Los CUO como estructura de coordinación de los colectivos obreros en lucha

Coca cola, Panrico, Minerplan, PSA-Citroen, Gamesa, Atento, Kalise, Sniace, Laminaciones Arregui, Grandes Almacenes, Mineros de Cerredo, Lavandería Hospitalaria Central, trabajadores/as de la educación y de la sanidad, trabajadores/as de la función pública…

 

A golpe pronto nos podrán sonar o no los nombres. Estaremos más o menos familiarizados con la actividad que realizan dichas empresas y sectores, así como los conflictos obreros que se han dado en ellos. También parece que están aisladas las unas de las otras, sin interconexión alguna. Unas empresas medianas o pequeñas, otras son grandes monopolios o hasta incluso sectores públicos en riesgo de ser privatizados.

La pregunta es, ¿qué tienen en común y porque les hacemos referencia? La respuesta es obvia, ninguna de ellas funciona sin la fuerza del trabajo, sin los y las trabajadoras, sin la clase obrera que mueve todos los engranajes y mueve el mundo.

Algunos de estos conflictos han finalizado en una importante victoria para la clase obrera. En otros hemos sido derrotados de forma temporal, pero es el momento de retomar la lucha mediante la unidad y la organización desde la base, recuperando la asamblea de trabajadores como máximo órgano soberano y decisorio, llevando la democracia obrera a cada sector y a cada centro de trabajo.

Ahora bien, aparte de la organización en cada centro de trabajo y sector es necesaria una gran coordinación de todas estas luchas para que cada una de ellas no queda aislada y la posibilidad de victoria sea mayor. Dar forma organizativa a esta coordinación, y es por ello que se constituyen los Comités para la Unidad Obrera (CUO).

Los CUO se constituyen, entre otras, para unificar todas las luchas obreras que se den en el marco del estado. Superando el fraccionamiento sindical y sectorial, rompiendo con la lógica del pacto y la negociación y con el sectarismo sindical. Cada trabajador sin romper con su sindicato o si no está sindicado, tiene el deber de organizarse con sus compañeros en asambleas, tomando los acuerdos de las mismas para garantizar la dirección efectiva de todas las luchas que se den en el marco de una empresa o sector.

Es necesario levantar un frente obrero unido, clasista y combativo, capaz de unir las luchas y hacer frente a la campaña antisindical de los monopolios y sus medios de propaganda, y a las maniobras del oportunismo.

El oportunismo político intenta una nueva vuelta de tuerca en la destrucción de la capacidad de lucha de la clase obrera, llamándola a agruparse en un “nuevo” proyecto ciudadanista e interclasista, negador de las clases y su lucha y destinado a recuperar la credibilidad del desprestigiado modelo sindical de conciliación y pacto con el enemigo de clase, pacto que en las presentes circunstancias de crisis general del sistema capitalista sólo puede tener como resultado la elevación de la tasa de explotación y la destrucción aún mayor de las condiciones de trabajo y de vida de la clase obrera .

Para construir ese frente único de la clase obrera hay que acabar con el aislamiento de las luchas, recuperar las tesis y las prácticas de la solidaridad clasista y combatir con energía el divisionismo que intenta debilitar al movimiento obrero enfrentando a sectores de la clase por su pertenencia al campo o a la ciudad, al trabajo manual o intelectual, por su género, por su nacionalidad, por su cualificación profesional, por su sector de la producción, por su pertenencia a una u otra sigla sindical.

Visualización de las luchas y la solidaridad de clase.

El primer paso que suelen dar los trabajadores en lucha es sacar el conflicto del aislamiento mediático y hacerlo visible al conjunto del pueblo trabajador. La clase obrera no disponemos de grandes radios, canales de televisión o periódicos, pero tenemos el más fuerte de los medios, que es la solidaridad de clase.

Y es que es imprescindible llevar esa categoría obrera de la solidaridad de clase a todo el conjunto de la misma, llevando la lucha de los y las compañeras de una punta a otra del estado e incluso fuera de él. A esto también hay que sumar, sobre todo en aquellas batallas donde la lucha de clases se da de una manera más aguda –en las huelgas– esa solidaridad en forma del sustento necesario para que la batalla se torne en victoria. Estamos hablando de las cajas de resistencia, bajo control de los trabajadores y con las aportaciones del resto de la clase, que suponen un soplo de moral que facilitará que la lucha se torne victoriosa.

Apenas son unos matices de la necesidad que tenemos la clase obrera para organizarnos y llevar la lucha hasta la victoria, ganando batalla a batalla hasta la victoria final.

NADA SE MUEVE SIN NUESTRO TRABAJO

UNIDAD DESDE LA BASE DE TODA LA CLASE OBRERA

Giorgio

uyl_logo40a.png