Según el Fondo, para salvar el empleo "las empresas necesitan más flexibilidad para reducir jornada y salarios". Aún así y desembarazándose del insostenible sistema de pensiones, no habrá salida según el FMI mientras  los consumidores españoles sigan teniendo un perfil  ricardiano (referencia al economista   David Ricardo), en el sentido de que gastamos poco y así  lastramos el crecimiento.  Pero consuela (del complejo de culpa y de no tener dinero para gastar; de chafar la macroeconomía pidiendo prestados los libros escolares para los hijos en vez de comprarlos), saber de la misma autorizada fuente que, al menos, "en la balanza por cuenta corriente España parece tener ya un superávit estructural". No se entiende nada,  pero anima.

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