El primer punto del acuerdo de gobierno es: Consolidar el crecimiento y la creación de empleo de calidad. Combatir la precariedad del mercado laboral, garantizar trabajo digno, estable y de calidad y unas pensiones justas. Impulsar la productividad y competitividad de la economía, con el objetivo de modernizar el sistema productivo.

Parece, que ni tan siquiera la extrema derecha parlamentaria o la patronal más reaccionaria podrían mostrar un rechazo a esta propuesta. Pero claro, no es así, la Patronal insiste en que todo siga igual, en la necesidad de flexibilizar el mercado laboral, como si no viniésemos de amplias y variadas reformas laborales que han conllevado recortes en los derechos laborales y también recortes en los costes patronales, tanto en las cotizaciones como en las indemnizaciones.

En el programa que han firmado, plantean reforzar los instrumentos para reducir la desigualdad, la elaboración de un Estatuto de los Trabajadores del Siglo XXI, previo diálogo con los agentes sociales (patronal y sindicatos) que incluya nuevos derechos y la necesaria competitividad a las empresas, y también nos dicen que derogaran la reforma laboral, recuperando los derechos arrebatados por la reforma del 2012. Es de suponer que el PSOE ha olvidado la reforma del 2010 que fue sin duda el anticipo de las perdidas de derechos. En el informe del Gabinete de Estudios Jurídicos de CCOO sobre la reforma del 2010 (1), decía:

“la reforma laboral supone la mayor agresión a los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras desde el inicio de la democracia. Es una pieza más del giro político que el Gobierno ha dado en materia económica y social, que se inició con el recorte de 50.000 millones de euros, continuó con el plan de ajuste (congelación de las pensiones, rebaja salarial de los empleados públicos, 6.045 millones de euros de recorte en inversión pública...) y con la aprobación del Real Decreto de Reforma Laboral”.

La reforma laboral aprobada implica la pérdida de la eficacia de la negociación colectiva sectorial. Se abren las vías para desarticular la negociación colectiva y que se negocie todo a nivel de empresa. Se otorga, por tanto, mayor poder al empresario en detrimento de la flexibilidad negociada y la participación sindical.

Todo esto da lugar a la pérdida de derechos y a un empeoramiento de las condiciones de trabajo. Se legaliza la intermediación laboral como negocio privado y se da acceso a las agencias privadas de colocación con ánimo de lucro. Para terminar diciendo, que es DESLEAL E INSINCERA: En la norma se proclama la necesidad de garantizar el empleo estable y de calidad, la eliminación de la dualidad fijos y temporales, y mejorar los mecanismos de flexibilidad de las empresas para que no tengan que acudir al despido, pero estos fines no se corresponden en absoluto con las medidas adoptadas”

El PSOE ha sido el encargado de aplicar los recortes a los derechos de las trabajadoras y trabajadores que el Partido Popular no se atrevía a realizar por la presión social. El PSOE siempre contó con un margen de maniobra mayor al tener claros vínculos con los sindicatos mayoritarios en especial con la UGT, hoy también con la dirección de CCOO. Muy buenas palabras pero pocos hechos.

Hoy, lo cierto es que el Ministerio de Trabajo no está en manos del PSOE, puede ser el caramelo envenenado que le han dado a Unidas Podemos, de su capacidad de ser leales y sinceros, no al gobierno sino a su clase, dependerá y mucho el futuro de una organización que ha apostado casi todo su aval a la recuperación y funcionamiento de la economía, cosa bastante compleja con el actual panorama mundial y en concreto la situación que vivimos de polaridad en nuestro País.

Plantea la “Coalición Progresista”, la derogación de las limitaciones del ámbito temporal del convenio -ultraactividad- la prioridad de los convenios de empresa sobre el sectorial, limitar la modificación unilateral de las condiciones de trabajo, así como revisar el descuelgue salarial, recuperar derechos laborales, simplificar el menú de contratos y explorar la reducción de la dualidad, favoreciendo el contrato fijo – lo mismo que decían en el prólogo de la reforma del 2010. También se plantean revisar las causas del despido para hacerlas más precisas, y derogar el despido por absentismo causado por baja por enfermedad, después de las últimas sentencias.

Todos estos compromisos del contenido programático entre el PSOE y Unidas Podemos, necesitan ser transformados en Leyes, en algunos casos derogando y en otros aprobando decretos, pero todo con su correspondiente tensión parlamentaria. Si el equipo de Gobierno quiere que estas medidas salgan por consenso con los agentes sociales y el resto de partidos políticos estará demostrando bisoñez supina y nulo sentido político. Decía Lenin, al hilo de las ideologías que, “el problema se plantea así: ideología burguesa o socialista, no hay término medio (pues la humanidad no ha elaborado ninguna “tercera” ideología -vease el ejemplo de Ciudadanos, experimento de tercera vía y su viraje a la derecha-). Todo lo que sea rebajar la ideología socialista o separarse de ella es fortalecer la ideología burguesa”

En este contexto, el Movimiento Obrero está cada día más aburguesado, con una lucha exclusivamente economicista en las empresas, sin visión ni estrategia política global. Unos sindicatos que después de las huelgas en el 2010 y en el 2012 no han vuelto a plantearse la movilización ni la organización de la clase obrera, han vivido 10 años de pura subsistencia interna, reclamando pacto social con unos gobiernos y un empresariado que nos desprecian.

El 22 de enero, en la primera reunión del recuperado diálogo social, han pactado la subida del SMI de 900 a 950 euros, rebajando lo prometido, aún así el presidente de la patronal Antonio Garamendi, ha manifestado que esa subida no es buena, pero es menos mala que subirlo a 1000 euros. Y nos desprecian porque dicen esto cuando sus beneficios empresariales no han parado de subir desde el año 2012, llegando al millón de millonarios, cinco veces más que en el inicio de la crisis.

El PCPE desea que la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz, pueda desarrollar su plan, que derogue no sólo la reforma del 2012, también la precursora del 2010 que, como decía CC.OO. en su informe, supone la mayor agresión a los derechos de las trabajadoras y trabajadores desde el inicio de la democracia. Pero ese mayor ataque se quedó en una jornada de Huelga General, sin mayor planificación, no dieron a la clase obrera los mecanismos para defendernos. Hablando de capacidad de lucha, Lenin también decía: “El movimiento obrero debe esa vitalidad a que el propio obrero toma, por fin, su destino en sus propias manos, arrancándolo de las manos de los dirigentes” Aquí, todavía el proletariado no hemos adquirido conciencia de que el socialismo es posible y necesario. Esperemos que el humo no ciegue la necesaria capacidad de lucha.

Vicente Alcaraz, miembro de la Comisión de MOS


  1. http://www2.fsc.ccoo.es/comunes/recursos/17487/doc25277_Los_efectos_de_la_Reforma_Laboral.pdf

 

 

 

 

 

 

 

Vicent Alcaraz, Miembro de la Comisión de MOS

 

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