Nos encontramos ante una nueva Diada Nacional de Catalunya, que viene marcada como en anteriores ediciones por una reactivación del independentismo, con nuevas manifestaciones gigantescas en varias ciudades de Catalunya. De la anterior Diada hasta hoy se ha podido visualizar la continuidad de la confrontación de dos proyectos de construcción del capitalismo, el proyecto del estado-nación español y el del estado-nación-catalán, que tienen en común el querer situar a la clase obrera catalana como una simple compañera de viaje o espectadora de las políticas que impulsa el enemigo de clase.

El Partit Comunista del Poble de Catalunya (PCPC), durante todo este proceso, siempre ha mostrado una posición clara e independiente. El pueblo catalán, y por tanto, la nación catalana, tiene derecho a su autodeterminación y, si así lo decide, a su independencia. Nuestra propuesta -compartida con el PCPE, nuestro partido hermano- sigue siendo la defensa de la República Socialista de caràcter Confederal, porque permitiría la unión voluntaria de pueblos y naciones que componen el Estado Español y, al mismo tiempo, porque la clase obrera lograría su emancipación hacia una sociedad comunista-socialista. Eso es hablar de SOBERANIA EN MAYÚSCULA. Los y las comunistas de Catalunya, no podemos apoyar ningún proyecto subordinado al imperialismo de la OTAN y la UE. No podemos apoyar, como partido de la clase obrera, que ésta se subordine a intereses ajenos y contrarios a nuestros intereses.

La composición del Parlament de Catalunya, surgida de las elecciones de carácter plebiscitario del 27S del año pasado, dio alas a las fuerzas independentistas para seguir con la desconexión del Estado Español. La elección in extremis de Carles Puigdemont, como nuevo President de la Generalitat el pasado 9 de Enero del 2016, gracias al acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP, permitió a los representantes de la fracción dominante de la burguesía catalana desbloquear la situación y dotarse de la estabilidad parlamentaria necesaria para gestionar el capitalismo en Catalunya, e impulsar la hoja de ruta de 18 meses hasta el referéndum de la constitución catalana. El plan de choque social, pactado entre Junts pel Sí y la CUP, es puro maquillaje que no tendrá repercusión alguna en favor de la clase obrera catalana y de los sectores populares.

En la actual situación de un Gobierno español en funciones, se ha visualizado la amenaza con la disolución de las instituciones catalanas si se realizan los pasos encaminados a constituir la República Catalana. En el discurso de investidura del 30 de Agosto, Mariano Rajoy se encarnizó contra el proceso independentista catalán, y afirmó que “ el único pueblo soberano es el español “. Ante las pocas expectativas de ser investido habrá que ver si hay nuevas negociaciones para alcanzar lograr otra fórmula de gobierno, o se convocan unas terceras elecciones. Mientras tanto en Catalunya dicha incapacidad de formación de gobierno servirà para que los independentistas de Junts pel Sí y la CUP ganen tiempo y puedan renovar su pacto soberanista. El 28 de Septiembre Carles Puigdemont, que hasta ahora era partidario de desarrollar el Procés sin vulnerar la Ley espanyola, se someterá a una moción de confianza. La antigua Convergència Democràtica de Catalunya (refundada en Partit Demòcrata Català) ya está utilizando buena parte de la terminología de las CUP y, especialmente, cuando hablan de Referèndum Unilateral de Independència (RUI). La superación de la Moción de confianza permitiría al gobierno de Puigdemont la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat que la burguesía necesita. La CUP también exigirà la aprobación de la partida presupuestaria para realizar el Referéndum y, al mismo tiempo, la aprobación de las nuevas leyes catalanas (tributarias, de la seguridad social) que sustituiran las leyes españolas. A partir de ahí el Parlament se podría disolver y se convocarían nuevas elecciones para la llamada República Catalana. Los llamados anticapitalistas de las CUP, immersos en sus contradicciones, quieren hacer valer sus 10 escaños, forzando la ruptura con el Estado Español, y así evitar que el proceso constituyente y la hoja de ruta se conviertan en un instrumento para llegar a una negociación a medio plazo del reparto del poder con el Estado Español. Eso no entraría en sus planes. En cualquier caso hay que recordar que la CUP, bajo la reivindicación falsa “ de sentit de país “, está apoyando a los representantes de la burguesía prosionista y proatlantista.

En este curso político ya iremos analizando la evolución de todo este proceso, y de sus actores. Especialmente relevante puede ser el papel de Podemos/Podem, que en Catalunya fue la primera fuerza en las elecciones del 26 J debido, en buena parte, por la promesa de celebrar un referéndum en Catalunya. Vamos a ver si quieren hacer algun “regalo a la historia “, como la hicieron el PCE Y PSOE con los tristemente célebres Pactos de la Moncloa de 1977.

Sisco García i Llop

Sec Gral del PCPC y miembro del CC del PCPE.

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