El gobierno ha anunciado que en mayo implementará el ingreso mínimo vital, una renta que recibirán aquellos hogares con ingresos muy escasos o sin ellos, como ayuda para cubrir sus necesidades más básicas. Aunque no se conocen todos los detalles, se han adelantado algunas aproximaciones: beneficiará a un millón de hogares y su cuantía está aún por concretar, variando en función de la situación familiar y su nivel de renta. Además, será una medida de carácter permanente y estará, según dicen, vinculada a la inserción laboral. También se conoce que complementará a las ayudas autonómicas ya existentes y que su coste rondará los 5.500 millones de euros anuales (1).

El ingreso mínimo vital, efectivamente, será un alivio coyuntural para algunas de las familias más pobres. No obstante, debemos tener en cuenta dos cosas. En primer lugar, esta es una medida que se va a financiar con las rentas del trabajo, ya que la gran mayoría de los aportes al Estado provienen de la clase trabajadora a través de sus impuestos y rentas al trabajo. Mientras, las rentas del capital van a permanecer intactas, de modo que los capitalistas se seguirán enriqueciendo a nuestra costa igual que hasta ahora. Hay que exigir que sea el capital, que tiene beneficios multimillonarios fruto de nuestra explotación, asuma los gastos de la cotización a la seguridad social, que se ven exentos de abonar con las medidas tomadas en los últimos años por los gobiernos burgueses. En segundo lugar, la clase trabajadora no puede permitir que su subsistencia dependa de la caridad del gobierno de turno. Queremos vivir dignamente de nuestro trabajo, que es la fuente de todas las riquezas de la sociedad, no queremos vivir a base de limosnas que solo sirven para que la rueda del consumo siga girando y la tasa de beneficios de la burguesía no decaiga. Lo que necesitamos no es un ingreso mínimo vital que oculta nuestra condición de clase obrera y nos humilla, sino garantizarnos en primer lugar una prestación por desempleo indefinida hasta que se nos asegure un trabajo.

El ingreso mínimo vital es una medida para parchear el problema evitando ir a su raíz. Si no se implementan cambios estructurales en el sistema, la pobreza y la precariedad que dan lugar a la situación desesperada de estas familias jamás se van a resolver. Las causas fundamentales que subyacen en dicho problema son el paro y el empleo basura. Mientras esas causas perduren, no vamos a avanzar ni un solo paso; las ayudas pueden ser un alivio coyuntural, pero no una solución. A la burguesía le resulta absolutamente inasumible garantizar el pleno empleo y, por tanto, es imposible en el marco del capitalismo.

Llegados a este punto, vemos que la única salida que tiene la clase obrera es la salida anticapitalista, la búsqueda de un futuro en un sistema completamente diferente. Este sistema es el socialismo, en el cual la producción, la investigación, la tecnología, los servicios, etc. dejarían de estar en manos de una minoría, pasando a ser controlados por la mayoría social, la clase obrera y los sectores populares. De esta manera, dichos medios permitirán el desarrollo total de nuestras capacidades -incluyendo el pleno empleo- y el reparto justo de la riqueza generada, asegurando el bienestar de toda la población.

Teniendo en mente este objetivo, algunas de las medidas básicas que sí supondrían un avance real serían la derogación de las reformas laborales y de la ley mordaza, puesto que colocarían a la clase trabajadora en mejor posición para la toma de conciencia, la organización y la lucha, además de suponer una mejora sustancial de sus condiciones de trabajo y de vida. Recordemos que ambas medidas se encuentran entre las promesas de los actuales inquilinos de la Moncloa (2) (3). Después de casi dos años de gobierno, el PSOE no ha hecho nada -ni se espera- por derogar las reformas laborales ni por derogar la ley mordaza, y con la entrada de Unidas Podemos a dicho gobierno tampoco parece que vaya a haber grandes cambios al respecto*.

Esto nos muestra con total claridad la ausencia de compromiso de este gobierno socialdemócrata con la clase obrera y, por el contrario, su voluntad de satisfacer a la clase burguesa asegurando la continuidad del régimen capitalista -es destacable que las organizaciones patronales CEOE y CEPYME no se han opuesto a la implantación del ingreso mínimo vital en la “mesa de diálogo social” (4), demostrando que esta medida no choca con sus intereses-. El pueblo debe luchar por reformas que supongan un avance efectivo, reformas que permitan un verdadero impulso para la organización obrera y popular con el objetivo final de la revolución socialista como único garante del bienestar social, que ponga fin a la explotación y las crisis. No nos dejemos despistar por placebos; la única salida es la organización y la lucha de la clase obrera contra el capitalismo.

*Para ser completamente rigurosos, la citada promesa solo incluye derogar la reforma laboral de 2012, es decir, la del PP, siendo las anteriores reformas del PSOE igualmente perjudiciales. Pero únicamente se ha derogado del Estatuto de los Trabajadores el despido objetivo por faltas de asistencia justificadas, quedando intactas el resto de medidas antiobreras de la contrarreforma.

Jesús


(1) “El coste de la renta mínima vital se acercará a los 5.500 millones de euros”. https://elpais.com/economia/2020-04-18/el-coste-de-la-renta-minima-vital-se-acercara-a-los-5500-millones-de-euros.html

(2) “Sánchez dice que lo primero que hará el PSOE si gobierna será derogar la reforma laboral del PP”. https://www.20minutos.es/noticia/2194419/0/pedro-sanchez/psoe-gobierna/derogar-reforma-laboral/

(3) Acuerdo de coalición PSOE-UP. “Coalición progresista. Un nuevo acuerdo para España”, 30/12/2019.

(4) “El ingreso mínimo vital se vinculará a la reincorporación laboral o social del beneficiario”. https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/04/17/economia/1587097533_009205.html

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