Contra la represión sindical

Después de más de 170 días de huelga indefinida, los carteros/as del departamento 92 de la región parisina siguen en pie de guerra. Desde el pasado 26 de marzo 150 carteros/as (20% del total de trabajadores/as del departamento Hauts de Seine, que agrupa a más de 30 localidades de la región parisina) decidieron una huelga indefinida contra el despido y por la reintegración inmediata de Gaël Quirante, sindicalista de SUD. No era la primera vez que la empresa, La Poste (Correos), intentaba despedir al sindicalista, que en 14 años de trabajo acumulaba un año y medio de suspensión de empleo y sueldo debido a su actividad sindical. Esta vez, lo conseguiría a pesar de los informes negativos de la Inspección de trabajo que reconoce un ensañamiento hacia Gaël Quirante por parte de la empresa.

Para conseguir el despido, la Ministra del Trabajo del Gobierno de Macron, Muriel Penicaud tuvo que autorizarlo. La misma que antes de ser ministra ocupó altos cargos en empresas como Dassault o Danone, y que hoy está siendo portada de periódicos por haber infringido hasta en 671 ocasiones el estatuto de los trabajadores cuando estaba a la cabeza de Buisness France (agencia pública del Gobierno francés).

Por tanto, en esta ocasión, y ayudada por Muriel Penicaud, la empresa iba a conseguir despedir al dirigente de SUD (sindicato mayoritario en el departamento), pero no iba a lograr, y ese era su objetivo principal, que Gaël dejara de representar a los/as trabajadores/as, pudiendo seguir entrando en los centros de trabajo, firmar preavisos de huelga y estar presente en las negociaciones. Así, el pasado 13 de abril, la justicia dio la razón al sindicato afirmando que, aunque estaba despedido, podía seguir desempeñando su labor de representante sindical. Esto fue un duro golpe para la empresa, ya que se ponía en tela de juicio su poder para determinar quiénes son los representantes legítimos de los/as trabajadores/as de la Poste.

Contra la precariedad y por mejores condiciones laborales

Pese a todo, esta huelga, histórica por su duración (hay que remontar a 1953 para comprobar en ese sector una huelga que se mantenga incluso en el mes de agosto) no sólo pide la reintegración de Gaël Quirante. También una tabla reivindicativa de 18 puntos que exigen mejoras laborales y oponerse a la precariedad en la empresa que en estos últimos años, y desde que se convirtió en sociedad anónima en 2010, ha suprimido más de 100.000 empleos. Una empresa que debe verse como arquetipo de la destrucción de conquistas sociales y del sector público. El objetivo es el mismo que en otros sectores públicos: reducir costes reduciendo personal y reorganizando el trabajo. Y cuando no se pueda asegurar la calidad del servicio, privatizan.

Mucho en juego

El desenlace de la huelga puede tener una repercusión más allá de la lucha en La Poste. De ganar, se demostraría que otras estrategias políticas y sindicales pueden vencer los planes de la patronal y del Gobierno de Macron, frente a las de las direcciones de los sindicatos mayoritarios, que en plena lucha de los ferroviarios, defendieron fechas de movilizaciones separadas en diferentes sectores. Dificultando así la celebración de de asambleas de trabajadores/as y la elección de comités de huelga. La lucha de los/as carteros/as del 92 indica otro camino: la importancia de la autoorganización de los trabajadores/as, la combatividad cuestionando el sacrosanto poder de la patronal y la unificación de los sectores en lucha. A nivel internacional los/as trabajadores/as podemos apoyar esta huelga. Para ello, lo primero es divulgarla, y después, participar en la caja de resistencia on line (https://www.lepotcommun.fr/pot/be0v4537) para que el pulso de los carteros/as contra la patronal y el Gobierno de Macron sea victorioso.

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