Intentan que estemos todos tan desmaterializados, tan insustanciados y tan insípidos que por todas partes nos ofrecen productos "laigt", sin, desde la famosa bebida de la aterradora multinacional hasta el vino sin alcohol ("laigt"¡¡¡¡ aggggggggggpufff!!!!).
En esa dirección camina uno de los últimos artefactos para dinamizar la economía —que según nuestros excelsos gobernantes actuales y voceros catarriberas nunca ha padecido una crisis del capital; por el contrario fue una mala gestión del anterior equipo gobernante y de la malsana codicia de algunos; se sabe, pues, que hay codicia sana—, consistente en colocar % "sin" los tipos de interés. Al mismo tiempo el Banco Central Europeo dispone que el dinero depositado por la banca en él pague por tenerlo almacenado. Y no sólo en el marco de la unión monetaria: Suiza, Suecia y Dinamarca disfrutan tasas de interés negativas.
Por supuesto, esta clase de gente no está en condiciones humanas normales para admitir que el capitalismo actual padece una crisis de sobreacumulación, una carencia grave a la hora de extraer la plusvalía necesaria, lo que conlleva una caída de la tasa de ganancia. La clase a la que pertenecen obliga a cometer actos ilusionistas para reforzar su posición de clase y su sistema de explotación, aunque esa deriva conlleve dificultades mayores para superar el disvalor creciente del capital. Pretenden valorizar capital saliendo de Guatemala y aterrizando en Guatapeor. Afortunadamente somos más los que no nos dejamos engañar por la escuchimizada zanahoria puesta delante del que carga.
Quieren que creamos que los bancos sufren una indolencia leve, pasajera, bastaría darles un empujoncito para convertirlos en atletas campeones de la concesión de créditos.
Pero, en absoluto está la banca por esa labor. Y por razones varias, como la que representa la colosal cantidad de capital excedente (ahorrado) que no puede ser invertido en la producción (cerca de 3 billones de dólares anuales), por tanto, la demanda de créditos a nivel europeo y mundial es no significativa.
O lo que representa para la banca y para los fondos inversores buitres (es decir todos) la ganga, por ahora, de comprar deuda soberana de los países, sobre todo los metidos en apuros. Con dinero del banco central a interés % "sin".
En esa tesitura la banca no va a adoptar una revisión de su política de prestamista-usurero hacia las escuálidas y raquíticas pequeñas empresas y menos hacia el pueblo trabajador. Su usura va dirigida hacia zonas más rentables, a países a los que con su poderío pueden exigir que no haya fallos ni retrasos en la devolución, aplicando todas las medidas-recortes necesarios sobre los que ellos consideran los únicos con licencia para pagar: los paganos de siempre, la clase trabajadora.
Por otra parte, buscan con desesperación síntomas en la economía real que les dé un suspiro de alivio; dirigen su mirada a China por si pudiera repetir los anteriores niveles de crecimiento superiores a los dos dígitos anuales. Situación con toda seguridad irrepetible: China no volverá a consumir en tres años más cemento que U.S.A. en el último siglo.
El insuficiente aumento de plusvalía capacitada para remunerar un capital creciente impulsa a la baja la tasa de beneficio, siendo el problema fundamental de las crecientes tensiones, belicosidad y dificultades del capitalismo actual. Como sistema ha dejado de ser operante para la inmensa mayoría de la humanidad a la que, de persistir su opresiva presencia sólo ofrece penuria, miseria, dolor…
La salida es acabar con este sistema, por eso la Revolución será socialista, o no será.