Desde principios de este año, las plantillas de varios centros de trabajo de Correos, hartas de la sobreexplotación a la que se ven sometidas, han iniciado movilizaciones.

En febrero las asambleas de las dos unidades de reparto de Castelló convocaron huelga indefinida. La dirección de Correos en unos pocos días abandonó su prepotencia habitual y dio satisfacción a las reivindicaciones de los trabajadores: cobertura de todos los puestos de trabajo. En Valencia una unidad de reparto consiguió lo mismo el mismo día en que se declaró en huelga indefinida. En Barakaldo han convocado paros parciales de forma indefinida en días alternos desde el 2 de marzo. En Majadahonda se han declarado en huelga indefinida desde el 16 de marzo. En Algeciras, Chiclana, Cieza, Caravaca, Cartagena, Murcia, Montequinto (Sevilla), Sabadell, Lleida, y en varias unidades de reparto de Madrid se han iniciado también movilizaciones. Los métodos varían, desde el “desayuno reivindicativo” a las puertas del centro de trabajo hasta los paros.

 

El contexto en que se inscriben estas movilizaciones es el de una destrucción brutal de plantilla (en los últimos 4 años se han destruido alrededor de 15.000 puestos de trabajo, seguramente más), y el consiguiente aumento de la explotación, a través de recortes en derechos y sueldos y de sobrecarga de trabajo.

 

Sólo mediante la lucha es posible renacionalizar y socializar Correos, expropiándosela a sus actuales gestores, y convirtiéndola en una empresa al servicio de la clase obrera y no de la burguesía.

 

 

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