Carmen de Burgos y Seguí, la gran Colombine, consiguió ser la primera mujer periodista en nuestro país que trabajó en la redacción de un periódico, y además, fue la primera mujer corresponsal de guerra de nuestra historia.

Nació en Rodalquilar, Almería, en 1867 (algunos biógrafos datan su nacimiento en 1879), fue la primogénita de los diez hijos e hijas del matrimonio formado por José de Burgos y Cañizares y Nicasia Seguí y Nieto. Con sólo dieciséis años, desoyendo los consejos de su padre, se casa con Arturo Álvarez y Bustos, un bohemio pintor y periodista más de una década mayor que ella. Salir de su casa y vivir en Almería le permitió estudiar y adentrase en el mundo del periodismo pues el padre de su marido era el propietario de la empresa tipográfica que imprimía el principal diario de la capital. Esto permitió a Carmen familiarizarse con el mundo de la prensa colaborando en distintos aspectos de la impresión. Podemos decir que esto fue lo único que sacó de bueno de su matrimonio. Desde el primer día Carmen se dio cuenta de que había sido un error casarse, su compañero era como muchos hombres de la época, machista, vividor e infiel, lo que la desencantó rápidamente, además tuvo que vivir la muerte prematura de sus primeros hijos, lo que influyó para que tomara la decisión de separarse e irse a vivir a Madrid con su hija María, la única superviviente.

En junio de 1895 consigue su título como maestra de Enseñanza Elemental Primaria y en 1898 la de Enseñanza Superior, en Madrid, obteniendo plaza en la Escuela Normal de maestras de Guadalajara.

Con la entrada del nuevo siglo comienza a colaborar en diferentes periódicos, como El Globo, en el que tenía una columna titulada “Notas femeninas” en la que trató temas como la mujer y el sufragio o la situación de las obreras en las fábricas. Tiempo después, Augusto Suárez de Figueroa la contrató para llevar en su Diario Universal una columna diaria “Lecturas para la mujer” sugiriéndole el pseudónimo que la acompañará el resto de su vida, Colombine, convirtiéndose además en la primera mujer en España reconocida como periodista profesional. A través de esta columna realizó una fuerte campaña para conseguir la legalización del divorcio.

En El Heraldo de Madrid, a finales de 1906 lanzó una nueva campaña, esta vez a favor del sufragio femenino con una columna titulada “El voto de la mujer”. Consciente de su influencia decide realizar, una vez a la semana, una reunión con escritores, periodistas, músicos, artistas etc. a la que denominó “Tertulia modernista” que fue el origen de la Revista Crítica. En estas reuniones conoce a Ramón Gómez de la Serna a quien le unirá una profunda amistad. El gobierno de Maura la traslada a Toledo, con la finalidad de alejarla de Madrid, sin embargo Carmen, volvía cada semana a su cita con la tertulia.

En 1909 Carmen de Burgos decide acercarse a las tropas españolas que luchaban en Melilla, es allí donde se convierte en corresponsal de guerra del diario El Heraldo de Málaga, de esta experiencia publica su famoso artículo “¡Guerra a la guerra! “ en el que defendía a los objetores de conciencia.

La Segunda República significó para Carmen la consecución de la mayoría de los objetivos por los que había luchado toda su vida, el matrimonio civil, el divorcio, el voto femenino.

El 8 de octubre de 1932, mientras participaba en una mesa redonda sobre educación sexual en el Círculo Radical Socialista, empezó a sentirse mal y fue trasladada a su domicilio donde falleció.

Escribió más de cien relatos cortos y novelas largas, redactó miles de artículos y se convirtió en un referente en nuestro país como defensora de los derechos de las mujeres y en la lucha por la igualdad.

Finalizada la Guerra Civil, el régimen franquista prohibe sus obras y éstas desaparecen de las bibliotecas y las librerías, por ello, es importante darle el reconocimiento que se merece y no podemos permitir que se la borre de la historia.

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