Los dogmas son supuestas verdades incuestionables reveladas por Dios o por libros sagrados. Los dogmas implican no ver la realidad material, capan la creatividad y el pensar por uno mismo o una misma, suponen esquemas mentales que se aplican a la realidad. 

El marxismo es una ciencia social, un método crítico y revolucionario. Las categorías que estudia el marxismo (mercancía, valor, capital, clase obrera...) no están en ningún libro sagrado, están en la realidad. El científico marxista debe ser un buen observador y estudioso de la realidad material. Esas categorías las llevamos al plano de la teoría a través de la lógica dialéctica. 

Hay personas que se reclaman del marxismo o del marxismo-leninismo que, haciendo una lectura excesivamente dogmática o esquemática, se alejan de la clase obrera y de las luchas de oprimidos y oprimidas. 

El marxismo es un método crítico de la economía capitalista y revolucionario para intervenir en la transformación de la realidad. Se trata de observar y analizar las contradicciones, de cada momento y lugar concreto, que intervienen en el desarrollo de la sociedad capitalista e intervenir en los momentos adecuados en los que estallan esas contradicciones para transformar la realidad y avanzar hacia la revolución socialista. Se interviene en el movimiento obrero, en el feminismo, en la lucha LGTB, en el ecologismo o en la lucha barrial para hacer avanzar posiciones revolucionarias en el marco de la lucha de clases.

El movimiento feminista, igual que otros frentes de masas, es un movimiento heterogéneo. Hay batalla de ideas en su seno, siempre las ha habido. Hay corrientes de pensamiento, unas con más influencia y otras con menos. Está el feminismo liberal puro y duro, por ejemplo Ciudadanos. Están las corrientes posmodernas de la escuela posestructuralista de Paris, la teoría queer. Están las corrientes más socialdemócratas que siempre se quedan en lo superficial y nunca van a la raíz. Y también ha habido y hay feminismo de clase, feminismo marxista o feminismo revolucionario aunque no sea hegemónico en el movimiento. Cuando se grita "patriarcado y capital alianza criminal" se está gritando consecuentemente contra la raíz del problema, a como se complementan dos sistemas de dominación para explotar, oprimir y generar multitud de miserias y violencias. 

Quienes piensan que el método marxista no tiene nada que aprender de la lucha feminista es que igual tiene que profundizar en el estudio del método. El que no entienda la dialéctica de Hegel no va entender nada de marxismo, o lo entenderá de forma muy pobre. El marxismo no supone un pensamiento rígido, esquemático, cuadrado, unilateral y pobre en contenido. Todo lo contrario, la dialéctica, el pensamiento marxista supone un pensamiento vivo, multilateral, rico en contenido, creador. Cuanto más se estudia y se aprende más se da cuenta uno de que falta muchísimo conocimiento por profundizar. Aprender de todas las fuerzas e ideas que han influido en el movimiento, cuales han sido y son hegemónicas, dónde están las contradicciones, en qué cuestiones políticas concretas chocan esas fuerzas e ideas y hacen mover la totalidad. El método marxista, la dialéctica supone aprender constantemente, no es esa soberbia de decir que todos los demás tienen taras obvias y nosotros una especie de verdad revelada en un libro sagrado. Incluso en el marxismo ha habido y hay distintas corrientes. 

La afirmación de que todo el feminismo es burgués es un esquema mental aplicado a la realidad. Es una idea totalmente reduccionista y supone estar muy alejado del estudio de la realidad material. Porque el feminismo no es, y nunca ha sido, un movimiento homogéneo. Quitarse los dogmas de la cabeza, los velos de los ojos y mirar la realidad tal y como viene con total honestidad intelectual, libre de prejuicios e ideas preconcebidas. Afirmar tajantemente que todo el feminismo es burgués supone que la realidad no importa, lo que importa es ese esquema mental prefabricado. Cuanto más 

dogmática sea nuestra ideología más nos alejaremos de la realidad de las masas. Artículo aparte merece el hecho de que también deberíamos profundizar en la ética revolucionaria, dado que un/a marxista, el hombre y mujer nuevo no es una persona soberbia, egolatra o mezquina que mira por encima del hombro a sus semejantes. 

La conclusión está cantada. Los y las marxistas debemos ser buenos observadores y estudiosos de la realidad, nuestras categorías científicas están en la realidad material. La realidad siempre es infinitamente mas compleja que el mejor de los análisis. Nunca hay dos observaciones iguales, la realidad es diferente en cada momento y lugar de la historia de la lucha de clases. De la mano del dogmatismo es imposible construir las alianzas entre explotados y oprimidos. Es necesario combatir esas posiciones político-ideológicas dogmáticas que alejan de las luchas que desarrolla la clase obrera. Sin la comprensión materialista de la realidad, libre de prejuicios e ideas preconcebidas es imposible construir el Frente Obrero y Popular por el Socialismo. 

MANU

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