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Prácticamente no existe semana en la que los principales periódicos de Asturias no tengan entre sus titulares algún titular sobre el Hospital Universitario Central de Asturias  (HUCA) y no todas ellos positivas, a pesar de los esfuerzos propagandísticos del gobierno del Principado. Así pues, podemos leer noticias como el hundimiento de parte del techo de la cocina, la caída del sistema informático, la saturación de las consultas, y así unas cuantas carencias más en los servicios e infraestructuras del centro.

 

Para adentrarnos un poco en el por qué suceden estos hechos debemos mirar a dos partes, por un lado  a la propia construcción del HUCA y por otra parte al papel de la empresa GISPASA (Gestión de Infraestructuras Sanitarias del Principado de Asturias Sociedad Anonima).   

Allá por el año 2003 salió a luz un plan funcional con el proyecto del nuevo HUCA. En aquel plan todo eran maravillas, el nuevo hospital iba a estar equipado con la ultima tecnología, e iba a tener más espacio y recursos que el anterior; pero buena parte de ello quedó en agua de borrajas, como por ejemplo la construcción de un edificio independiente en el entorno del hospital que albergarse la biblioteca universitaria.

Sin embargo, a pesar de que no se han construido todas las instalaciones previstas en un inicio, el sobrecoste de las obras del HUCA ha sido de más de 100 millones respecto al precio inicial de 200 millones. A este sobrecoste hay que sumarle por lo pronto los costes en concepto de alquiler de los terrenos a GISPASA.

La empresa GISPASA se crea en el año 2003 como una empresa "pública" para gestionar las infraestructuras sanitarias de Asturias. Sin embargo, como vienen denunciando habitualmente los trabajadores del HUCA, lo único público de la misma son sus fondos, ya que se rige por el derecho mercantil privado y sus actuaciones se basan en criterios de mercado como cualquier empresa privada al uso. Así pues, el papel de GISPASA no es otro que el de gestionar como si de un empresa privada se tratara parte de los recursos de la sanidad pública.

Estas actuaciones, así como otras problemáticas relacionadas con la labor de los gestores de esta empresa y del Servicio Público de Salud del Principado de Asturias (SESPA) están siendo respondidas mediante distintas movilizaciones por los trabajadores, estudiantes y usuarios del HUCA.

Este tipo de empresas, ya sean oficialmente públicas o no, son ya tónica habitual en muchos centros hospitalarios. Con ellas se externaliza la gestión del centro respecto al servicio de salud público y así se facilitan las condiciones para su posterior privatización, bien sea a través de esa propia empresa, bien sea a través de otras empresas que se presenten como alternativa de gestión ante las deficiencias existentes.

Todo ello no deja de ser una forma más que tiene el capital de intentar remontar su tasa de ganancia mediante la transformación en mercados de servicios públicos como la educación o la sanidad.       

Enmakón Boyero

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