SYRIZA pacta gobierno con la derecha nacionalista

El 25 de enero se confirmaron todas las encuestas y SYRIZA resultó vencedora de las elecciones adelantadas griegas, quedando a dos escaños de la mayoría absoluta. El lunes 26, a escasas 12 horas del cierre de los colegios electorales, se anunciaba un acuerdo de gobierno con el partido Griegos Independientes (ANEL), de carácter derechista y nacionalista, que garantiza la estabilidad del gobierno Tsipras al sobrepasar los escaños de ambas formaciones (162) los 151 asientos parlamentarios precisos para la mayoría absoluta.

 

Este pacto, de cuya posibilidad se venía hablando en los últimos días de la campaña electoral, permite imaginar lo que será el gobierno Tsipras. Por una parte, era quizás la única opción para la posibilista y pragmática SYRIZA y, al mismo tiempo, viene a demostrar que la prioridad del nuevo gobierno está en una negociación “responsable” con las entidades financieras y políticas de la Comisión Europea, el BCE y el FMI (la Troika). Es decir, todo lo que Tsipras está dispuesto a llevar a cabo es un enfoque parcialmente distinto en la gestión de las consecuencias de la crisis en su país, aplicando distintas fórmulas capitalistas para afrontar el problema, pero sin que se toquen las raíces básicas del problema que lleva azotando al pueblo griego durante los últimos años.

El primer movimiento de SYRIZA da la razón a nuestros camaradas del KKE: que nadie nos engañe, la llegada de Tsipras al gobierno no va a resolver los problemas de fondo que vive el pueblo trabajador griego ni va a poner en entredicho la participación del país en las estructuras políticas y financieras que han llevado a los trabajadores y trabajadoras de Grecia a una situación insostenible.

El avance electoral del KKE, con aumento de votos y de escaños, cobra mayor importancia ante el vendaval oportunista. La nueva social-demcoracia de SYRIZA liquida al PASOK, pero no a los y las comunistas, que se mantienen firmes en sus posiciones y cuya fuerza en el parlamento se va a sumar a su ya importante poderío en los centros de trabajo y en las calles. En el período que ahora se abre, el pueblo trabajador griego va a necesitar a un fuerte KKE como referente de la lucha obrera y popular consecuente.

La situación de la clase obrera y los sectores populares griegos no se van a resolver de fondo. Quizás las políticas keynesianas que aplique Tsipras inicialmente sean un alivio para situaciones desesperadas de muchos griegos y griegas, pero nada indica en su programa ni en sus declaraciones que tenga intención de tocar los fundamentos esenciales del capitalismo griego, por tanto cualquier solución que ofrezca será coyuntural, temporal, condenada al fracaso en cuanto el ciclo económico vuelva a complicarse.

En todo caso, se abre ahora un momento de gran interés en la política europea. Nuevos actores, en quizás no tan nuevos papeles, van a tener amplia difusión de sus planteamientos y, sin duda, se abrirán fuertes debates en cuanto a unas propuestas u otras de gestión capitalista. No debemos olvidar precisamente eso, que las propuestas “novedosas” que vamos a oír (en España ya las estamos oyendo) son todas ellas de gestión capitalista, de mejora y embellecimiento del capitalismo, de construcción de un capitalismo “de rostro humano” y, por tanto, alejan a la mayoría obrera y popular de una verdadera salida a la crisis en la que sean sus intereses los que prevalezcan, y no los de otras clases sociales. Es el papel de la nueva social-democracia y SYRIZA lo va a jugar a la perfección, mientras la amenaza nazi-fascista de Amanecer Dorado se consolida como herramienta de la patronal que se ofrece para reconducir el desencanto que las políticas posiblistas de Tsipras van a generar. Por eso es más necesario que nunca un KKE fuerte, que se va a enfrentar a grandes retos en el futuro.

Ástor García

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