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Editorial Octubre 2017

Los acontecimientos que se produjeron con la celebración del referéndum en Catalunya el pasado 1 de Octubre han puesto de manifiesto el grave deterioro del bloque de poder dominante en España, que enfrenta una profunda crisis interna que, con urgencia, le llevará a buscar una salida tratando de iniciar un proceso de Segunda Transición, para tratar de reequilibrar su poder como clase hegemónica en España. Quizás la primera pieza a cobrar sea el actual gobierno de Mariano Rajoy.

PCPE viene analizando en estos últimos años los problemas que tiene la clase dominante en España para enfrentar las dificultades del capitalismo en este país, dificultades que se expresan en diversos órdenes. Una crisis en la cúspide, como la hemos llamado, que afecta al sistema de dominación en todos sus mecanismos de legitimación: Monarquía, sistema de partidos políticos, sistema judicial, unidad territorial, etc., y que se da en simultáneo con una crisis en el sistema español de acumulación capitalista, dentro de un escenario de profunda crisis del capitalismo internacional.

Gobierno del PP de Mariano Rajoy actúa guiado por una combinación de prepotencia imperialista y torpeza paleta, que le está colocando al borde del abismo. Sus decisiones en el tema de Catalunya son un cúmulo de despropósitos, que solo es posible comprender por la continuidad de los poderes fácticos del anterior régimen de la dictadura de Francisco Franco, y por la forma en que se dio la Transición dejando impunes todos los mecanismos de la violencia del Estado fascista. Es esa desgraciada España que no queremos la que marca la línea de actuación del Gobierno de Mariano Rajoy, que es jaleado en las calles por grupos parafascistas, legionarios y católicos integristas. Un ejemplo de esto es el mando de la Guardia Civil que el gobierno ha enviado a Catalunya al frente de las fuerzas represivas para impedir el referéndum, Diego Pérez de los Cobos, que tiene en su currículo el que fue juzgado por un delito de torturas contra un activista vasco. Y mil ejemplos más que se pueden citar en este mismo sentido.

El viejo bloque de poder dominante en España no ha sido capaz de reconvertirse en sus aspectos más cavernarios que le vienen de sus propios orígenes históricos, a pesar de su incorporación a la UE y de la aceptación de las formalidades de la democracia burguesa moderna con la Constitución del 78. Este bloque sigue formado por la misma élite de raíz terrateniente y conquistadora, integrista y patriarcal, incapaz de desarrollarse como clase social permeable a los cambios que el mismo desarrollo del capitalismo ha generado. La confrontación con una burguesía que sí se ha caracterizado por su mayor capacidad de modernización, la catalana, al calor de un capitalismo más dinámico, era un hecho previsible que, además, ha tenido unos antecedentes históricos incuestionables, que siempre se saldaron en la historia con el ejercicio de la violencia por parte del bloque de poder español.

La jornada del referéndum nos dejó una estela de imágenes incuestionables, que reflejan el grado de violencia de la policía del Estado contra el pueblo de Catalunya. Ya fueran personas mayores, o con limitaciones para su movilidad, todas fueron agredidas de la forma más brutal, golpeadas, arrastradas, ensangrentadas, baleadas o gaseadas, por unas fuerzas de policía que siguen siendo formadas en las Academias de policía por los mandos más franquistas, que nunca fueron depurados en el proceso de la llamada Transición política. Los Mossos se han desmarcado de esta agresiva violencia, dejando constancia, también en este aspecto, de las diferencias existentes entre Catalunya y el resto de España.

Esta situación plantea un alto reto para la clase obrera y para los sectores populares, tanto en Catalunya como en todo el Estado.

Es necesario responder desde las posiciones de clase para golpear al bloque de poder burgués, ahora que tiene una situación de inestabilidad. Si, frente a esta crisis del bloque de poder dominante, no se activa la movilización y la lucha obrera y popular combativamente, la burguesía será capaz de reequilibrar su poder de la dictadura del capital sin hacer para ello grandes cambios. En esta situación será la movilización amplia de todos los sectores obreros y populares en todo el Estado el factor determinante para decidir el desarrollo futuro de la actual crisis del sistema de dominación en España.

La confrontación más inmediata con el sistema de dominación hay que centrarla en aquello que define la actual coyuntura de la lucha de clases como más determinante: la responsabilidad política por la actual situación, y el derecho de los pueblos que se reprime. Esto es, dimisión del Gobierno de Mariano Rajoy y defensa del derecho de Autodeterminación.

Con esas dos banderas es posible unir un amplísimo bloque obrero y popular, cuya movilización activa y combatiente será capaz de cambiar la actual correlación de fuerzas en la lucha de clases en el Estado, y también en Catalunya, para un desarrollo del actual conflicto más favorable para los intereses de la clase obrera y de los pueblos del Estado.

Esta movilización tendrá que ser orientada a fortalecer las estructuras organizativas existentes, que no son hoy fuertes, y a generar un proceso de constitución de Comité Populares en barrios y pueblos, así como en los centros de trabajo la formación de Comités para la Unidad Obrera. Sobre estas estructuras organizativas será posible articular el necesario movimiento de masas que pueda colocar a la clase obrera a la ofensiva, saliendo del actual arrinconamiento en que se encuentra hoy.

El PCPE llama a la clase obrera, y a los sectores populares, a tomar una posición activa frente a la actual situación, entendiendo que la actual debilidad de nuestro enemigo de clase es una oportunidad para el desarrollo de nuestra capacidad de lucha. Organicemos esta lucha con una amplia unidad para derrotar al régimen del 78 y crear condiciones más favorables para la conquista de los intereses de la mayoría social.

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