerte impacto. La UE no ha facilitado a España ni tan siquiera una mascarilla.

Apple gana ante la UE la batalla por no devolver 13.000 millones de euros que había recibido de Dublín, en una nueva demostración de que los grandes monopolios tienen una fiscalidad ridícula y, además, de una forma u otra consiguen recibir todo tipo de ayudas gubernamentales. El caso de Nissan en España está en la misma lógica.

El forcejeo sobre las medidas económicas para paliar los efectos del parón productivo ha sido expresión de que cada país defiende sus propios intereses, y que los más poderosos aprovechan situaciones como esta para someter en mayor medida a los más débiles. Pedro Sánchez, clamando al principio del confinamiento para que no se aprovechara la debilidad económica española para que los monopolios europeos adquirieran los activos de las empresas radicadas en España a bajo precio, dejó claro qué era lo que estaba ocurriendo. En los próximos tiempos se irá conociendo el impacto de esta situación, y cuanto de las empresas españolas fue adquirido en esa coyuntura de depreciación.

La dura pelea, en el interior de la UE, por las condiciones con que se han de otorgar los fondos de financiación para paliar la actual situación post-Covid igualmente ponen de manifiesto la debilidad/imposibilidad de la UE como un proyecto de solidaridad y colaboración de los países que la integran, como pretenden sus defensores.

En una dura cumbre finalmente se acordaron los términos de las ayudas para la actual situación. El gobierno de Pedro Sánchez se muestra satisfecho con lo obtenido para España, la realidad de lo acordado es una cuestión que no se desvela y que se irá poniendo de manifiesto en los próximos meses.

Se asigna a España una “ayuda” de 140.000 millones de euros, en un plazo de seis años, de los cuales 72.700 millones son préstamos y el resto a fondo perdido. Unas cantidades importantes, sin lugar a dudas, pero cuyas condiciones no se publican todavía de una forma clara. Se hace referencia a “reformas” necesarias, pero no se concretan. El discurso del sistema se centra en: la necesaria modernización de la economía, de la economía verde, de un impulso al I+D, del teletrabajo como nueva forma más eficiente, etc. Pero también se mantienen alusiones al sistema de pensiones, a quitar rigideces del mercado de trabajo y a determinada línea de privatizaciones. La difícil situación actual, que supone graves dificultades para mantener el ciclo de reproducción ampliada del capital, llevará a una nueva ofensiva del capital contra la clase obrera, en nuestro país bajo la batuta del gobierno de coalición socialdemócrata.

Hasta la próxima primavera parece que no estarán disponibles las primeras entregas y, por tanto, en este tiempo serán los propios presupuestos españoles los que tengan que enfrentar la situación de declive económico. Cuando Pedro Sánchez dé a conocer su propuesta de Presupuestos Generales del Estado para 2021 se descubrirán algunas claves de lo ahora acordado en la UE. La lógica interna de la UE no augura nada bueno en relación a las políticas que tendrá que aplicar el gobierno de turno para cobrar estas ayudas.

La aprobación del fondo total de 750.000 millones de euros ha sido un proceso sujeto al juego de intereses entre los países miembros. Se podría interpretar que Francia y Alemania tienen interés en paliar la situación económica de España e Italia porque son parte significativa del destino de sus exportaciones, y de la intervención de sus monopolios, y que otros países (supuestos frugales) habrán conseguido ciertas compensaciones para sus intereses económicos, que no se dan a conocer.

La UE se rompe. Esto lo que afirman muchas fuentes. En cualquier caso sí que se reconoce de forma amplia que la UE no es una instancia política que responda a las pretensiones de sus defensores, que una y otra vez se ven en la obligación de tratar de dar explicaciones dulcificadoras ante las políticas que se desarrollan bajo el dictado de los monopolios.

En plena pandemia se han mantenido las alambradas de la Europa Fortaleza, el Mediterráneo ha continuado como gigantesca fosa común, donde se hunden a miles las víctimas del imperialismo europeo, de su expolio pasado y presente del continente africano.

Algunos desplazamientos de tropas yankis, hasta ahora asentadas en Alemania, expresan cambios de estrategia en la pugna geopolítica interimperialista, que habrá que interpretar en el próximo futuro.

La socialdemocracia al rescate del capitalismo español. La clase obrera a la espera del sujeto político que ejerza la conducción revolucionaria.

En España el forcejeo ha sido entre el gobierno socialdemócrata, con sus paños calientes, y las distintas patronales que clamaban por la prioridad de sus negocios y la exigencia de continuidad de toda la actividad económica. Un complejo juego de intereses, donde la imposición del Estado policial y militar de las primeras semanas puso de manifiesto la naturaleza del sistema democrático de nuestro país. Posteriormente se produce un repliegue de esa estrategia por el descrédito popular que provocaba la violencia callejera de policías y militares.

Faltaba de todo en la primera parte del inicio de la afección de la pandemia. Faltaba todo tipo de servicios sanitarios y sociales, no había geles, ni mascarillas, ni equipamiento para el personal sanitario. Las privatizaciones han sido la muerte. A día de hoy son al menos 20.000 las víctimas en las residencias gestionadas por monopolios y fondos buitres, sobre un total de 28.000 en el país. En Madrid se localiza casi el 71 % de las víctimas que se producen en residencias de mayores; 426 residencias, de las cuales 421 son privadas.

El PIB puede caer este año por encima de un 10 %. Las zonas turísticas más afectadas aún por su modelo dependiente, y la agricultura clamando por la llegada de fuerza de trabajo migrante, aunque fuera sin papeles de ningún tipo en esta ocasión. En estas horas la extensión de la Covid-19 en esos colectivos de migrantes pone de manifiesto las miserables condiciones de vida y trabajo a que se les somete. Salarios de dos euros por hora trabajada se han dado a conocer como habituales en esta actividad.

En esta situación el Gobierno de coalición socialdemócrata no reduce ni en un euro el gasto militar, lo sigue aumentando. También sigue con todas sus intervenciones imperialistas en el exterior.

La situación del paro en la EPA del 1T era de un total de 3.313.000 personas sin empleo (14,41 %). Los ocupados que no han trabajado en la semana de referencia han subido este trimestre en 509.800 personas. Esta cifra no tiene precedentes en un primer trimestre del año. Hay que tener en cuenta que quienes están en un ERTE no computan en las cifras del paro. Las últimas informaciones estiman el incremento del paro en el último período en un millón de puestos de trabajo3.

Con los datos publicados se observa que las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera se han visto muy afectadas por la pandemia, y la forma en que el gobierno de coalición de la vieja y la nueva socialdemocracia abordó esta situación ha sido inclinando la balanza en la defensa de los intereses patronales y con tibias, limitadas y escasas medidas a favor del pueblo trabajador.

4,2 millones de personas en España se encuentran en situación de pobreza severa. El 32 % de esas personas tienen un empleo, lo que no impide su situación de carencias graves en sus condiciones diarias de vida.

Un millón de menores de 18 años está en situación de pobreza severa, y el 40% de los 4,2 millones de personas pobres tiene menos de 29 años, lo que indica que la gestión de la crisis de 2008 se ha cargado sobre la población joven.

La situación sufrirá un grave deterioro en unos meses, cuando los ERTES no se renueven y, a pesar de las declaraciones del gobierno, terminen en ERES, con un aumento acelerado de las cifras de paro.

Para el último trimestre del año hay que prever una alta incidencia de esta situación, vuelta a los desalojos hipotecarios (que nunca han parado) y a los cortes de luz y agua. El hambre, y otras carencias graves, afectarán a sectores más amplios del pueblo.

La socialdemocracia ha realizado un gran ensayo sobre la nueva forma de dominación del capital sobre la clase obrera y sobre el pueblo. La autocracia, bajo formalidades de monarquía parlamentaria. Este ensayo de control universal de la población, unido a la imposición acelerada del teletrabajo, está configurando un nuevo escenario para la lucha de clases en nuestro país. Se trata de un proceso de desarticulación del tejido social, de dejar solo al individuo frente al sistema de dominación, favoreciendo una sociedad donde las defensas colectivas quedan relegadas y debilitadas. La negación de la acción sindical vinculada al centro de trabajo.

El Ingreso Mínimo Vital es un balón de oxígeno al gobierno, en un nuevo intento para evitar la respuesta social de masas. Pero no será suficiente, la pobreza se extiende masivamente y el paro asoma por todas partes. Los ERTES han sido un colchón amortiguador de esta situación, pero terminadas sus prórrogas el paro alcanzará cifras de enorme impacto.

La monarquía sale mal parada de esta coyuntura, y profundiza su descrédito. Los robos reconocidos de Juan Carlos, y la complicidad de toda la familia real, son de dominio público y un factor de debilitamiento profundo del papel que la burguesía tiene asignada a la monarquía. Se abre un importante espacio de lucha por tumbar a la monarquía.

La gira post-Covid de Felipe VI, visitando todas las autonomías, pareciera más un funeral que el viaje de reconocimiento de un Jefe de Estado. Cerco policial para impedir que se acerquen las protestas y escenas muy controladas con algunas decenas de personas, es todo lo que ha dejado ese periplo. Un Felipe VI solo y acosado.

En estas semanas se ha dado una intensificación del proceso de deterioro de la monarquía. Un día sí y otro también se publican nuevas informaciones con todo tipo de detalles acerca del latrocinio de la monarquía. El mismo Gobierno señala que esta situación afecta a la misma credibilidad de España para solicitar apoyo económico en la UE.

¿Está ya en marcha alguna estrategia del bloque histórico de poder para buscar una salida a esta situación? ¿Se están moviendo fichas? Algunos aspectos pueden apuntar en esta dirección.

Esta monarquía que se restauró en la llamada Transición y ante la que Fabián Salvioli, relator especial para la promoción de la Verdad, la Justicia, la Reparación y las garantías de no repetición de la ONU, en una reciente charla virtual ha pedido a España que "no ponga más excusas" y actúe para acabar con la impunidad del franquismo. Cuarenta y cinco años después de muerto el anterior dictador.

La denuncia de la corrupción de los Borbones es un elemento importante, pero para nosotras y nosotros comunistas del PCPE, la lucha por la República Socialista está en nuestra agenda de forma destacada.

El fascismo vuelve a ser una opción de refuerzo del poder burgués. Hay que confrontarlo con una estrategia de masas y un fuerte combate ideológico. El fascismo solo quiere escacharle la cabeza a la clase obrera, para servírsela a la patronal en una bandeja, y así garantizar sus ganancias.

Las luchas próximas serán también contra las privatizaciones, por el empleo, y por el desarme y la paz.

Una situación que requiere la intervención decidida de quienes se reclaman revolucionarios y revolucionarias.

Estamos ante un momento decisivo para articular un bloque de alianzas sociales, tenemos ejes y propuestas en torno a los que articular la lucha obrera y popular:

  • Por un Plan Urgente de Emergencia Social
  • Contra las privatizaciones
  • Por la salida de la UE y la OTAN
  • Por la defensa de las pensiones públicas y del poder adquisitivo de los salarios
  • Por la cancelación de todos los gastos de armamento y su destino a gastos sociales.
  • Por la República, la autodeterminación y el socialismo.

Se están creando las condiciones para levantar la lucha de masas, como no se habían dado en muchos años.

En esa lucha de masas la militancia del PCPE levantará con fuerza las banderas por la revolución socialista y el comunismo. Hoy hay que hacer avanzar nuestras posiciones como la organización de vanguardia del proletariado que nos reclamamos y disputar al reformismo la hegemonía en el seno del movimiento obrero. Si no avanzan las posiciones revolucionarias avanzará la reacción. Si no avanzamos al socialismo avanzamos a la barbarie.

Redacción UyL.

1 Que una de las actividades económicas principales sea hoy un turismo desquiciado, que se soporta en estrategias destinadas a crear la necesidad de recorrer miles de kilómetros para darse un baño en una playa paradisíaca situada en el extremo contrario del planeta, haciendo uso de autopistas, aeropuertos, aviones, automóviles, hoteles, etc., es un ejemplo de la más absoluta irracionalidad de las necesidades artificiales que el capitalismo puede crear para tratar de generar una actividad económica que le permita acumular una ganancia. Ganancia que, por supuesto, se la llevan unos cuantos turoperadores mundiales que controlan en régimen de oligopolio esta actividad económica.
2 El término social se usa aquí en el sentido de “socialista” o “socializante”, para expresar que ya no existe una producción individual, o limitada a colectivos más o menos reducidos, sino que toda la producción en el capitalismo de hoy es una producción en la que participa, de una forma directa o indirecta, toda la clase obrera mundial. Y que en el capitalismo la producción de mercancías no se puede realizar de otra forma distinta a esta, por lo que el desarrollo de las fuerzas productivas está empujando hacia la salida revolucionaria socialista.
3 Los datos publicados días después de la celebración del XX Pleno, sobre la EPA del 2T, marcan un agravamiento de estos datos. El número de ocupados ha disminuido en 1.074.000 con respecto al 1T. En variación anual ha disminuido en 1.197.700 personas con empleo. El número de parados se sitúa en 3.368.000, situación que no incluye a casi un millón de trabajadores/as en situación de ERTEs. El número de activos desciende en 1.019.000 personas.
uyl_logo40a.png