Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.”
Bertolt Brecht

Como dice Bertolt Brecht en su cita, el fascismo está estrechamente relacionado con el capitalismo. Ese fascismo es utilizado por el capital contra el movimiento obrero organizado cuando este empieza a emerger fruto de la crisis del capital y la agudización de las contradicciones de este y no le es posible controlarlo mediante la democracia liberal. Por eso es un elemento que nunca desaparece de la sociedad y que no lo hará mientras el capitalismo esté presente; es el caso de la España franquista, de la Alemania nazi y de la Italia fascista de los años 30 - 40 y de cómo el fascismo va aumentando a medida que las contradicciones aumentan, en este caso al calor del crack del 29. En la actualidad sucede algo parecido, desde la crisis de 2007, a pesar de la mala posición que tenía el movimiento obrero tras las caída del referente Soviético en 1991, el movimiento obrero viene en alza ante la escalada de explotación y represión por parte del capital y del estado.

Un estado que en su origen nace como mediador de los intereses irreconciliables de una clase y otra, es decir, es el organismo que se encarga de crear el consenso social. Ese consenso social no es ni más ni menos que lo que es aceptado socialmente, es decir, el resultado de la negociación de los intereses de ambas clases puestas en el plano material de mutuo acuerdo. Sin embargo, si lo analizamos objetivamente este está dominado por una mayoría que es funcional a la clase dominante.

Esta mayoría está determinada por el sistema de producción y el lugar que ocupa cada clase en este. Históricamente esta mayoría ha sido ocupada por personas de clase burguesa y que por consiguiente el resultado de esa “negociación” ha beneficiado claramente a la burguesía, la clase que dispone de los medios de producción en el capitalismo. Es cierto que conforme han avanzado las conquistas del movimiento obrero este ha permitido tener más representación en el parlamento, pero por una parte no es suficiente para poder incidir tanto, como para imponer los intereses de la clase explotada, la clase obrera y por otra, se desarrolla la figura del profesional de la política, donde es esta misma política la que se convierte en su medio de vida y por consiguiente acaba defendiendo sus intereses personales por encima de los colectivos de su clase, es decir, siendo funcional a los intereses del capital en última instancia.

Por lo tanto, el estado actúa en interés de la clase dominante, de lo cual podemos deducir que el estado acaba actuando como herramienta de clase, como herramienta de dominación tanto material como ideológicamente de la clase a la que explota, como generador de hegemonía y consenso. Consenso social que no es ni más ni menos que los intereses de la clase dominante impuestos de una forma u otra en la sociedad.

El conflicto catalán, aunque principalmente es un enfrentamiento entre burguesías, no deja de ser consecuencia de la crisis iniciada en 2007, no deja de ser represión y fascismo hacia una sociedad y una burguesía oprimida por el estado español que intenta zafarse del yugo centralista utilizando a la clase obrera catalana, eso sí, a la que luego explotará  impunemente.

También la clase obrera en Murcia está siendo reprimida cuando se organiza contra los intereses del capital, unos intereses que se ven reflejados en el bienestar de la clase obrera murciana con esa vía que parte la ciudad en dos.

Fascismo es la represión contra los raperos como Valtonyc, Hasel y tantos otros y contra todo el que describa la realidad objetiva, vaya a ser que despierten en la clase obrera esa chispa que lleva ya tanto tiempo mojada y que pongan en peligro la hegemonía del capital y sus intereses.

Los mismos intereses de la BP, de Repsol y en general de todas las empresas que operan en el polígono del Serrallo en el Grao de Castellón, del que incesantemente día sí y día también sufren fugas y la vida en el Grao de Castellón se hace cada vez más difícil e insoportable por el fuerte olor a gas y lo que es peor, por lo que están respirando, siendo este distrito de Castellón el que registra mayor número de casos de cáncer frente a otros distritos de la ciudad y todo esto sin que el estado, ese elemento que en teoría es neutral y mediador haga algo.

Y es que las instituciones locales, como parte del estado que son, no dejan de escapar a esta lógica del capital.

En el caso del Ayuntamiento de Castellón, ese Ayuntamiento progresista, ese Ayuntamiento del cambio; Ayuntamiento que ha cambiado, cierto, pero en el aumento de la represión hacia las organizaciones sociales.

Es el caso de La Cosa Nostra, organización social que niega el concepto vacuo y consensuado de ciudadanía que es utilizado por el capital, al igual que el concepto de nacionalismo, para ponerlo por encima del de clase; asociación que realiza un enorme trabajo en la organización de la clase trabajadora y que simplemente por salirse de ese consenso social, por defender los intereses contrarios a este y por lo tanto en contra del capital y a favor de la clase trabajadora es reprimido una y otra vez por el Ayuntamiento "progresista" de Castellón, triplicando éste el número de expedientes abiertos por el Partido Popular durante el gobierno anterior y finalmente cerrando la asociación dejando claro, si es que no lo estaba ya, a qué clase son funcionales.

Frente a todo lo expuesto, quien tenga conciencia de clase, quien pueda entender la sociedad como esa lucha de clases que muchos intentan negar, debería solidarizarse con La Cosa Nostra y con todos los que están sufriendo la represión de las instituciones y del capital, independientemente de si es anarquista, comunista, socialista o un trabajador despolitizado, porque esto, en última instancia, no deja de ser lucha de clases, y si perteneces a la clase trabajadora, antes o después cada uno de nosotros nos iremos alejando de ese consenso social porque es contrario a nuestros intereses de clase y seremos reprimidos tal como cuenta Martin Niemöller en su poema:

"Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar."

¡No pasarán!

¡La represión no nos parará!

¡La Cosa Nostra no se cierra!

¡Que viva la lucha de la clase obrera!

 

Santiago Castillo

 

 

 

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