Trabajas dos horas a la semana, no estás en paro

El manejo de las cifras del empleo es uno de los recursos fundamentales de la demagogia de cualquier gobierno burgués. Pero, en tiempos de crisis y agotamiento histórico de la formación capitalista, la manipulación de la real situación de la clase obrera española llega a un descaro sin límites.

Se publican los resultados de la EPA (Encuesta de Población Activa) del cuarto trimestre de 2016 y el Gobierno del PP no para en autocomplacerse del “tremendo éxito de sus políticas de empleo”. Ahora hay una población activa con empleo de dieciocho millones y medio de trabajadores/as. La mejor cifra en mucho tiempo. Por tanto la conclusión: “es necesario seguir con estas políticas de empleo” y, por supuesto: “no tocar las últimas contrarreformas laborales”.

En el versallesco debate dentro del Parlamento burgués, ninguna de las fuerzas políticas con presencia en el mismo, parece encontrar argumentos para literalmente machacar estas demagógicas afirmaciones del Ministro de turno.

Pero lo cierto es que la clase obrera de este país sufre cada día una explotación muy superior; que el precio de la fuerza de trabajo baja de una forma continuada; y que la pobreza y el deterioro de las condiciones de vida del proletariado español conforman una realidad incuestionable. Un amplio porcentaje de la infancia en las familias obreras tiene una alimentación de todo punto insuficiente, en el mismo límite de la pobreza e incluso de la desnutrición.

Pareciera que esa realidad no la ve (no la quiere ver) el Gobierno, y tampoco el resto de fuerzas parlamentarias.

Pero ésta es una realidad que sí vemos quienes militamos todos los días por la revolución, desde nuestra cercanía y complicidad con la clase obrera española.

Hay en España una población en paro, reconocida oficialmente, de 4,2 millones de personas. Más de la mitad de ese colectivo obrero, 2,1 millones, no cobran prestación por desempleo, esto es, viven de la caridad-solidaridad o de miserables ayudas “sociales”.

Pero de esos 18,5 millones de trabajadores/as que cuentan como población activa ocupada sabemos que el 22% cobra salarios por debajo de los trescientos euros. Es decir, salarios que no cubren, ni remotamente, las necesidades básicas, ya no de una familia, sino de una persona. Trabajas dos horas a la semana, no estás en paro. Eso dice el Gobierno.

Ese 22% significa que cuatro millones de trabajadores/as con empleo que tienen salarios de absoluta hambre.

En total constatamos, con estos datos, de forma incuestionable en el cuarto trimestre de 2016, un paro real de más de ocho millones de miembros de la clase obrera. Lo cual significa una tasa de paro real del 35,2%. Y no estamos en el fondo de la crisis.

¿A qué vienen las alegrías del Gobierno del PP?

La tarea de un Partido Comunista no es otra que la de ayudar a la clase obrera a comprender cuáles son las condiciones de su explotación para, a partir de su correcta interpretación política, organizar la lucha política de respuesta a las condiciones concretas de la explotación capitalista en España.

¿Puede el capitalismo español cambiar esta realidad? ¿La cambiarán las organizaciones políticas de las distintas socialdemocracias?

Hay que ser muy tajantes: Esta situación no se puede cambiar dentro del capitalismo español. Es la lógica propia del sistema, la explotación a la medida de las necesidades del capital.

Lo que ellos llaman “salida de la crisis” no es otra cosa que cierta recuperación económica por parte del gran capital monopolista, y del capital financiero, sobre la base de esta desvalorización de la fuerza de trabajo. ¿Qué no estamos en el fondo de la crisis? Cierto, en el 2010 el sistema estaba en el fondo del pozo, ahora, con las contrarreformas laborales, se recupera levemente la ganancia de las clases dominantes, que no las de la clase obrera.

Pero eso no significa de ninguna de las maneras que haya esperanza alguna para la clase obrera dentro del sistema capitalista.

El futuro es de organización y lucha si no queremos esta esclavitud, y nuestro objetivo es convencer a la clase obrera para que ocupe su lugar, y derrotar a este sistema bárbaro y cruel.

Carmelo Suárez

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