Ástor, no tengo el gusto, o lo contrario, de conocerte personalmente. He leído algunos artículos tuyos publicados en Unidad y Lucha cuando Emma Esplá era directora del periódico, y creo que después también. Entonces tú eras asiduo colaborador del órgano del Comité Central del PCPE y más tarde, si no me equivoco, responsable de relaciones internacionales del Partido, o quizás al revés, en fin eso da igual. El caso es que he de confesarte sinceramente que, en general, compartía algunos de tus análisis y opiniones. Y no pongo comillas en esos términos. Me parecían reflexivos, intensos, productos de una realidad no deformada, y siempre defendiendo los intereses de la clase obrera y el socialismo. Fue el caso, por ejemplo, del artículo publicado en el mes de enero de este año sobre Macri y la situación argentina después de la derrota del “kirchnerismo”, pero igualmente cuando, en otras ocasiones, denunciaste en tus escritos el carácter oportunista y reformista de Podemos. Tu estilo me pareció claro, conciso y, por supuesto, de enjundia revolucionaria. Es decir, acorde con el proyecto político y con la sociedad comunista que defendemos desde hace muchos años en esta publicación bajo el aforismo marxista: “de cada cual según sus capacidades”. Sin petulancia, sin doctas lecciones, humildemente, pero creyendo de veras en lo que hacemos, y orgullosos/as de participar en esa dura tarea que es difundir informaciones, comentarios y reportajes que permitan, a la clase obrera y a otras capas populares, afrontar el tremendo bombardeo mediático de la burguesía.
Hoy, sin embargo, tras haber provocado el pasado mes de abril una escisión en el Partido con un grupo minoritario de miembros del Comité Central, elegido éste democráticamente en el Xº Congreso los días 11 y 12 de Junio de 2016, y después de haber despreciado el principio leninista del centralismo democrático, te dispones engañosamente a liderar un partido usurpando el nombre de nuestra organización política. Dices que lo hacéis porque el PCPE, surgido de la traición eurocomunista del PCE en 1984, ya no es comunista ni revolucionario. Añadiendo calumniosamente que estamos enfrascados en “una deriva político-ideológica de colaboración de clase”, en “una erosión oportunista-trotskista”, y en otras especulaciones más o menos pintorescas con sabor griego.
Te aseguro que si no fuera por la gravedad del asunto, tamañas fabulaciones me producirían sólo hilaridad. Pero la felonía es de tal magnitud, con tal carga esquizofrénica, que es desprecio lo que me invade. Por varias razones: porque con tu actitud conspiradora dañas, como escribía Julio Díaz recientemente, la herramienta más importante de la clase obrera que es su Partido Comunista, cosa que el capitalismo te agradecerá; también porque nada os impide andar vuestro propio camino defendiendo vuestra “pureza ideológica”, pero no en ni con nuestro nombre, y porque vuestros juicios de valor, infectados de sectarismo, no se corresponden en absoluto con la realidad. Nuestro secretario general, Carmelo Suarez, sigue defendiendo el marxismo-leninismo y el socialismo, y la militancia obramos diariamente por construir el partido que más pronto que tarde lo consiga.
Respecto a mí sólo decirte unas palabras: tengo 69 años y me siento comunista desde que cumplí los 16. Milito en el PCPE prácticamente desde su nacimiento, y aunque negros nubarrones han ensombrecido a veces mi militancia, jamás dudé del carácter revolucionario de mi Partido, fruto de las resoluciones debatidas y aprobadas en cada Congreso. Tesis que, contrariamente a ti, yo sí asumo y defiendo. Por último decirte que el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. A nosotros confirmándonos en nuestro compromiso revolucionario, y a vosotros relegándoos al basurero de la Historia. La misma que, por la perfidia perpetrada, nunca os absolverá.
José L. Quirante