Como es habitual los medios de propaganda de la burguesía están volviendo a jugar un papel fundamental en cuanto a falsear, manipular y ocultar información. Esta vez respecto al caso de Ébola.

El caso escocés ha sido utilizado en nuestro país para formular todo tipo de especulaciones, en función de la posición asumida por cada cual respecto al “proceso soberanista” en Catalunya. El 55,3% del pueblo escocés ha dicho NO a la independencia, mientras que el 44,7% ha dicho SÍ a la ruptura con el Reino Unido. El movimiento obrero debe extraer conclusiones de este proceso.

Los últimos acontecimientos políticos -la creciente conflictividad social, el ascenso de una fuerza política inexistente hasta las elecciones europeas, la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo y el despliegue del Escudo antimisiles estadounidense en la base militar de Rota-, evocan la máxima marxista de que los hechos y personajes de la historia aparecen primero como tragedia y luego como farsa . Aunque en el Estado español tragedia y farsa parecen entrelazarse sin mediar apenas un suspiro y las farsas, ¡ay las farsas! parecen darse de dos en dos.

 

El recrudecimiento de la crisis capitalista de sobreproducción que arrancó hace siete años y el horizonte tan poco halagüeño que vislumbran los capitalistas para conseguir remontarla en un corto espacio de tiempo, a pesar del abaratamiento del precio de la fuerza de trabajo como ineludible vía con la que contener la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y tratar de reiniciar un nuevo ciclo de reproducción del capital, sitúan a la dominación de la burguesía en el Estado español al borde de una quiebra superestructural que amenaza con convertir la intensificación de la explotación obrera, la generalización de la pobreza o la elevada cifra de paro forzoso entre la juventud de extracción obrera y popular en una incontrolada explosión de rebeldía que bien pudiera servir como caldo de cultivo para las ideas más avanzadas.

El referéndum sobre la independencia de Escocia se resolvió finalmente con la victoria del NO por un margen de más de 10 puntos.

Los dirigentes de la Unión Europea –destacadamente Merkel, Hollande y Cameron- intensificaron en las últimas semanas sus críticas a Rusia. El pretexto son los acontecimientos de Ucrania. Un objetivo prioritario es Vladimir Putin. Uno de los absurdos de esa campaña es la insistencia en presentar al presidente de Rusia como un dictador que estaría empeñado en una política que intentaría la reconstitución parcial de la Unión Soviética.

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