La ilusión de mejorar sin luchar mantiene hoy paralizada a la clase obrera

Ante esta pregunta, las clases dominantes hacen creer que sí, que si cualquier miembro de la clase obrera si se esfuerza conseguirá un mejor salario y vivirá mejor.

Los discursos del Gobierno tienen un aire triunfalista cuando mencionan la cantidad de empleo creado en 2016 (413.900). Con aire solemne, a continuación, en una concesión de hipócrita modestia añaden: “Pero todavía queda por hacer, y por eso hay que seguir con las mismas políticas, que son las que dan resultado. Nada de derogar la contrarreforma laboral”

Hemos publicado en UyL en los últimos meses algunos trabajos sobre los bajos salarios que recibe actualmente una buena parte de la clase obrera que tiene empleo, y cómo los mileuristas hoy tienen la consideración de “escala alta de los salarios” en los salarios del sector privado.

Los consejeros y administradores contentos

Un dato clarificador también, ante el que no es necesario hacer grandes argumentaciones: Las retribuciones de los consejeros y administradores de empresas, a día de hoy, se han incrementado en un 45% desde el año 2008.

Por otro lado la caída media de los salarios en ese mismo período, en el sector privado, ha sido del 2,7%. Afectando en mayor medida a los salarios más bajos, cuyo porcentaje de bajada llega a los dos dígitos.

El capitalismo español consigue remontar ciertos resultados empresariales precisamente por esa reducción de la cuantía de la masa salarial.

Se confirma en la práctica un principio formulado por Marx: Con el desarrollo del capitalismo la clase obrera es sometida a un progresivo proceso de empobrecimiento. Dicho de otra manera, los capitalistas necesitan reducir el precio de la fuerza de trabajo para tratar de mantener su ganancia. La ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia coloca a los capitalistas ante la necesidad ineludible de aumentar la explotación para tratar de contrarrestar, aunque sea temporalmente, esta ley inexorable.

Internacionalización del capital y reducción del precio de la fuerza de trabajo

En una situación de altísima internacionalización del capital, los capitalistas tienen todas las facilidades para elegir a aquella fracción de la clase obrera que más les conviene explotar directamente, estableciendo una competencia internacional en el interior de la misma clase obrera por acceder a los puestos de trabajo, presionando con ello los salarios a la baja.

La internacionalización capitalista tiende a igualar los salarios de la clase obrera mundial, pero, como consecuencia de la ineludible extracción de plusvalía esos salarios se igualan a la baja.

La estúpida ilusión –que ya poca gente repite- de que con la UE “todos vamos a tener salarios alemanes” es una simple demagogia utilizada por el capital en la lucha ideológica para someter a la clase obrera a las estrategias del capital monopolista en el actual imperialismo.

Como la realidad es tozuda, por más que una parte de la clase obrera quiera engañarse -entre otras razones para no enfrentar la necesidad de luchar por la revolución-, la situación de la clase obrera española no mejorará bajo el capitalismo en el próximo futuro. Más explotación, más dictadura patronal, y más pobreza, es lo que el capitalismo ofrecerá a la clase obrera en adelante.

Lucha ideológica por la revolución

El combate de ideas, entre la ilusión de que el sistema va a mejorar la situación de la clase obrera y la objetividad de que la dictadura del capital no aflojará los grilletes ni las cadenas, se sitúa en el centro de la lucha ideológica hoy.

Los medios de comunicación, que no pueden soslayar la evidencia de esta situación extrema, publican en ocasiones informes como el más reciente de Intermón Oxfam, que ilustra muy bien el altísimo proceso de concentración y centralización del capital. Pero, que no cuestionan para nada el sistema capitalista, y el mensaje se centra en la necesidad de “perfeccionar el capitalismo” para evitar estos “desajustes”.

El PCPE tiene una tarea de primer orden en dar la batalla de ideas para explicar en toda ocasión, y con un análisis muy pormenorizado de las condiciones concretas de la actual explotación capitalista, que el capitalismo nada tiene que ofrecer a la clase obrera ya. Y que la tarea que se sitúa en el orden del día para la clase obrera es la de actuar como sepultureros del capitalismo, y tomar el camino hacia la revolución socialista como una necesidad inaplazable.

Por ello nuestra actual consigna “Sobran los capitalistas”, sintetiza en muy pocas palabras el análisis del momento actual de la lucha de clases.

Juan García Corredera

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