DESTACADO

Mientras el capitalismo en su fase imperialista desarrolla con inaudita agresividad su criminal programación de intervenciones bélicas para afianzar y extender la dominación que le permita explotar aún más a la clase trabajadora mundial y esquilmar las riquezas de los países bajo su bota, no deja de ser llamativa la incesante actividad de los grupos reformistas por elaborar y activar programas y más programas que, en su exclusividad, sirven para seguir manteniéndonos bajo esa explotación y esa dominación.

Bajo el engañoso, por falso, título de "Revolución Económica", I.U. pretende haber descubierto el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura, la ilusión alquímica transformadora de la basura de la corrupción y división en clases del sistema, en oro democrático liberador. Su programa para la "Revolución Económica" (¿?) participa de un buen humor e ingenuidad infantil dignos de los payasos de la tele. El principal problema del reformismo a la hora de abordar este tipo de elaboraciones y su negativa, producto de la propia "naturaleza" de su constitución como reformismo, es la incapacidad y negativa absolutas a hacer uso de la teoría del marxismo para acceder a una mejor comprensión del estado y desarrollo del mundo actual.

Desde ese condicionante negativo, elaboran un programa económico manoseado y anodino, insistentemente formulado para luchar contra el neoliberalismo, un enemigo ocultador del auténtico causante: el capitalismo en su actual fase imperialista. Consideran el neoliberalismo como una doctrina económica errónea aplicada por fastidiar a este bendito país, como una excrecencia, un fallo, un absceso, un colgajo purulento del actual sistema del capital. Su extirpación es algo que éste agradecería, aliviado, al curandero de su mal.

Por principio quedan incapacitados para comprender el desarrollo ante nuestros ojos de la actual lucha de clase del capital, realizada no por capricho o por aplicación de una mala teoría económica, sino impulsada por la férrea necesidad a que obliga la actual situación de la acumulación capitalista. Situada en un punto en que la extracción de más plusvalía y la conquista de más espacios para la inversión productiva es una necesidad incuestionable: No puede el capital seguir invirtiendo para extraer una plusvalía proporcionalmente menor a la inversión realizada. Su lucha de clase discurre a partir de esa coordenada básica, aplicándose cada capitalista consciente o inconscientemente, la oligarquía muy conscientemente, a la realización de ese objetivo.

Algunas de las propuestas que señalan en su proyecto de programa son ejemplares respecto a la ceguera "natural" para ver la realidad y de su impenitente e inveterado optimismo con iniciativas que, además de dar vidilla al sistema, significan un rotundo no entender en qué mundo se vive. Como el enemigo a batir es la aplicación de la teoría económica neoliberal y no el capitalismo en su estadio actual imperialista; como las clases son inexistentes, pues no las mencionan ni una sola vez, y por consiguiente no existen intereses antagónicos ni siquiera contrapuestos, las propuestas que se realizan son un batiburrillo en el que conviven los más extraños maridajes.

Si tomamos como ejemplo las "propuestas sobre una banca pública" se posibilita la convivencia de una banca pública, "nacional" ¿no?, con instituciones de la Europa imperialista como el Banco Central Europeo, o el FMI, o con los acuerdos II y III de Basilea, por los que, bajo el pretexto de un revoco de fachada, se mantienen e incluso acrecientan, la capacidad e impunidad de la banca para ejercer sus prácticas imperialistas y corruptas. Por supuesto, las instituciones nombradas, la propia banca, no tienen nada que ver con ninguna defensa de intereses de algún polo capitalista/imperialista, con la oligarquía financiera. Sólo hay neoliberalismo, el capitalismo es una referencia lejana, prácticamente inexistente al que por consiguiente no hay que alterar. Sólo hay neoliberales, los capitalistas y el capital no tienen presente.

Pues bien, lo que se regurgita en el programa es una banca pública creada a partir de diversas entidades de crédito y bancarias actualmente existentes o creadas al efecto; piden la nacionalización de las entidades insolventes y de las cajas de ahorro, y colaboración con la Banca Social. Todo ello para instaurar un "modelo progresista de Banca Pública", un "modelo de gestión que excluye cualquier operativa especulativa y/o vinculada a paraísos fiscales" y, por supuesto, contando con la "participación democrática en la gestión de los impositores, en su caso, y de los trabajadores". Se deja intacto, intocado e intocable, el verdadero poder bancario en manos de la oligarquía que comanda los grandes bancos asentados en el país. No suprimida ni siquiera cuestionada la inmensa capacidad, el evidente poder sobre los estados nacionales del banco central europeo, bastión e instrumento en manos del polo imperialista europeo, sobre todo alemán. Poderío correspondiente a la imposición de la imperialista U.E. que en defensa de sus monopolios bancarios y fondos especuladores ha clausurado la emisión de moneda estatal e impide que cada estado se financie a sí mismo de otra manera que no sea por la mediación de la chupóptera banca.

Pero éstos son detalles sin importancia. En cuanto se suprima la errónea política neoliberal, se procede a una buena y correcta política progresista que sacará de la crisis del capital a la sociedad toda. Incluyendo el capital y los capitalistas. Un ejemplo de "pragmatismo realista" lo proporciona la solicitud contenida en sus "Propuestas para una reforma fiscal" consistente en "aumento de la contribución fiscal del beneficio de los bancos, las grandes empresas y las transacciones financieras". Por supuesto, no se trata de orientar la lucha de la clase trabajadora y de las masas populares hacia la "utópica" reivindicación de la nacionalización, bajo control de los trabajadores, de los sectores estratégicos de la economía, lo cual SÍ sería el inicio de una auténtica revolución. Se trata, por el contrario, de solicitar educadamente a la cúspide de la oligarquía de este país la cesión de una parte importante de sus beneficios. A lo cual gustosamente accederá.

Algo similar sucede con la petición a la Unión Europea de "proceder a la compra de deuda soberana y emitir bonos propios hasta donde sea necesario para impedir la especulación". Ya no se trata de un mejor o peor análisis, sino de sugerencias rayanas en una ingenuidad superlativa. Se sugiere a uno de los instrumentos esenciales del polo imperialista europeo la manera de orientar sus propios negocios. Olvidando por completo, además, que la deuda en general es, por una parte, una manera de extorsión del europeísmo imperialista y, por otra, una tabla de salvación, amarradas a la cual están, entre otras, la gran banca alemana y francesa. Tampoco se reivindica la anulación de la deuda. Ni siquiera la ilegítima o ilegal, como piden otras organizaciones reformistas.

Por último. En el preámbulo de esta convocatoria para una "Revolución Económica" se hace referencia a la mujer y a la juventud en el sentido de que la crisis económica se ceba más severamente con estos sectores, conduciendo a la primera a un apartamiento del mercado laboral y a "una involución sin precedentes hacia los viejos roles patriarcales". Lo cual responde a la realidad. En cuanto a la juventud la crisis es sinónimo de precariedad. También es cierto. Pero lo verdaderamente esencial del asunto es la necesaria y deliberada lucha de clase del capital por reducir el salario por debajo de las condiciones normales de vida, para lo cual la mujer es pieza esencial en la reproducción y sostenimiento de condiciones de vida más y más miserabilizadas. Con la juventud, también con otras capas, van consiguiendo que atender a sus condiciones de vida -vivienda, educación, ocio…- sea bajo la aportación y participación de varios salarios. Es patentemente insuficiente uno solo.

Queda claro que en la inerte "Revolución Económica" no se reivindica salir de la UE, del €, ni de la OTAN. Desde luego para una "revolución" de tal calibre no se precisa abandonar instituciones e instrumentos del capitalismo/imperialismo. Esto supera con creces el alcance del reformismo y oportunismo.

Pues… ¡¡¡hay que salir de la OTAN, UE y €!!

¡¡¡Socialismo. Comunismo!!!

Julio Mínguez

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